25 sociedades científicas alertan de “la extrema precariedad” de Doñana por el robo del agua
1.109 científicos firman un manifiesto contra la proposición de ley de la derecha andaluza para ampliar los regadíos junto a la reserva
La ciencia se ha opuesto a la iniciativa legal de la derecha andaluza para ampliar los cultivos intensivos de regadío junto a Doñana. De manera unánime y masiva, 25 sociedades científicas y 1.109 científicos han firmado un manifiesto para alertar de la “extrema precariedad” que sufre la biodiversidad de la reserva y para rechazar la propuesta del PP, Ciudadanos y Vox que prevé ampliar en 1.400 hectáreas los invernaderos de fresas. El expolio del agua subterránea por parte de agricultores ilegales ha provocado el deterioro del acuífero, declarado “sobreexplotado” por el Gobierno hace casi dos años.
Tras la amenaza de la Comisión Europea de multas millonarias a España y la oposición a la medida de 23 cadenas de supermercados europeos, el Ministerio de Transición Ecológica, la Unesco, agricultores legales y colectivos ecologistas, la ciencia española previene ahora: “Las presiones globales a las que se enfrenta Doñana son alarmantes e insostenibles y cualquier incremento de la superficie de regadío resulta una amenaza que desoye la evidencia científica”.
A pesar de la sucesión de alertas sobre el daño venidero al espacio protegido más emblemático de España, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno (PP), primer responsable de la ampliación prevista de regadío, achacó este martes la masiva oposición a sus planes a “una campaña de desinformación desproporcionada”.
Los científicos de la Estación Biológica de Doñana (perteneciente al CSIC) han datado durante las últimas décadas una drástica regresión de la biodiversidad en el espacio natural y sus valiosos humedales, refugio de cientos de miles de aves migratorias de toda Europa. “Las captaciones de agua de la agricultura van a más en Doñana y es la tormenta perfecta junto al cambio climático. Recuerda mucho a lo visto en el mar de Aral [con solo un 10% de su tamaño original], seco por la acción humana y los planes de la Unión Soviética para regar algodón”, compara Juan Carlos Moreno, presidente de la Sociedad de biología de la conservación de plantas.
La alerta ecológica que padece Doñana es tan grave que ha propiciado el primer manifiesto conjunto del Grupo de Sociedades Científicas por la Conservación del Patrimonio Natural (Socinat), desde su creación hace dos años. El millar de investigadores alarma sobre la desaparición de plantas y el descenso de poblaciones de aves amenazadas, libélulas, peces, anfibios y reptiles. “La resiliencia del ecosistema se tornará irreversible si no se limitan las causas del drástico cambio que está sufriendo Doñana y su entorno”, reza el documento, firmado por la Real Sociedad Española de Historia Natural, la Sociedad Española de Paleontología y el grupo español de la Asociación Internacional de Hidrogeología, entre otros. El millar de investigadores se ha sumado al documento en solo dos semanas.
La bióloga Carmen Díaz recorre cada semana los humedales de Doñana y ha constatado la regresión de los anfibios en las lagunas, cada vez más secas y colonizadas por matorrales. De los 2.867 cuerpos de agua al margen de la marisma cartografiados desde el aire en 2004, apenas queda rastro. Después de un invierno muy seco, las dos últimas semanas ha llovido por fin y se han recogido 130 litros por metro cuadrado, que se suman a los 90 litros caídos en otoño. Estos 220 litros por metro cuadrado reflejan la escasez que sufre la zona, con una media anual de 540 litros los últimos 40 años.
“Cuando llueve a estas alturas de año es muy difícil que se arreglen las cosas para los anfibios y su esfuerzo reproductivo, porque luego viene el calor directamente. Con dos meses de cría, todos los huevos que hayan dado las larvas se van a morir”, ilustra. Sobre la desecación extendida de los humedales, la investigadora de la Estación Biológica de Doñana es pesimista: “Este invierno he recorrido lagunas secas en la mitad norte que ya no son lagunas, sino matorral terrestre, incluido pinos. No sé si es reversible”. En las marismas, con 30.000 hectáreas del total de 54.000 protegidas, la situación es igual de dramática, confirma el experto Andy J. Green: “Están con menos del 10%, cuando tendrían que estar al 100% por estas fechas, es una falta muy grave para toda la fauna y flora acuática que hace imposible la reproducción de especies. Las cifras de aves hibernantes han sido bajísimas y lo mismo pasará con las que nidifican”.
El manifiesto científico hace hincapié en la evolución de los parámetros hidrogeológicos, hidrológicos y biológicos de Doñana, obtenidos tras múltiples estudios, que “no dejan margen de duda”: “Debe replantearse el modelo de planificación y gestión territorial, remediarse las presiones y amenazas que se ciernen sobre el espacio natural y anticiparse las medidas que mitiguen los efectos del cambio global”, advierte el escrito.
Doñana sufre un periodo seco desde 2011, con precipitaciones medias muy por debajo de las registradas el último medio siglo, y que en 2021-2022 han sido un 70% menor de la media. La previsión es que con el cambio climático los registros empeoren, alertan los expertos. El acuífero de 2.409 kilómetros cuadrados esquilmado por la agricultura intensiva solo tiene dos de sus 16 sectores en situación de normalidad, el resto están en prealerta (5), alerta (6) y alarma (3), según reflejan los piezómetros instalados.
Sobre la iniciativa de los diputados de la derecha andaluza, en tramitación por vía de urgencia en el Parlamento autonómico, los científicos de universidades de todo el país advierten: “Resulta una amenaza que desoye las voces de alarma que la comunidad científica viene manifestando sobre la extrema precariedad en que se encuentra el espacio natural de Doñana. Además, pone en riesgo el prestigio y fama de esta comarca, consecuencia de albergar el parque nacional, de cuyos beneficios disfrutan sus habitantes”. Y rematan en su aviso a los diputados andaluces y al Ejecutivo de Moreno: “El grado de deterioro de Doñana es alarmante, los niveles de explotación de los recursos hídricos son insostenibles y la alteración de la dinámica hidrológica comprometen gravemente este singular ecosistema”.
La Comisión Europea reprende a la Junta andaluza
La Junta de Andalucía repite que las instituciones y organismos internacionales han malinterpretado su plan de ampliar el suelo regable al borde de la reserva, y este miércoles su consejera de Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, viajó a Bruselas para explicar su postura, pero se llevó un portazo de la Comisión Europea. El comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius, le reiteró que las medidas adoptadas hasta la fecha por España –que corresponde implementar a la Junta principalmente– “son insuficientes”, según informaron fuentes de la Comisión.
Las palabras del Ejecutivo europeo, pendiente de que España cumpla la sentencia del pasado junio del Tribunal de Justicia de la UE, fueron gruesas: “El valor excepcional de la naturaleza de Doñana ha de preservarse y un nuevo deterioro del estado de las masas de agua subterránea puede tener efectos catastróficos para la conservación de los frágiles ecosistemas de los humedales de Doñana”, informó un portavoz de Sinkevičius sobre su reunión con Crespo. La consejera andaluza pidió en un comunicado lealtad institucional y diálogo, “sin plantear cuestiones falsas”.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, que se proclama “un amante de la naturaleza”, reconoció el pasado martes que la polémica “está desgastando” a su Gobierno. Los científicos censuran la dialéctica política que perjudica a la biodiversidad. “Desgraciadamente los intereses cortoplacistas y electorales están a la orden del día. Esas políticas de jugar con la naturaleza, con el capital social y naturalístico, te deja perplejo como ciudadano, no ya como científico”, confía Juan Carlos Moreno, de la Universidad Autónoma de Madrid. Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana, remata: “Se equivocan los tres partidos [PP, Cs y Vox]. Doñana es una marca y un sello de calidad conocida en toda Europa, y en vez de aprovecharla para promover los cultivos ecológicos, se cae en la producción masiva que perjudicará a los agricultores, al ser asociados con un perjuicio al medio ambiente. Pagarán justos por pecadores al beneficiar a solo unos pocos”.
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