Vanguardia histórica, la asignatura pendiente de Arco
La feria congrega a pocas galerías especializadas en clásicos modernos
No hace falta buscar mucho para encontrar vanguardia clásica en Arco este año. Las pocas galerías especializadas se concentran en el pabellón 8, aunque hay alguna sala que incluye obra de estos clásicos modernos repartida por la feria. Lo mejor, sin embargo, es irse directo a los stands de tres galerías españolas concretas. En la galería Oriol destaca este año la apuesta que han hecho por César Domela (1900-1992), artista holandés que pasó gran parte de su vida en Francia y que durante un tiempo estuvo en la órbita del neoplasticismo de Mondrian. La sala exhibe unos magníficos bajorrelieves realizados con distintos materiales, incluida la piel de tiburón, en los años 40 y 50 con precios entre los 60. Y los 85.000 euros.
"Nos parece un artista interesante que es poco conocido en España y por esto hemos querido aposta por él", comenta Marc Domènech, que también destaca del mexicano Germán Cueto, con piezas realizadas con hilo de hierro. "Las galerías de vanguardia son una asignatura pendiente en Arco porque aunque es cierto que hay que apostar por el arte contemporáneo y emergente, todo esto no se entiende si no se ven los fundamentos artísticos y para eso se necesita ver las vanguardias", señala Domènech. "Si Arco quiere ser la fotografía artística del país tiene que tenerlo en cuenta y dedicarle un poco más de atención", añade al a tiempo que lamenta que muchas galerías extranjeras que en pasadas ediciones venían a la feria con estos grandes clásicos hayan renunciado ante la falta de interés del mercado español.
Pocos coleccionistas
Para José Ignacio Abelló, de la galería Guillermo de Osma, muy cercana a la sala Oriol, en España hay coleccionistas interesados por la vanguardia, pero son escasos. "De hecho los grandes clientes de este tipo de arte son los museos", afirma al tiempo que también reivindica una mayor presencia de galerías clásicas en la feria "para hacer piña y fomentar el mercado". En su stand destaca un interesante cuadro de Lázlo Moholy-Vagy (1895-1946) que afirma proviene de una colección privada estadounidense y refleja muy bien los intereses de este fotógrafo y profesor de la Bauhaus en su etapa americana. El precio, unos 800.000 euros.
La otra galería especializada es Leandro Navarro, que también se apunta a considerar importante que los referentes de lo que se hace hoy pueda verse con mayor abundancia en la feria. En su stand destaca un Picasso de 1937, el año en que pintó el Guernica. Es una naturaleza muerta de tonos ocres que vende por 1,2 millones de euros. Lo que más destaca en su espacio es, sin embargo, un cuadro de Morandi de una sutileza fascinante que se vende por 1,4 millones de euros.
Aquí y allá también pueden verse obras de Calder, Picabia u otros maestros de vanguardia, pero definitivamente los clásicos modernos no tienen su año en esta edición de Arco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.