María Blasco culpa al Gobierno de la falta de fondos del CNIO y pone su cargo a disposición de Diana Morant
La ministra de Ciencia asegura que el centro nacional de cáncer tendrá “todos los instrumentos” que necesite
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha reaccionado hoy a la crisis que atraviesa el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Morant ha defendido que el CNIO es “el segundo mejor centro de investigación del cáncer de Europa y uno de los mejores del mundo”. La ministra ha añadido a preguntas de los periodistas: “El Gobierno de España va a seguir trabajando para que tengan todos los instrumentos necesarios para seguir haciendo la mejor ciencia”.
El CNIO es el mayor centro de investigación del cáncer en España. Desde hace tres años funciona mal debido a que algunas de sus infraestructuras están obsoletas. En concreto, solo tiene un microscopio confocal operativo, cuando debía tener cuatro a pleno rendimiento, como publica hoy EL PAÍS.
Los jefes científicos del organismo llevaban años advirtiendo del problema a la directora del centro, María Blasco, y también al Ministerio, sin que hasta ahora se haya podido solucionar el problema. El estado de los microscopios se ha agravado, pues son tan antiguos que ya no hay piezas de repuesto para repararlos. La única salida es adquirir otros nuevos, algo que por ahora está paralizado por falta de presupuesto. La salida transitoria que ha propuesto el equipo de Blasco es alquilar un microscopio confocal en 2025. Aun así, el CNIO quedaría muy lejos de otros centros de investigación similares, como el Centro Nacional de Biotecnología o el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.
Tras años de silencio, varios científicos del CNIO denunciaron ayer públicamente su rechazo a la gestión de Blasco y pidieron que se la releve al frente del organismo. “El CNIO lleva 10 años sin cabeza” denunció Marcos Malumbres, que ha sido jefe de grupo en el CNIO, y añadió: “La falta de conexión con la realidad de la directora es absoluta”. Los investigadores achacan los problemas del organismo no a la falta de fondos, sino a las malas decisiones tomadas por su directora y su “falta de estrategia”.
En una rueda de prensa virtual celebrada este viernes, la directora del CNIO ha defendido su gestión y ha puesto su cargo en manos del patronato del centro, que preside Eva Ortega-Paíno, Secretaria General de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Preguntada sobre si se plantea dejar el cargo, Blasco ha detallado: “Respecto a mi dimisión, mi contrato se renueva cada cinco años por el patronato del CNIO, tras la evaluación de mi gestión como directora. Tengo que decir que las dos evaluaciones que he tenido han sido muy buenas. Es el patronato el que tiene que decidir si tengo que continuar yo o no”.
Blasco, bioquímica nacida en Alicante hace 59 años, lleva al frente del CNIO desde 2011. La directora también ha explicado que el centro es evaluado por un comité asesor externo, que también analiza su gestión al frente de la institución. El último análisis, de 2023, fue positivo, ha explicado la científica.
La directora del CNIO ha reconocido la merma de tener solo un microscopio confocal funcionando, y ha asegurado que adquirir uno nuevo “era una prioridad para este año”, pero no se pudo porque el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que dirige Diana Morant no le concedió la ayuda necesaria para adquirirlo.
El equipo directivo del organismo ha informado de que cada año tienen un millón de euros para adquisición de nuevos equipos tecnológicos, lo que no es suficiente para cubrir todas las necesidades. Sobre las críticas a su gestión y la petición de dimisión por parte de varios jefes del CNIO, Blasco ha dicho: “Casualmente alguno de los investigadores que se quejan están entre a los que mejor les va en el CNIO. Yo creo que hay opiniones para todo, y las acepto, pero realmente contrastan un poco con las opiniones de quienes nos evalúan”.
El CNIO tiene un déficit de 4,5 millones de euros. El vicedirector, Óscar Fernández-Capetillo, ha responsabilizado también al Ministerio de Ciencia de este problema, porque la subvención nominativa que recibe cada año de este departamento, de unos 22 millones de euros, está “congelada desde la fundación del centro [en 1998]”, lo que ha hecho perder valor debido a la inflación. En 2023 el centro ya tuvo unas pérdidas de 1,9 millones de euros. Parte de los sobrecostes se deben a que la institución se ha visto obligada por ley a estabilizar a más de 100 personas con contratos indefinidos, ha dicho Blasco. La clave de este problema está en si se podrán aprobar los Presupuestos Generales del Estado, y cuándo.
La situación de abandono del CNIO ha estallado debido al polémico programa CNIO Arte creado e impulsado por Blasco. Se trata de un proyecto para conectar el mundo del arte y la ciencia que incluye exposiciones en la feria ARCO, producción de obras de arte inspiradas en temas científicos y viajes al Ártico o Mozambique para Blasco y otros acompañantes. Según un informe de Transparencia al que ha tenido acceso este diario, el programa ha tenido un coste total de 877.787,99 euros; 291.979,35 euros para las actividades del programa, y 585.106 euros de personal. Los viajes tuvieron un coste de 6.503 euros para ir a Oslo, 4.523 a Chicago o 5.542 a Mozambique. La dirección asegura que el programa se financia con donaciones hechas específicamente para estos fines.
El centro maneja un presupuesto total de unos 46 millones de euros y tiene una plantilla que ronda los 700 trabajadores, En los últimos años atraviesa un importante conflicto laboral. El comité de empresa exige que se reduzca la brecha salarial entre los altos cargos y los bajos, y que se suba el sueldo de los investigadores y técnicos más jóvenes, cuyos salarios no llegaban a los 17.000 euros al año. Los representantes sindicales consideran una desigualdad esta situación y denuncian la gran diferencia con lo que cobra, por ejemplo, la directora Blasco, más de 200.000 euros al año, según estas fuentes. Los miembros del comité también denuncian los problemas estructurales que arrastra el CNIO debido a que algunas de sus instalaciones son ya muy viejas y en ocasiones es imposible repararlas. “El centro se va quedando viejo y cada vez somos menos competitivos”, explican estas fuentes. “Se nos van algunos de los mejores investigadores y no llegan nuevos, porque ya no somos atractivos para nadie”, añaden.
¿Tienes más información sobre este caso u otros similares? Puedes escribirnos a ndominguez@elpais.es.
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