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La lidia

Y la Monumental México hizo a la torera

Sumamente emotivo resultó el debut de Hilda Tenorio como matadora. No sólo por presenciar la toma de alternativa de la primera mujer en la historia de la Monumental Plaza de Toros México, sino, sobre todo, por el toreo suave que expuso en esta corrida de doctorado.

Una tarde para el recuerdo para los aficionados de verdad, que sin ningún tipo de prejuicios acudieron y presenciaron un logrado debut de la torera. Esa tarde, Hilda Tenorio ganó por méritos propios su lugar en la historia de la tauromaquia. No se olvidará que fue esta mexicana quien por primera vez logró la alternativa como mujer torera en La México.

Al lidiar al primero, la diestra michoacana ejecutó una tanda de chicuelinas apretadas a la cintura de excelente hechura, en la que mostró su temple y valor torero. Desafortunadamente, al resultarle un enemigo debilucho y soso, pudo sacarle poco. A pesar de los esforzados doblones y pases por derecha y por izquierda, el burel se negó a humillar y a salir de su letargo, por lo que acabó por no conectar con nada ni con nadie. Al final, la torera erró con un claro bajonazo, pero aun así salió al tercio por su entrega y valor.

RANCHO SECO / MEJÍA, RUIZ MANUEL Y TENORIO

Toros de Autrique (6), desiguales de estampa y de embiste; el 4º y 6º, con casta y nobles; el 1º y 2º, nobles pero sosos; el 3º y 5º, ásperos y flojos.

Manolo Mejía: estocada falsa y honda caída (silencio); y honda vertical (dos orejas).

Manuel Ruiz Valdivia, Ruiz Manuel: pinchazo, estocada media tendida y casi entera tendida —primer aviso— (silencio); y media trasera tendida —primer aviso— y un descabello (abucheo).

Hilda E. Tenorio Patiño (toma la alternativa): dos pinchazos y estocada baja (palmas y salida al tercio); y pinchazo y honda tendida (una oreja).

Monumental Plaza México. 28 de febrero. 18ª corrida de la Temporada Grande. Cuarto de entrada.

En el sexto del encierro, Tenorio lució magnífica, imponiéndose a su astado con tandas de templadas verónicas y acompasadas navarras que mostraban su plenitud torera. Con la muleta consiguió meterlo con suaves y largos doblones que acabaron por bajarle la testa. Y sin soltarlo, continuó bajándole la pañosa para plantarle finos derechazos que con cambio de mano remataba por la izquierda, con los que se siguió de largo hasta acabar seduciendo a su enemigo. Una vez metida en la faena, siguió cruzándose al toro para mandarlo y ligarlo con naturales largos y profundos, consiguiendo las palmas. Lamentablemente pinchó, aunque después afinó el tino y logró una honda que lo hizo doblar en segundos. Sin el pinchazo se habría llevado dos orejas, pero una resultó un justo premio para tan fina faena.

Manolo Mejía es un torero que sabe torear cuando se lo propone. Y esa tarde lo logró. Dejó atrás su actuación de noviembre pasado, y supo aplicarse con gran emoción torera a sus dos astados de rigor. En el segundo ejecutó chicuelinas rematadas con vistosa revolera completa. A pesar de los virajes bruscos de su enemigo, pudo recetarle derechazos sin despegarle el paño a la cara del toro. Y así siguió frente a un soso aturdido que no acababa la embestida. Le faltó explotar más su lado izquierdo para completar la faena.

En el cuarto, Mejía logró su mejor faena de la temporada, al saberle tomar el sitio a Lugareño. Arrancó con naturales a media altura largos y de buen temple. Al ver que no pasaba por el derecho, planteó su toreo por el contrario y le facturó tres grandes tandas de naturales que remataba con pases de pecho en contrario. Citó también con inspirados molinetes combinados con trincherazos firmes que le aplaudió merecidamente la afición. Concluyó despachando a su enemigo con una excelente estocada, para acabar consiguiendo generosamente dos orejas.

De Ruiz Manuel hay poco, muy poco o nada que decir. Cierto que tuvo la mala fortuna de lidiar con lo peor del lote, al inicio con un tercero áspero calamochero y después con un quinto que era imagen viva de un buey impresentable, más propio de un rodeo vaquero que de un coso taurino. Pero aun con esa disculpa, al torero de Almería nunca se le vio mandar sobre ninguno de sus toros, ni templarlos en ningún pase, ni acortarles la distancia para forzar las embestidas, ni siquiera una buena estocada. En fin, nada decente hizo.

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