¿En qué se parece un huevo a un electrón?
La antigua cuestión que tantas vueltas ha dado y que nos sirve para ilustrar el pensamiento en bucle: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?
El matemático estadounidense Rudy Rucker (1946) dejó escrito un pequeño cuento que sirve como ejemplo de círculo vicioso o pensamiento en bucle. En el citado cuento, un matrimonio —los Goodcheese—, se encuentra con un bebé en la misma puerta de su domicilio. Estamos en 1969 y la bondadosa pareja se hace cargo del bebé que, con los años, se convierte en una científica notable de nombre Cynthia; una estudiante destacada que obtiene su doctorado en la Universidad Tecnológica de California.
Con el transcurso de los años, Cynthia se enamora de otro científico, un biólogo experto en clonación. Son una pareja inquieta; mientras él consigue reproducir una copia de Cynthia a partir de una de sus células, ella construye una máquina del tiempo capaz de trasladar a la gente al pasado. Todo va bien, son un matrimonio perfecto criando a un bebé, todo va bien hasta que un nuevo gobierno prohíbe la clonación de seres humanos, llevando el decreto hasta las últimas consecuencias, pues, desde el mismo gobierno, se promueve la matanza de personas clonadas. Ante la amenaza, Cynthia y su marido deciden meter a la recién clonada en la máquina del tiempo para así salvarle la vida, haciéndola regresar hasta el año 1969, donde va a aparecer en la puerta del domicilio del matrimonio Goodcheese.
Para Aristóteles, la gallina (acto) precede al huevo (potencia). La teoría darwinista explica que el huevo evolucionó dando lugar a los primeros vertebrados de la Tierra, entre ellos aves
Este pequeño cuento es un ejemplo de lo que científicamente se conoce como circuito cerrado causal; una trayectoria de pensamiento en bucle que nos remite a la antigua cuestión que tantas vueltas ha dado desde el principio del pensamiento: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?
Uno de los primeros en plantearse tal dilema fue Aristóteles. Para él, la gallina precede al huevo, pues el acto precede a la potencia. Por el contrario, según la teoría darwinista, al principio fue el huevo que evolucionó a lo largo del tiempo, dando lugar a los primeros vertebrados del planeta Tierra, entre ellos las aves.
Stephen Hawking también concluyó que vino primero el huevo y después vino la gallina. Con todo, el profesor Antonio López Campillo (1925-2019) siempre afirmó que la respuesta acertada era que ambos términos, huevo y gallina, se dieron a la vez. Para ilustrar dicha teoría, el profesor Campillo, doctor en Ciencias Físicas por la Sorbona, nos llevaba hasta la mecánica cuántica donde Richard Feynman señaló que un positrón —antielectrón— es un electrón que ha retrocedido en el tiempo para aparecer junto a otro electrón. Ambos, positrón y electrón han salido de la nada y se aproximan y chocan y se destruyen, desapareciendo en un destello de luz. Este circuito cerrado causal de materia/antimateria sirve de ejemplo para ilustrar que causa y efecto se dan a la vez en la dimensión de las partículas elementales.
Los circuitos cerrados causales que ocurren a nivel macroscópico son el reflejo de los que se dan a nivel atómico. Por lo tanto, si atendemos al comportamiento del mundo atómico, el huevo y la gallina se dan a la vez, como señalaba Antonio López Campillo tras plantearse que identificar la causa primera no es posible cuando efecto y causa se confunden, cuando origen y consecuencia vienen a ser lo mismo y tiene lugar un círculo vicioso.
Aunque para Platón, la idea del huevo ya existiese antes de existir el huevo y la idea de gallina existiese antes de existir la gallina y para Aristóteles era el huevo el que calentaba a la gallina al igual que el cuerpo calienta a la manta, para el profesor Campillo, tirando de Feynman, ambos sucesos —huevo y gallina— se dan a la vez.
El hacha de piedra es una sección donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad científica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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