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COLUMNA
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La evolución humana sigue en marcha

Las adaptaciones al clima y la dieta han surgido en tiempos recientes

Javier Sampedro
Varios estados de la evolución humana.
Varios estados de la evolución humana.Getty Images
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Por qué somos la única especie humana del planeta

Mucha gente, incluidos algunos científicos, da por hecho que la evolución humana llegó a su fin cuando apareció nuestra especie, hace tal vez 200 milenios. Se trata de una idea verdaderamente extraordinaria. Pretende que un proceso que lleva funcionando 4.000 millones de años caigan meteoritos o escupan volcanes ha dejado de operar por obra y gracia de nuestra llegada al planeta. Yo no pondría mi dinero en ese platillo. Ya son ganas de meter la pata. En realidad, el fin de la evolución humana no es más que una hipótesis emanada de la ortodoxia darwinista del último siglo. Si la selección natural es la única fuerza evolutiva —cosa que Darwin negó explícitamente— y los humanos cuidamos de nuestros enfermos, la supervivencia del más apto dejará de funcionar, puesto que el menos apto sobrevivirá también. La estrechez de miras es palmaria. Y en cualquier caso la predicción ha resultado garrafalmente errónea.

Los nativos de la isla de Nauru, en la micronesia del Pacífico central, tienen los índices de diabetes (de tipo II, la asociada al sobrepeso) más altos del mundo, pese a que no comen más bollos que un europeo. La razón más probable es que la isla llevaba siglos y milenios padeciendo hambrunas, de modo que solo medraron los afortunados que llevaban las variantes genéticas que causan que el cuerpo aproveche la comida de manera muy eficaz y acumule grasa deprisa. Cuando los ingleses descubrieron que la isla estaba hecha de fosfatos, la población se enriqueció de súbito y se acabaron las hambrunas. Pero empezó la diabetes. Todo esto ha ocurrido en poco más de un siglo, y es un ejemplo de la selección natural fotografiada en plena acción.

Hace 10 milenios, en los inicios de la revolución neolítica, los dientes eran un 10% más grandes que hoy en Eurasia y el norte de África, como recopila en Scientific American el antropólogo John Hawks. La reducción dental empezó cuando la dieta de cazadores/recolectores se fue sustituyendo por la emergente agricultura, y aquí no hay paradoja del huevo y la gallina. Lo primero fue inventar la agricultura, y lo segundo evolucionar hacia la reducción de los dientes. Los descendientes de agricultores suelen mostrar en su saliva altos niveles de amilasa, una enzima esencial para digerir el almidón. La responsable aquí es la duplicación del gen de la amilasa hasta tener las copias suficientes. La tolerancia a la lactosa en la edad adulta es también reciente en términos evolutivos, y ha ocurrido cinco veces de forma independiente en poblaciones que consumían mucha leche. La más extendida hoy surgió en una sola persona hace ocho milenios.

El pelo negro y liso de los asiáticos ha surgido durante los últimos 30 milenios, como todas las variaciones en el color del pelo, los ojos y la piel. Estos rasgos, que tanto preocupan a los racistas, no son más que obvias adaptaciones al clima. ¿Por qué Australia ostenta la marca mundial de cáncer de piel? Porque hay allí mucha gente de piel clara, de origen irlandés mayormente, bajo un sol ultravioleta para el que no nacieron preparados. La próxima vez que oigas que la evolución se ha parado, no reprimas tu carcajada.

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