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FESTIVAL HAY DE CARTAGENA DE INDIAS

"Perecerás con tus virtudes"

El oscuro porvenir de la tierra, según los escritores

Hay una novela, La carretera, del norteamericano Cormac MacCarthy, que acaba de aparecer y que describe el oscuro porvenir de la tierra como si la devastación ya se hubiera producido. Homero Aridjis, escritor mexicano de origen griego que vive en París, reflejó en el manifiesto de su preocupación por el porvenir de la tierra (y del mar) narrando el instante en que el porvenir se dibujó imposible, en 1945, cuando cayó la primera bomba atómica. En La carretera esa devastación ya se produjo; en la discusión de esta mañana, la devastación asomó su pico de destrucción predecible, como si estuviera a la vuelta de la esquina.

Aridjis es novelista y poeta, nació en las montañas de México de padre griego, pero toda su vida ha estado obsesionado por el mar, y en un momento determinado por el porvenir de las tortugas marinas, de las mariposas coronadas, de las ballenas grises... Esta mañana, ante un público que aplaudió la militancia ecologista de distintos escritores en el Festival Hay, el veterano autor de tantas novelas describió lo que nos va a pasar con los términos apocalípticos (y desgraciadamente previsibles) que provienen de aquella experiencia nuclear.

Pero para él el símbolo universal del descuido es la situación de las tortugas marinas, que ya no tienen playas seguras en las que guarecerse de noche. Él sabe que el porvenir es dudoso, cuando no tétrico, pero William Ospina, poeta colombiano, y novelista, le dio algunos argumentos poéticos (y filosóficos) para entender que lo que se avecina ya estaba prescrito. Lo dijo Nietzsche, por ejemplo, con esa frase que se convirtió en un leit motif de la discusión posterior: ?Perecerás con tus virtudes?.

Un universo que va contra el universo

La sociedad ha creado un universo que va contra el universo, y todo aquello (o casi todo, concedió Ospina) que nos hace felices y nos dispone para una vida confortable al final nos mata. La industria de la que tan orgullosos estamos terminará metiéndonos en el estercolero.

Estercolero: esta palabra maloliente pero lúcida para describir el mundo que vivimos salió también de su cubículo para hallar su sitio poético: la pronunció Walt Whitman, el gran lírico de la naturaleza, para contrastar cómo responde la tierra (con árboles que crecen, con manzanas que nacen saludables, con semillas que prosperan) a la agresión del hombre, que lanza basura para agredir el entorno. Ahora ya el estercolero es todo, se dijo, Whitman no volvería a ser tan optimista.

Fíjense en el capitalismo

A Belén Gopegui, novelista española, no le contentó aquella frase de Nietzsche lanzada por Ospina: lo que tiene que hacer el capitalismo es detenerse, mirar hacia la destrucción que produce, para que la naturaleza reciba el cuidado que exigen las generaciones presentes y futuras.

El capitalismo es el culpable, y por tanto el hombre que extiende las fórmulas del sistema cada vez más lejos, como le apuntó Ospina a su colega española; Aridjis aportó un verso de Pablo Neruda para redondear una preocupación que parece ya habitar para siempre en la discusión sobre el futuro: ?La tierra hizo del hombre su castigo?.

En otro lugar del Hay Baaba Maal, el músico que ha hecho de su vida un proyecto de reivindicación de la lucha a favor del continente de los mayores desastres, hablaba con el director de este festival, Peter Florence. La noche anterior había llenado de colores la noche de Cartagena, con una música que compagina la intimidad de su esencia con la espectacularidad (luces, colores, ritmo) de lo que se ve. Porvenir oscuro, claridad de los colores. Como si siempre se estuviera subrayando el desastre con un aliento mínimo, casi solamente literario, de esperanza.

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