"Los best-sellers son estímulos para la puerilidad"
ELPAÍS.com entrevista a los tres finalistas del Herralde.- Tres autores hispanos menores de 40 años y poco conocidos que se atreven con todo, y con todos: superventas, vacas sagradas, el papel del español, los blogs...
"Gracias a la generosidad del jurado del premio Herralde, ascendí de "absoluta" a "prácticamente" desconocido. Si adquieren uno o más ejemplares del libro, serán promotores de otro ascenso, un poco más miserable pero no menos bienvenido: de "muerto de hambre" a "tipo que tiene para los vicios el año que viene. Ustedes sabrán". Carlos Busqued (Chaco, Argentina, 1970) recibe así en su blog el "honor" de ser uno de los tres finalistas del Premio Herralde de novela con su obra Bajo este sol tremendo, que este año la editorial Anagrama ha decidido publicar por primera vez por su "extraordinaria calidad". Los compañeros de reparto, los otros dos premiados, Tryno Maldonado (Zacatecas, México, 1977) y José Morella (Ibiza, España, 1972), completan un trío de "jóvenes turcos arremetiendo contra todo", en palabras del escritor peruano Iván Thays, al que ya entrevistamos con motivo de su segundo puesto en el esta edición del prestigioso galardón de narrativa ganado por el mexicano Daniel Sada.
Busqued: El ser humano es una entidad bastante desagradable y ninguna descripción de la especie que excluya a la violencia sería verosímil. Y como literatura, no conozco ningún buen libro basado en la historia de buena gente
Maldonado: Imagino que Carlos Fuentes debe ser bastante pesado
Morella: Leer te da sentido crítico, y eso es malo para la economía: compras menos chorradas
Busqued: Me encantaría que algún día me critiquen por vender mucho!! Saludaría a los críticos desde un yate en el Caribe, rodeado de opulentas adolescentes suecas
Maldonado: Es obvio que un premio siempre te vuelve más visible y un blanco más deseado para ser derribado
Morella: Yo tendría que agradecerle muchas cosas a la literatura aunque no hubiera publicado nada. De hecho, no sé qué habría sido de mi vida sin ella durante los últimos 15 años
ELPAÍS.com habla ahora con estos tres autores, poco conocidos, menores de 40 años y todos ellos "sorprendidos" por la situación, por el premio, por la publicación. Ya está, conseguido, después de "tanto tiempo enviando mis cosas a todas partes sin demasiada respuesta" (Morella), llega la noticia y la sorpresa: "Mandé la novela un poco de caradura (...) Cuando recibí el e-mail de Jorge Herralde me caí de culo, luego me levanté y me volví a caer. Tardé 48 horas en animarme y sentarme a escribir una respuesta", cuenta Busqued por mail, la única manera de hacer esta entrevista a tres bandas en la que se responden unos a otros sin querer, en la que se interpelan sin saberlo.
Hablamos con ellos de exhibicionismo, dinero, de las novelas como "comida chatarra", de la literatura como sustento moral y vital, aunque no material, no por ahora; de vacas sagradas que no lo son tanto cuando son profanadas, de Roberto Bolaño y del español y de la literatura en español, aunque no quede muy claro qué es eso.
Literatura, dinero y masoquismo
"Al final del día sabes que, pase lo que pase, aunque no tengas dinero, aunque pierdas el empleo, aunque tu mujer te deje, aunque no tengas qué comer, sabes que tú seguirás ahí, necio, escribiendo y pegándole duro todos los días a las teclas del ordenador (...) Pero uno se acostumbra y luego, con el tiempo, hasta se vuelve un tanto masoquista y aprende a disfrutarlo", cuenta Maldonado, finalista con Temporada de caza para el león negro.
La pregunta salta rápido, la duda sobre qué hace un escritor que pasa de los 30 y ha publicado poco y no es conocido pide ser resuelta. "Entre escribir, leer y ganarme la vida como profesor de español, no me queda energía", responde José Morella, autor de Asuntos propios. Pero está claro que el sustento no es siempre material: "Yo tampoco he ganado hasta ahora ni un duro escribiendo, todo lo contrario: siempre estás trabajando, echándole horas al pozo (...) Yo tendría que agradecerle muchas cosas a la literatura aunque no hubiera publicado nada. De hecho, no sé qué habría sido de mi vida sin ella durante los últimos 15 años. A qué me habría agarrado", añade Morella.
De chacales y otras bestias
Puestos a hablar de dinero, la pregunta sale sola: Ahora que triunfan y han conseguido que les edite Anagrama, ¿Venderían su alma a Andrew Wylie, 'El Chacal'? (el representante famoso por sus métodos y su agresividad, que hace poco desembarcó en el mercado editorial en español haciéndose con los derechos de Roberto Bolaño). "No sé quién es Wylie ni por qué estaría interesado en comprar mi alma. Pero si viene, que traiga una cantidad exagerada de dinerolar. 'El Chacal' es ya un apodo que me cae simpático", nos cuenta Busqued. Morella no le conoce, pero Maldonado, mejor informado, irónico y preciso replica en ese diálogo sin intercambio que es esta entrevista por correo electrónico: "No lo creo, dicen que los chacales muerden".
Hablemos de sus novelas, que para eso estamos. En las tres, de una u otra manera, se encuentran personajes violentos. Más quizás en la de Busqued, gracias al personaje brutal de Duarte, ex militar, secuestrador, abusador, obseso del sexo hardcore; pero no menos en las otras. Si no, ahí está el violento comportamiento de Isabel, la hija del protagonista de la obra de Morella, una mujer que no duda en maltratar y secuestrar a su propio padre. O Golo, absoluto protagonista en la de Maldonado, violento ena de Maldonado, violento en los detalles, en el sexo, en su relación con el mundo. ¿Se puede escribir hoy en día sin abordar el tema?
Maldonado hace un repaso marcado por la actualidad de México y recuerda a tipos como El Pozolero, que mató y disolvió en ácido a 300 'enemigos' del narco. "En un entorno como el de mi país, a estas alturas es inevitable que la violencia cotidiana no se filtre en el discurso de los narradores contemporáneos, aunque no sea ese tu objetivo. Es una fuerza avasalladora que no se puede esconder ni negar, a pesar de que uno lo quiera", comenta antes de avisar del riesgo de la banalización: "Eso sería lo peor que podría pasarnos como escritores o como país, pero todo indica que así será". No se muestran mucho más optimistas sus compañeros el podio de honor de este premio. "El ser humano es una entidad bastante desagradable y ninguna descripción de la especie que excluya a la violencia sería verosímil. Y como literatura, no conozco ningún buen libro basado en la historia de buena gente", dice Busqued añadiendo tonos grises a la conversación. "El mal no tiene límite", concluye Morella.
Profanando vacas sagradas
Aunque Busqued se define como "lector haragán" no es difícil percibir en los tres un amor por la lectura, una admiración por ciertos autores. Algunos de ellos aparecen en el catálogo de la editorial que ha decidido publicarles, una nómina que les permite enorgullecerse e intimidarse al tiempo. Al final, queda una lista para una buena biblioteca: Charles Bukowski, Raymond Carver, Anthoy Burroughs, JulioCortázar, Italo Calvino, Kennedy Toole, Kenzaburo Oé, Dennis Cooper, Daniel Sada, Foster Wallace, George Perec, Kjell Askildsen, J. M. Coetzee, Erri de Luca, Cormac Mcarthy, Antonio Di Benedetto, Clarice Lispector, Ricardo Piglia, Martín Retoman, Enrique Vila- Matas y, cómo no, Roberto Bolaño, son algunos de los nombres que se cruzan en la conversación.
Los autores son invitados a atacar a las vacas sagradas de su país, buscando quizás un titular. Morella asegura que se limita a no leerlos y Busqued se acuerda de Ernesto Sábato "un tipo simpático para tirarle unos zapatos, con sus reflexiones de almanaque de la corrección política y su pretensión de Dostoievski argentino". Como si estuviese escuchándoles, Maldonado se anima y tira con dardo: "Imagino que Carlos Fuentes debe ser bastante pesado. Sólo lo imagino por el histrionismo que muestra en la televisión y por el tremendo derroche de recursos que invirtió en él el Estado para celebrar su pasado cumpleaños, pero no lo sé de cierto. Teníamos la mala costumbre de llevar siempre un patriarca literario todo-poderoso que quitaba y ponía a su antojo y que estaba coludido con el poder, pero por fortuna mi generación ya no respeta jerarquías ni necesita de esos patriarcas para dedicarse a escribir". Vuelta atrás entonces a la literatura como medio de vida. Maldonado de nuevo: "En México es un milagro sobrevivir como escritor. Por eso cuando un escritor mexicano consigue posicionarse, en delante se dedica ya no a escribir, sino a cuidar sus pocos privilegios y se cuida de no hablar ni escribir "de más". Eso es lo que castra a la literatura de mi país frecuentemente".
Vender mucho puede no estar tan mal
Busqued, Corella y Maldonado, o tienen blogs o colaboran en alguno y el tema parece inevitable. "En general los blogs que dan vueltas alrededor de la cuestión literaria me resultan aburridos", dice el argentino. El español da un salto adelante y pasa al futuro del lector y de los libros, tan en boga con el auge de Internet y el libro electrónico: "En el futuro que yo veo, o en el que me gustaría, el libro no retrocede ante Internet, sino que ambos soportes conviven y se aluden entre sí, se alimentan el uno al otro". ¿Exhibicionismo en los blogs? "Un blog es un género por si mismo que abarca todo eso: autopromoción descarada, crítica, reseñas, diario, chismes, reyertas y hasta chispazos de literatura cuando se tiene suerte", añade el mexicano.
Amante de las listas, el escritor argentino Rodrigo Fresán diferenciaba entre "los escritores que leen y los lectores que escriben". ¿Un escritor vocacional lee best- sellers? ¿Estamos rodeados por la "literatura infantil para adultos" de la que hablaba Herralde?
Morella lanza la piedra:"Los best-sellers son, hasta que aparezca su particular Cervantes (él manipuló la novela de caballerías para crear algo nuevo, profundo y divertido, y tal vez haya que intentar una cosa parecida con los best-sellers), estímulos para la puerilidad". Maldonado la recoge en la distancia: "Sólo acostumbro leer ese tipo de libros por morbo cuando los veo en los estantes de los más vendidos y, no muy en el fondo, por una envidia que me corroe por dentro. Por otra parte, me parece que como entrada lúdica a una literatura más 'seria', los best-sellers a veces cumplen una función de acercamiento a la lectura con la gente que normalmente no leería un libro en toda su vida". Y Busqued remata: "De todas maneras, no creo que el hecho de vender mucho sea argumento para pegarle a un escritor. De hecho, ¡¡Me encantaría que algún día me critiquen por vender mucho!! Saludaría a los críticos desde un yate en el Caribe, rodeado de opulentas adolescentes suecas, o de Europa del Este".
Leer y procrastinar
Se compran muchos libros, se leen muchos menos, de hecho se lee poco o muy poco, dependiendo del país ¿Culpables? "A estas alturas del partido es ingenuo quejarse de que la gente compre libros para rellenar su estantería nueva. Nadie está libre de pecado. De la falta de lectores no tiene la culpa la televisión ni los videojuegos (...). Leer te da sentido crítico, y eso es malo para la economía: compras menos chorradas", asegura Morella. Sin poder oírle, Maldonado le da la razón: "Ni la TV ni Internet están peleados con la lectura, incluso hasta pueden ser complementarios, al menos en el caso de Internet. En todas las épocas ha habido distractores y pretextos para no leer: procrastinar, se llama a eso y la palabra es antiquísima". Busqued remata de nuevo: Bueno, creo que los españoles la podrían hacer peor, podrían directamente no comprar libros! Sigan así, amigos de España, y compren mi libro, más no sea para dejarlo ajarse en sus bibliotecas!
El español y su literatura se cuelan en esta conversación fragmentada a través de la referencia al éxito de Junot Díaz en EE UU y la pasión desatada en ese país en torno a la figura del chileno Roberto Bolaño: "Bolaño seguirá teniendo vigencia en cualquier lengua porque escribió desde la periferia, con esa garra y esa vitalidad que sólo poseen los marginados, nunca para complacer a una tradición o al mainstream".
En español, traducidos o en spanglish no es eso lo que de verdad importa para Morella: "La literatura en español, si es que esa etiqueta sirve, no tiene un futuro sino muchos. Tantos que no sé si vale la pena arriesgar un juicio. No creo que el idioma común vincule tanto como se cree (...) Los escritores, creo yo, no se preocupan tanto -digan ellos lo que digan-por el futuro del idioma, sino por el futuro de la literatura. A no ser que hablemos, claro está, de lenguas pequeñas o minorizadas. A mí no me interesan los cajones de ese archivador historiográfico ordenado por naciones o lenguas". Busqued vuelve, devastador o quizás sólo sarcástico: "El futuro último del idioma (y de la especie, del planeta y del universo) es el colapso, la muerte y la desaparición, así que antes de pensar en eso prefiero mirar la tele".
Volvemos a las modas, a Bolaño: "La fuerza y la profundidad de su propuesta no son contestables. Por otra parte, aunque el hecho de que Susan Sontag hablara de él fue determinante para los lectores de Estados Unidos, eso no significa que se trate de una moda o una confusión. Todos hemos leído cosas por recomendación de personas que admiramos. (...) La historia de la literatura puede ser vista como una historia de recomendaciones. Cortázar descubriéndole Felisberto Hernández a Italo Calvino, Carlos Montemayor traduciendo a Ausiàs March, Frank Sinatra cantando a Tom Jobim, cosas así". Tomamos el testigo, la referencia, con esta entrevista, este diálogo en fragmentos. Y que la literatura siga su curso.
Babelia
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