Los Grammy coronan el 'country' de Lady Antebellum y el rock de Arcade Fire
Alejandro Sánz logra el galardón como mejor Álbum Pop Latino por 'Paraíso Express'.- Lady Gaga logra un gramófono con 'The Fame Monster'
Los galardones son lo de menos en la gala de los premios anuales que concede la Academia estadounidense de la música, los Grammy. O eso se deduce de su 53 edición, que se celebró el domingo por la noche en el Staples Center de Los Angeles. De las 108 distinciones que se entregaban solo 10 fueron incluidas en la retransmisión televisiva de tres horas y media. El resto se concedieron en el relativo anonimato de una ceremonia previa a puerta cerrada.
Los entregados discursos cedieron el espacio al espectáculo para todas las edades. En un esfuerzo de integración generacional, las actuaciones fueron desde los números de aventajados alumnos de escuela primaria (Justin Bieber, Jaden Smith) hasta los de veteranos con poco o nada que nada demostrar (Bob Dylan, Mick Jagger, Barbra Streisand).
Una muestra de la vocación por hermanar épocas la dieron las dos potentes actuaciones iniciales. Para un homenaje a la convaleciente Aretha Franklin (18 veces ganadora de un Grammy) se unió a Jennifer Hudson, Christina Aguilera, Florence Welch, Yolanda Adams y Martina McBride para interpretar una ensalada de sus grandes (estos sí pueden defender tal cliché) éxitos. Una delgadísima -pero entera- Franklin habló después en un vídeo grabado en Detroit.
Tras la reunión de divas, tres talentos emergentes sumergieron sus temas en un baño en blanco y negro de estética sesentas, cargado de finas corbatas y tupés. Bruno Mars, B.o.B y Janelle Monáe disfrutaron de uno de los momentos más logrados de la gala para presentar unidos sus canciones respectivas: Nothin' on you, Grenade y Cold War. Las bandas de rock, especialmente, Muse -que se hizo con el galardón en esa categoría, imponiéndose a Neil Young o Pearl Jam- tuvieron que lidiar con pantallas de fuego de una épica un tanto histérica. El mismo recurso se puso al servicio del dúo de Rihanna y Eminem, Love the way you lie.
Eminem se llevó dos premios en la categoría de rap: mejor solo y álbum. Un total decepcionante, teniendo en cuenta que llegó como el más nominado de la noche con 10 candidaturas. Siempre tocado por una mueca de dolor o tensión, Eminem parecía destinado a culminar su reconciliación con la industria anoche, pero hoy será coronado por la maquinaria de las etiquetas como el gran perdedor de la noche.
La otra gran decepción de la velada se la llevaron los seguidores de Justin Bieber que vieron como el talento no empaquetable de Esperanza Spalding, de 26 años, le arrebataba el premio al mejor artista revelación. Es la primera artista de jazz en imponerse en esta categoría. Pero si algo tiene Bieber, de 16 años, es tiempo para ganarlos.
Otros ganadores poco esperados a la fiesta fueron Lady Antebellum y Arcade Fire. El grupo de Nashville, fenómeno de ventas en EE UU, se hizo con cinco galardones. Entre ellos, el de mejor canción y grabación por su tema Need to Know y el de mejor banda country. Por segundo año consecutivo, este género se erige como el (siempre relativo) vencedor. Por su parte, el combo canadiense de indie a gran escala fue distinguido con el premio gordo. El álbum del año, según los Grammy, es The Suburbs. Esta mañana, las televisiones generalistas estadounidenses se preguntaban: ¿Quién demonios son Arcade Fire?
Otra pseudo dama, Lady Gaga, estaba llamada a protagonizar la noche. Lo hizo a medias. Su entrada en el estadio dentro de un huevo-embrión quedará como uno de los momentos destacados de la edición. La artista solo salió del artefacto sobre el escenario para interpretar por primera vez en directo el sencillo de presentación de su nuevo álbum, Born this way. Lady Gaga optó por una puesta en escena casi desnuda, con ella y su cuerpo de baile ataviados con paños de piel sintética translúcida para representar ese nacimiento televisado. Fue sencilla para sus hiperbólicas costumbres. Gaga obtuvo tres de los cinco galardones a los que optaba (mejor cantante femenina de pop, álbum vocal de pop y vídeo). El mismo número que Jay Z o John Legend.
El podio cuantitativo continúa con Usher, Herbie Hancock. Black Keys y Jeff Beck que se unen a Eminem en la liga de los dos galardones. Cee Lo Green se fue a casa solo con uno (mejor interpretación urban o alternativa), pero con la certeza de que la suya fue la más pintoresca actuación. Es dudoso que su atuendo de pájaro guardara relación alguna con el huevo de Lady Gaga, aunque la coincidencia da para buenos titulares. Ataviado con plumas de colores, secundado por un coro de teleñecos y acompañado de Gwyneth Paltrow, ofreció una versión amable de su Fuck You, que se convirtió en Forget You.
Nada de eso necesitó Mick Jagger en su primera actuación en los Grammy a los 67 años. "Estoy encantado de estar aquí", dijo antes de versionar Everybody Needs Somebody To Love, en homenaje al fallecido Solomon Burke. Después, armado solo con zapatillas deportivas y un físico aún asombroso, demostró lo poco que en realidad necesita la música para resultar catártica.
Parecido alegato estaba detrás de la participación de Bob Dylan, de 69 años. Ken Ehrlich, productor de la gala, le convocó para un tributo a lo acústico en tres actos. En un lado de un escenario nostálgico, aparecieron Mumford&Sons para interpretar The Cave; en el otro, Avett Brothers para tocar Head full of doubt, road full of promise. Finalmente, dos bandas que reivindican la herencia del folk se reunieron en el centro alrededor de Dylan para versionar Maggie's Farm. Sin llamas, muñecos, plumas, huevos, ni fuegos artificiales.
En el terreno latino los gramófonos dorados fueron a parar a Paraíso Express, de Alejandro Sanz (recién mudado a Universal), como Mejor Álbum Pop Latino; El existencial, de Grupo Fantasma, como Mejor Álbum Rock Latino; Viva la tradición, de Spanish Harlem Orchestra, como Mejor Álbum Tropical; Recuerdos, de Little Joe y La Familia, como Mejor Álbum Tejano.
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