Maneras de disparar
El fotógrafo Ricardo Cases refleja con gran realismo el mundo de la caza
Confiesa que desconoce por completo la caza, pero ha querido acercarse a una realidad ajena para él con el fin de "reflejar una pasión de algunas personas, de algo que ocurre en España". Ricardo Cases (Orihuela, Alicante, 1971) asegura que sus fotos no denuncian, ni critican, ni defienden. "Son muy impactantes, pero sólo son fotos documentales", afirmó con rotundidad ayer, poco antes de la presentación de La caza del lobo congelado en el Fórum de la Fnac de Madrid.
Aunque se mantiene al margen de debates morales, admite que este trabajo le ha permitido perder prejuicios acerca de los cazadores. "Es una pasión, pero yo no me identifico. Me preguntaron hace poco que si yo era cazador, pero creo que no es necesario emular a la persona a la que te acercas".
Es una clara oposición de la vida y la muerte, como la vida misma
Gracias a la exposición, recibió la denominación Nuevo Talento Fnac 2007, en su sexta edición. El jurado seleccionó su trabajo entre más de 200, sobre todo, por "el impacto de sus imágenes", según aseguró ayer el coordinador cultural del centro. "Consideramos que detrás de las fotografías se escondía un cazador de imágenes, de emociones".
El proyecto surgió de un viaje por otros motivos profesionales a una finca de Córdoba. Allí, cerca de Fuenteovejuna, cazadores, jabalíes, venados y perros de caza, combinados con la sangre, los disparos, los ladridos, la disposición del cazador y el coraje de los animales, dibujaban un paisaje que estimuló a Cases y decidió adentrarse en él.
Pasión en primer plano
Inmerso en plena montería, pudo captar momentos como el de la imagen cabeza de cartel de la exposición. En la parte superior de esa fotografía, aparece un cielo de un día luminoso. En el centro, un claroscuro de bosque y matorral. Ya en la parte inferior, y en primer plano, asoma la cabeza ensangrentada de un perro. Mira a la cámara con goce y con la boca abierta. Se trata del instante en el que un perro de caza devora a la presa. De vez en cuando, el perro levanta la cabeza para respirar. En ese momento, Cases decidió disparar con su cámara. "Se trata de un momento muy intenso, en el que el perro muestra su gozo", explica el fotógrafo.
Esa imagen es la favorita de uno de los tíos de Ricardo que, curiosamente, es cazador desde hace años. "Es preciosa", afirma con pasión mirando la foto. "Es una clara oposición de la vida y la muerte, como la vida misma", sentencia. El familiar asegura que su sobrino ha conseguido reflejar fielmente una realidad que existe en muchos lugares de España. Las imágenes hablan de un mundo muy cercano para él, pero, a pesar de ello, le sorprende la fuerza de las imágenes, pero sin provocarle rechazo.
Con esta exposición personal, y no de encargo, Cases, Premio Foto Reportaje ARCO 2007, se ha acercado a los animales por primera vez. "La experiencia ha resultado apasionante. El animal tiene una relación con la cámara mucho más directa que el ser humano, mira de forma más libre, más espontánea", apunta el artista.
En algunas imágenes de la exposición, aparece el cazador oteando el monte en busca de presa. En otra, un montón de lobos muertos se amontonan en la zona de carga de una camioneta. Detalles de una escopeta, de las insignias de los cazadores, de cornamentas que se convirtieron en trofeos o de operarios, poco después de descuartizar al animal cazado, son otros de los momentos capturados.
Se trata de imágenes con mucha luz y tendentes al plano corto y en las que el fotógrafo se acerca hasta encontrar la referencia humana o animal. El flash supone un elemento narrativo más, que permite al fotógrafo destacar lo que le interesa.
La exposición es gratuita y se puede contemplar hasta el 28 de febrero en la Fnac de Callao y después recorrerá otros centros de España.
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