Una estatua en piedra de Nefertari sale a subasta en Christie's
Los expertos en antigüedades calculan el valor de esta obra maestra de la escultura egipcia en dos millones de dólares
Tenía 40 esposas, pero Nefertari, delicada, elegante, altiva, era su favorita. Tanto, que Ramsés II hizo construir en su honor el primer templo dedicado a una reina en el antiguo Egipto. En el templo, en Abu Simbel, se la representa como una de las figuras de Hathor, la diosa de la belleza, la danza y la música. Ahora, 3.200 años después de su paso por el mundo, una estatua tallada en piedra de esta reina, que los expertos consideran una obra maestra de la escultura egipcia, se ha convertido en la gran estrella de una subasta de arte antiguo que se celebra el viernes en la casa Christie's de Nueva York. Pertenece a la colección del médico Benson Harer.
Los expertos han calculado el valor de esta estatua en dos millones de dólares, un precio muy superior a los 220.000 dólares pagados por Harer cuando la adquirió en 1979, precisamente en una subasta de la misma firma. Tallada en granito negro, muestra a Nefertari de pie, con los brazos extendidos, sujetando un pañuelo en su mano derecha y un estandarte en la izquierda. "Se trata de la única escultura que muestra a una reina egipcia portando un estandarte, lo que indica que tenía un rol importante", explica G. Max Bernheimer, director del departamento de Antiguedades de Christie's. Nefertari (1304 a. de J.C.-1237 a. de J.C.) formaba parte del harén que Seti I dio a su hijo, Ramsés II. Los historiadores la sitúan por su importancia junto a las más grandes mujeres del antiguo Egipto, como Nefertiti (esposa de Akhenaton), la viril Hatshepsut o Tiye.
Se la representó en algunos monumentos a la misma escala que su egomaniaco marido. Tuvo seis o siete hijos con Ramsés II, pero todos murieron antes que el longevo faraón. Se la denominaba con el título de Nefertarimerymut, "amada de Mut", la diosa buitre, esposa de Amon y patrona de Tebas. La conservación y procedencia de la estatua es "excelente", según el experto, ya que Harer, ginecólogo de profesión, es un egiptólogo reconocido que "por más de 25 años comenzaba cada jornada tomando una taza de café junto a la estatua de Nefertari". "Ahora me he retirado y me he dado cuenta de que la esperanza de inmortalidad de Nefertari supera inmensamente la mía", dice el medico y coleccionista en el catálogo de la subasta.
Otras joyas a la venta
Harer se desprende con pesar de ésta y otras adquisiciones que, dice, vende a beneficio de la expansión de la colección permanente de la California State University de San Bernardino (California), y a fin de alcanzar otras metas personales y familiares. En la subasta también pondrá en venta una escultura funeraria en piedra caliza que representa al príncipe Kanefer, que vivió entre 2465 y 2323 antes de Cristo y hermano de Keops -cuya pirámide es la mayor del conjunto de Giza-, junto a su familia. La representación familiar, estilizada, impresiona por el contraste de escala entre la monumental figura paterna de Kanefer y las más pequeñas de su esposa e hijo, quienes le expresan su afecto abrazándole las piernas. La pieza pertenece a una colección privada estadounidense y su valor se estima entre uno y un millón y medio de dólares.
Otra escultura que se pondrá en venta es una efigie en bronce del emperador romano Antoninus Pius (siglo II de nuestra era), cuyo precio se estima entre uno y un millón y medio de dólares. "Antoninus es aquí representado como un hombre de mediana edad, muy apuesto y aristocrático, con cabello muy frondoso y ensortijado. La escultura debe haberse realizado después de su muerte, ya que su mirada oblicua, apuntando hacia el cielo, implica que ha sido deificado", explica Bernheimer. En la subasta destaca, además, una figura griega de terracota moldeada a mano que representa a Alejandro Magno (siglos IV y III antes de Cristo), cuyo precio ha sido estimado entre 300.000 y 500.000 dólares.
"Es muy raro ver una terracota griega del período Helenístico de esta escala tan grande. Se presume que fue esculpida cuando Alejandro estaba vivo, para llevar a la posteridad un momento cumbre de su vida", indica Bernheimer. La estatua presenta la faceta mas bárbara del mítico rey macedonio, ya que captura el momento en que le entierra la lanza a su amigo Cleitus tras acusarle éste de exigirle pleitesía como si se tratara de un Dios.
Babelia
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