Paseos marítimos más pequeños, demoliciones y dunas: así se prepara a la costa frente a la crisis climática
Transición Ecológica tiene activos 72 proyectos en 22 provincias por valor de 250 millones para obras vinculadas a la adaptación del litoral al calentamiento global
Hubo un alcalde valenciano que allá por 2020 intentó abrir un debate tras otro temporal que puso patas arriba a su pueblo: quizás no tenía sentido gastar paladas de dinero público en reconstruir una y otra vez el paseo marítimo del municipio y era mejor pensar en devolver al mar parte de lo que se le había ganado. El regidor era Àlex Ruiz, de Compromís, y el municipio era Bellreguard (4.500 habitantes). “Lo sigo pensando, estoy convencido de lo que dije”, explica cuatro años después. “Pero aún me persigue aquello y me castigó electoralmente, pasamos de ser el partido más votado al menos en el municipio”.
Al temporal que golpeó a la costa valenciana se le llamó Gloria y el paseo marítimo de Bellreguard se reparó con fondos estatales. Pero las obras se aprovecharon para demoler parte de esa infraestructura con la eliminación de unos 350 metros cuadrados de superficie que estaba hormigonada y que volvió a estar tomada por la arena de playa. Lo mismo ocurrió unos kilómetros más al norte, en el municipio también valenciano de Sueca, donde se vieron afectados varios paseos marítimos por el temporal. En este caso, el espacio ganado para la arena alcanzó los 2.750 metros cuadrados.
La crisis climática causada por los gases de efecto invernadero que genera el ser humano —principalmente vinculados a los combustibles fósiles— no solo se manifiesta en un aumento de la temperatura media, también en más fenómenos meteorológicos extremos, como las violentas tormentas e inundaciones. Y en el aumento del nivel del mar motivado por el deshielo y unas aguas marinas cada vez más cálidas.
En la costa española, la subida del mar se está acelerando, como señalaba un estudio de hace un año liderado por el Instituto Español de Oceanografía. Según exponían sus autores, el ritmo de aumento anual fue de 1,6 milímetros entre 1948 y 2019. Sin embargo, a partir de 2019 ha pasado a ser de 2,8 milímetros al año. La combinación de los eventos meteorológicos extremos y la inexorable subida del mar supone una seria amenaza para la costa que incluso lleva a replantearse muchas infraestructuras y se opte por la eliminación o el retranqueo de esos paseos marítimos que recurrentemente acaban hechos añicos.
Las actuaciones en la primera línea de costa son competencia estatal y las obras que se acometen ahí las realiza la Dirección General de la Costa y el Mar, del Ministerio para la Transición Ecológica. En estos momentos, este departamento tiene 72 obras en fase de ejecución o con su tramitación avanzada relacionadas con la necesidad de adaptar la primera línea a los efectos de la crisis climática, según los datos facilitados por el ministerio de Teresa Ribera. Se trata, sí, de eliminación y retranqueo de paseos marítimos, pero también de derribos de construcciones de todo tipo, y remodelaciones y actuaciones ambientales para estabilizar playas, como la protección de los sistemas de dunas y la construcción de espigones. En total, estas obras superan los 248 millones de euros, que proceden de fondos europeos encauzados a través del plan de recuperación y de los Presupuestos Generales del Estado. Hay proyectos en ejecución o tramitación en 22 de las 25 provincias costeras de España.
Algunos son actuaciones ideadas con tiempo y que se llevan a cabo tras largos procesos para, por ejemplo, eliminar construcciones fuera de la legalidad o abandonadas. Otras son fruto de las emergencias tras las borrascas. “Inmediatamente después del paso del temporal, los servicios de Costas tienen que hacer un reconocimiento sobre el terreno del grado de afectación, para analizar la situación y en su caso concluir en qué lugares hay que hacer una declaración de emergencia”, señalan en el ministerio. Los técnicos marcan luego la salida que se debe tomar.
En abril de 2022, otro temporal golpeó las costas del sureste peninsular. El paseo de la playa del Estacio, en el municipio murciano de San Javier, fue de los que quedó más tocados. Se reparó con unas obras de emergencia que se aprovecharon para reducir la anchura de esta infraestructura, que pasó de tener seis metros a tres. En total, se ganaron unos 390 metros cuadrados para la playa.
A eso era a lo que apuntaba Ruiz, el exalcalde Bellreguard, cuando dijo que quizás no merecía la pena volver a reconstruir el paseo marítimo de su municipio. Pero esa opinión no fue aplaudida por todos sus vecinos. “Aparecieron pintadas amenazantes contra mí en el paseo”. Él perdió la alcaldía, aunque gracias a un acuerdo con el PSOE sigue en el gobierno municipal. Pero hoy insiste en el sinsentido de “malgastar millones continuamente cada temporal”.
Las reducciones de los paseos de la playa del Estacio y de Bellreguard son ejemplos de obras ya acometidas tras el paso de temporales. Pero también hay proyectos de retranqueos que no son fruto de los impactos presentes, sino de lo que vendrá en los próximos años y décadas.
Un buen ejemplo de esto es el proyecto que de recuperación del sistema dunar de la emblemática playa de Samil, en Vigo, que está en fase de licitación y cuyo presupuesto asciende a más de 2,1 millones de euros. Hace medio siglo se construyó sobre las dunas de esta playa un paseo marítimo, que ahora se retranqueará 27 metros tierra adentro. Esto permitirá recuperar unos 9.000 metros cuadrados de playa aproximadamente.
Este proyecto, según se explica en el expediente, es “una actuación de renaturalización indispensable para que la playa se adapte de modo natural a la previsible subida del nivel del mar”, porque las dunas y la vegetación recuperadas servirán de parapeto. Partiendo de los escenarios del IPCC —el panel internacional de expertos que radiografían la evolución del cambio climático bajo el paraguas de la ONU— en el expediente de esta obra el ministerio explica que se espera una subida del nivel del mar para 2050 de 48 centímetros, “lo que haría desaparecer completamente la playa seca si no se demuele el muro actual y se traslada el paseo los 27 metros propuestos”.
Además, según el mismo proyecto, “en un horizonte temporal hasta 2045, el retroceso de la línea de costa sería de unos 6,4 metros”, lo que haría que impacte “el oleaje de los mayores temporales en el muro del actual paseo y produciendo la socavación del perfil de playa y su paulatina desaparición”. Para 2100, el retroceso previsto alcanzaría los 30 metros.
Por ello, la renaturalización y el traslado del paseo tierra adentro se perfila como una forma de proteger esta playa frente a la crisis climática. Pero, también, para no gastar paladas de dinero público en reconstruir una y otra vez infraestructuras en las próximas décadas.
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