La actualidad irrumpe en la gala de los Premios Príncipe de Asturias 2009
El paro y la crisis económica protagonizan una ceremonia sobria y breve
Ha sido una ceremonia corta y poco dada a la frivolidad, como la misma nómina de los premiados (que no están los tiempos para grandes alardes). Una entrega de los Premios Príncipes de Asturias a la que asistió un invitado excepcional, la actualidad. Lejos de los discursos diletantes, los galardonados encargados de dictar un discurso (José Narro, por la Universidad Nacional Autónoma de México; Margaret Chan, de la OMS; Klaus Wowereit, alcalde gobernador de Berlín; e Ismaíl Kadaré) trataron asuntos de esos que llenan los periódicos.
La gripe A, los problemas económicos, las deudas pendientes de la capital berlinesa en las vísperas de las celebraciones del 20 aniversario de la caída del muro... Y, sobre todo, el paro, asunto que sacó a relucir el Príncipe el mismo día en que se han conocido los datos de la Encuesta de Población Activa (cae el desempleo en 14.000 personas, pero sigue siendo un drama para 4.123.000 ciudadanos). "El paro, que es la consecuencia más dolorosa de la crisis económica que vivimos", ha advertido el Príncipe, "hiere nuestra dignidad como seres humanos y constituye nuestra principal preocupación". "En España, además, la crisis nos muestra que necesitamos nuevas bases para crecer y generar empleo, que hagan posible que los ciudadanos puedan desarrollar sus vidas y las de sus familias con dignidad, seguridad, y confianza en el futuro".
Miles de personas (aunque menos que otros años) se reunieron como es costumbre a las puertas del teatro Campoamor para dar la bienvenida sobre el fondo de las omnipresentes gaitas a los premiados. La más aplaudida fue la pertiguista Isinbayeva -quien se comportó a la llegada al teatro como una ilusionada estrella de cine, presumiendo de musculada espalda-. Se sucedieron los miembros de la Universidad Nacional Autónoma de México (Comunicación y Humanidades), Raymond S. Tomlinson y Martin Cooper (Ciencia e Innovación Tecnológica), inventores del correo electrónico y el móvil, David Attenborough (Ciencias Sociales) integrantes llegados de cinco continentes en representación de la OMS (Cooperación Internacional) Norman Foster (Artes) Ismaíl Kadaré (Letras) y los tres alcaldes del Berlín reunificado (Concordia), como testimonio de la superación de la vergüenza del muro.
Kadaré apostó por "la independencia de la literatura", con un guiño a su "eterno" Don Quijote. "Fue el único al que no consiguió detener" el régimen comunista de Albania, dijo. "Estaba loco y no menos loco estaba el estado". El paralelismo condujo entonces a una conclusión "El mundo real posee sus propias armas contra el arte: la censura, las doctrinas, las cárceles". "No obstante, nosotros los escritores estamos convencidos de que el arte no alzará nunca la bandera de la capitulación". Klaus Wowereit, alcalde gobernador de Berlín, habló por los ciudadanos que se agolparon entonces en torno a aquel monumento a la infamia para empujar el curso de los acontecimientos y los que aún hoy se enfrentan al reto de la reunificación de la ciudad. "No solo estábamos mirando hacia delante. Berlín siempre es consciente de su historia y responsabilidad".
Y si José Ramón Narro, rector de la UNAM defendió la educación como única vía para el progreso "individual y social", la doctora Margaret Chan, de la OMS, no evitó hablar de la gripe A y alertó de que las desigualdades casi siempre resultan mortales en temas de salud: "Cuando el mismo virus llegue a todos los países quedarán en evidencia las grandes diferencias que existen". Chan protagonizó la anécdota de la noche. Cambió su discurso en el último momento y al ponerse ante el atril, vio que el parlamento que allí le esperaba no era el suyo. "Parece que ha sido un error, pero en realidad estaba todo preparado", bromeó. Al término de la ceremonia, la fiesta de la excelencia continúa en el hotel de La Reconquista, con una recepción oficial que cita a cerca de tres mil personas.
Babelia
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