Tintín, uno de los grandes iconos del cómic mundial, cumple hoy 75 años
El 10 de enero de 1929, el personaje creado por Hergé comenzó una saga de 23 aventuras que ha vendido más de 200 millones de ejemplares en 55 idiomas
El 10 de enero de 1929, Tintin, el reportero más célebre del mundo del cómic, creado por el dibujante Georges Remi, más conocido como Hergé, comenzó una saga de 23 aventuras alrededor del mundo que ya ha vendido más de 200 millones de ejemplares, una cifra sólo superada por los franceses Asterix y Obelix. En conmemoración del 75 aniversario de uno de los iconos de la caricatura mundial, el Banco Nacional de Bélgica ha acuñado una moneda de 10 euros con la efigie de Tintín y su perro Milú, que se pondrá a la venta en febrero por 31 euros.
Pocos niños de entre siete y 77 años ignoran quién es Tintín, ese joven rubio de insolente flequillo y pantalones bombachos que, vencido por la curiosidad y la astucia que comparte con Milú, el pequeño perro Foxterrier que siempre le acompaña, llegó a la Unión Soviética de la mano de su creador hace ahora 75 años en la que fue su primera aventura: Tintín en el país de los soviets. En una década en la que el cómic era aún considerado un género minoritario, Hergé esbozó los 21 años y sin saber el alcance que tendrían, las primeras viñetas de la larga aventura del reportero belga más famoso, llegado a Moscú, donde no tardaría en enfrentarse al GPU, precursor del célebre y temido KGB, el servicio secreto soviético.
Inspirada en una obra crítica con el movimiento bolchevique instaurado tras la revolución de octubre de 1917, el primer viaje de Tintín, dibujado en 1929 y publicado al año siguiente, resultó un éxito inesperado en un género hasta entonces carente de prestigio. La denuncia del régimen soviético efectuada por Hergé fue aclamada y motivó a su autor a lanzar a su personaje a una serie de viajes que le llevarían hasta algunos de los rincones más soñados por los amantes de la aventura: desde los pasadizos de las pirámides de Egipto a las frondosas selvas suramericanas, pasando por los fumaderos de opio en China y, ¿por qué no?, la Luna.
En compañía del capitán Haddock
La leyenda estaba en marcha y Hergé puso a Tintin a viajar alrededor del mundo para, en apenas cinco años, publicar Tintín en el Congo (1931), Tintín en América (1932), Los cigarros del faraón (1934) y El loto azul (1936). Son aventuras surgidas de la realidad que vive la sociedad de la década de los años 30, que convierten a Hergé en un cronista del siglo XX muy particular, cuya prolífica obra ha sido traducida a 55 idiomas. Tintín logró cautivar a sus lectores por las posturas abiertas de su padre ante conflictos de variado origen, por la perfecta combinación que realiza entre sus dotes para el dibujo, su capacidad narrativa y la diversidad de sus personajes, algunos tan recordados como el capitán Haddock o los detectives Hernández y Fernández.
La brecha que abrió en la vida de los europeos la invasión de la Alemania nazi de 1939 paradójicamente no sólo no detuvo, sino que catapultó a Tintín a nuevos viajes que darían vida a El cangrejo de las pinzas de oro (1941) y La estrella misteriosa (1942). El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham el Rojo, de 1944, fueron los que más ejemplares han vendido en todo el mundo. El exotismo de los nuevos títulos, que nada tenían que ver con la realidad, respondían a una inteligente estretegia puesta en marcha por Hergé para eludir la censura nazi.
Hergé hizo de Tintín una figura nacional, algo que se recuerda a quien llega a Bruselas en avión, ya que apenas poner pie en tierra asiste a una gran reproducción del cohete rojo y blanco en el que el dibujante mandó a su personaje a la Luna en 1953 y 1954 a través de dos títulos: Objetivo la Luna y Aterrizaje en la Luna. Estas aventuras llevaron a Hergé a ser tachado de visionario, al igual que lo fuera en el siglo XIX Julio Verne por su obra De la Tierra a la Luna (1865), años antes de que Neil Armstrong diera aquel "gran paso para la Humanidad" el 21 de julio de 1969.
En 1976, Casterman, editor de toda la saga, publicó la última aventura de Hergé, que murió en 1983: Tintin y los pícaros, a los que precedieron otros tan memorables como Stock de cock o Tintín en el Tíbet. Además de seguir vendiéndose sus aventuras en todo el mundo, el fenómeno Tintín genera incontables ganancias a través de camisetas, tazas, relojes y todo tipo de objetos. Moulinsart SA, creada por Hergé para comercializar su obra, factura 16 millones de euros anuales. La Fundación Hergé también contribuye a mantener viva la figura del célebre personaje organizando exposiciones como la que se puede actualmente en Barcelona, titulada Tintín y los barcos, en Leiden (Holanda), llamada Tintín y los Incas, o en Bruselas, Tintín y la ciudad. Llevado al cine por Steven Spielberg, contará en 2007 con un museo en Lovaina, a 30 kilómetros de Bruselas.
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