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‘Kanzi’, el bonobo estrella que aprendió a comunicarse con humanos, muere a los 44 años

Durante más de tres décadas, este gran simio cautivó a los científicos por su capacidad para entender el inglés mediante símbolos, una habilidad que adquirió de manera natural

Kanzi, el bonobo que interactúa con humanos a través de Lexigram en Iowa, Estados Unidos, 3 de junio de 2014.

Kanzi, el bonobo conocido por aprender de forma natural a comunicarse con humanos mediante un sistema de símbolos, falleció a los 44 años el martes, según ha informado Ape Initiative, un centro de conservación e investigación en Iowa (Estados Unidos) donde vivía desde 2004. Criado en cautiverio, fue objeto de muchos estudios destinados a esclarecer la capacidad cognitiva de los primates. “Estamos esperando los resultados de la necropsia y les mantendremos informados. Kanzi se mostró feliz y normal ese día”, señaló el centro en un comunicado. El bonobo se encontraba en tratamiento médico debido una cardiopatía y estaba siendo monitoreado de manera periódica por los cuidadores.

Durante más de tres décadas, Kanzi cautivó a los científicos y al mundo por su capacidad para entender el inglés estadounidense, una habilidad que aprendió de manera natural. Esto sucedió mientras acompañaba a su madre adoptiva Matata a experimentos en el Centro Nacional de Investigación de Primates Emory, en Atlanta. Mientras ella no estaba tan interesada en aprender de sus cuidadores humanos, su hijo sorprendió a los científicos al comprender rápidamente los lexigramas ―una metodología que se utiliza desde 1970 en la que los primates suelen pulsar botones y señalar imágenes para comunicarse―, de forma muy similar a como los niños aprenden el lenguaje escuchando a sus padres hablar.

Miquel Llorente, profesor de primatología en la Universidad de Girona, indica a EL PAÍS que si bien el bonobo no fue el primer gran simio en comunicarse con humanos mediante símbolos ―Koko, la gorila y Washoe, la chimpancé sabían usar el lenguaje de señas― la historia de Kanzi es distinta. “Por muchas razones y la primera es porque es un bonobo y no un chimpancé. Y, por otro lado, su aprendizaje ocurrió de una forma totalmente espontánea, no hubo un entrenamiento activo”, señala.

A lo largo de los años, los científicos observaron cómo Kanzi también podía utilizar los símbolos para expresar deseos o necesidades. “Se exploró hasta qué punto había un límite o no en sus capacidades. Era un ser extraordinario, un [Lionel] Messi dentro de la primatología”, enfatiza. La existencia de Kanzi ha sido fundamental para las investigaciones científicas que buscan entender los orígenes del lenguaje en los seres humanos y cómo las capacidades lingüísticas podrían haber evolucionado en nuestros ancestros más cercanos.

Jill Pruetz, primatóloga de la Universidad Estatal de Texas que estudia chimpancés salvajes en Senegal, compartió sus recuerdos con el gran simio en una publicación en Facebook. “Tuve la suerte de conocer a Kanzi varias veces e incluso pude conversar con él a través de su tablero de símbolos y jugar a las escondidas”, escribió en la red social. Además de sus habilidades lingüísticas, también aprendió a fabricar herramientas de piedra e incluso llegó a inventar su propia técnica.

Los arqueólogos Nicholas Toth y Kathy Schick, ambos de la Universidad de Indiana, le enseñaron a él y su hermana Panbanisha ―fallecida en 2012― cómo hacer estos instrumentos usando una roca como martillo en 1990. Pese a esto, su destreza en este aspecto no era tan extraordinaria, inferior a la de los humanos y nuestros antepasados.

Por otro lado, Kanzi era uno de los aproximadamente 90 bonobos que había en Estados Unidos: solo otros siete zoológicos cuentan con individuos de esta especie. “Es ley de vida. Ha vivido más de lo que hubiera vivido en su hábitat natural”, complementa Llorente.

La vida del primate perdurará como un testimonio del extraordinario vínculo que podemos formar con otras especies y de las sorprendentes capacidades que aún le queda a la ciencia por descubrir en el reino animal. Ape Initiative está trabajando en un documental sobre la vida del bonobo en colaboración con Wildstar Films.

Bonobos en peligro de extinción

Kanzi significa tesoro en suajili, uno de los idiomas que se hablan en la República Democrática del Congo, el único lugar del planeta donde se encuentran bonobos en libertad. Sin embargo, la guerra, que ha dejado más de seis millones de muertos desde 1998, ha producido profundas heridas en el país, por lo que cualquier esfuerzo de conservación de la especie que está en peligro de extinción se enmarca en un contexto bastante disfuncional.

Investigadores como Gottfried Hohmann y Barbara Fruth, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), se han dedicado a estudiar a estos primates en su medio natural, pero con interrupciones. Takayoshi Kano, del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kyoto (Japón), también ha desarrollado campañas de investigación. Solo quedan cerca de 15.000 a 20.000 de esos primates en aquellas selvas densas y húmedas de África.

Si los bonobos no sobreviven en el medio natural del Congo, no lo harán en ningún otro territorio. “Es un conflicto activo y esto acaba repercutiendo en todo aquello que tiene que ver con la conservación, como la destrucción del hábitat, el consumo de carne de estos animales y la caza. Es muy preocupante”, indica Miquel Llorente.

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