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Los futbolistas jugarán algunos partidos del próximo Mundial a más de 50 grados

La mayoría de las sedes de la Copa Mundial de Fútbol en América del Norte presentan un alto riesgo de calor excesivo

Mundial de futbol 2026
El pasado Mundial, en Qatar, se celebró entre noviembre y diciembre para evitar el calor. Aun así, hubo pausas de hidratación en la mayoría de los partidos. En la imagen, el jugador de Costa Rica Joel Campbell en el partido contra Alemania el 1 de diciembre de 2022.Dan Mullan (Getty Images)
Miguel Ángel Criado

La Copa Mundial de Fútbol de 2022 se celebró en Qatar entre los meses de noviembre y diciembre, y con muchos partidos ya de noche para evitar el calor. El próximo campeonato del mundo, el de 2026, se celebrará entre junio y julio de 2026 en Canadá, Estados Unidos y México. Ahora, un informe biometeorológico publicado en Scientific Reports alerta de que la mayoría de las sedes tienen un elevado riesgo de calor excesivo. En tres de ellas, el estrés térmico extremo se mantendrá hasta bien entrada la tarde, y podrían alcanzarse los 50º. En un contexto de cambio climático, los autores sostienen que habrá que tomar medidas para evitar que los futbolistas bajen su rendimiento o, peor, que su salud salga mal parada. En 2030, el mundial será en el verano de, entre otros, países tan calurosos como Marruecos, Portugal y España.

Hace unos años la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) implantó una serie de medidas para asegurar la salud de los jugadores en condiciones climáticas extremas. La más conocida es la pausa de hidratación, cuando los jugadores se acercan a la banda a beber líquidos durante tres minutos para reponer el agua y las sales perdidas. Estas pausas se pueden activar transcurridos 30 minutos de cada una de las dos partes del partido si la temperatura alcanza los 32º. Pero estos grados no son los que marca un termómetro convencional, sino un instrumental más complejo con el que se elabora el llamado índice de temperatura de globo y bulbo húmedo (WBGT, por sus siglas en inglés). Al reunir en un único valor la temperatura, la humedad relativa del aire, el viento que hace o la radiación solar, se considera que refleja mejor el calor aparente, el percibido por el organismo. Sin embargo, los autores de este nuevo trabajo sostienen que el índice WBGT no refleja realmente el estrés térmico de los jugadores.

“A pesar de que la FIFA recomienda el uso del índice WBGT para determinar los estándares de seguridad durante un partido de fútbol, se considera una medida imperfecta de la carga térmica de los atletas, ya que tiende a subestimar el nivel de estrés térmico″, sostiene el investigador de la fisiología del deporte de la Universidad de Breslavia (Polonia) y autor sénior del estudio sobre el calor en el próximo mundial, Marek Konefał. “El WBGT no incorpora los factores más importantes propios del deporte, es decir, la producción de calor metabólico específico, la ropa concreta que usan los atletas y los efectos del movimiento corporal en la velocidad relativa del aire”, añade. Además, este índice no reflejaría correctamente el extra de carga térmica que se sufre cuando factores ambientales como una elevada humedad o la falta de aire interfieren en el principal mecanismo que tienen los humanos para contener la temperatura, sudar. Por todo ello, Konefal y sus colegas han propuesto otro indicador llamado Índice Universal de Clima Térmico (UTCI por sus siglas en inglés), que además de recoger todo lo que contiene el WBGT, le añade parámetros para modelizar la respuesta del cuerpo humano al calor.

Aziz Behich and Mathew Leckie of Australia drink water during the FIFA World Cup Qatar 2022 Group D match between Australia and Denmark at Al Janoub Stadium on November 30, 2022 in Al Wakrah, Qatar
Las pausas de hidratación de tres minutos se activan en cada parte del partido si la temperatura de bulbo húmedo (que recoge también la humedad) llega a los 32º. En la imagen, jugadores de Australia se hidratan durante el partido con Dinamarca en el pasado mundial de Catar., el 30 de noviembre de 2022.Shaun Botterill (FIFA/Getty Images)

Basados en este UTCI, 10 de las 16 sedes previstas para la próxima Copa del Mundo podrían poner a los futbolistas en riesgo de sufrir estrés térmico extremo, siendo los partidos con mayor peligro los que se vayan a celebrar en Arlington y Houston (ambas en Texas, Estados Unidos) y Monterrey, en México. Los valores mayores de este estrés se producirán entre las 14:00 y las 17:00 hora local en todas las sedes, salvo la de Miami, que adelanta y acorta su franja hasta las 11:00 y las 12:00. Uno de los factores claves será la deshidratación. Partiendo de los datos climáticos registrados por el sistema europeo Copernicus en los meses de junio y julio desde 2009, el lapso de mayor riesgo serán de nuevo las primeras horas de la tarde. En el césped de los estadios de Arlington, Houston y Monterrey los jugadores podrían perder mucho más de un kilogramo de sudor (esencialmente agua) en una hora. Las sedes más benignas serían las de Vancouver, en Canadá, la de Seattle, en Estados Unidos, y la de Tlalpan, en Ciudad de México. Las dos primeras están muy al norte, mientras que la tercera se halla a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar.

“Los valores UTCI no corresponden a los datos exactos de temperatura del aire, ya que reflejan el impacto de la temperatura y humedad del aire, la velocidad del viento, la radiación solar, la actividad física y la ropa en el sistema termorregulador humano y el intercambio de calor entre el cuerpo humano y el medio ambiente”, recuerda Konefal. Pero, según sus cálculos, en tres sedes, las mencionadas Arlington, Houston y Monterrey esperan un UTCI de 49,5º hasta incluso las seis de la tarde, lo que generaría un estrés térmico extremo en los jugadores. Sin embargo, el científico polaco no cree que deban eliminarse estas sedes del campeonato, “pero siempre que el partido se juegue en un horario adecuado y seguro”. Además de la necesidad de instalaciones con aire acondicionado en todo el estadio, el científico termina con una reflexión que podría ser muy oportuna, si no para este mundial, para los siguientes: “Tal vez, teniendo en cuenta el aumento de la temperatura global, el Mundial debería trasladarse definitivamente a la primavera/otoño”.

El entrenador personal y profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Murcia, Pedro Antonio Ruiz, recuerda que en condiciones de altas temperaturas y humedad elevada “generamos mucho calor, pero la humedad ambiental nos impide disiparlo”. Y eso es lo que se espera en muchas de las sedes del mundial. “Cuando se juntan ambas condiciones térmicas, el riesgo de deshidratación e incluso la posibilidad de sufrir un golpe de calor aumentan exponencialmente, ya que, durante un partido de fútbol, es muy normal que los futbolistas experimenten una pérdida de agua entre un 2-3% del peso corporal“, detalla. El estrés térmico empieza a partir de los 24º-25º, “pero jugar a los 35º que se darán en muchas de esas ciudades es una locura”, añade Ruiz. Aunque los responsables del campeonato están tomando medidas (como extender la refrigeración) y planean programar los partidos teniendo en cuenta el riesgo de calor excesivo, este profesor teme que las altas temperaturas y la elevada humedad estén “muy presentes incluso en horas más tardías, hasta las 20:00-22:00”.

El mapa muestra la ubicación de las 16 sedes del mundial. Los colores marcan los límites de cada zona climática. Hay nueve diferentes en las que habrá partidos.
El mapa muestra la ubicación de las 16 sedes del Mundial. Los colores marcan los límites de cada zona climática. Hay nueve diferentes en las que habrá partidos.Katarzyna Lindner-Cendrowska et al./Nature

Otro problema que quiere destacar Ruiz es el de la altura. Con dos sedes en altitud, Tlalpan (a 2.240 metros) y Guadalajara (a 1.566 metros), “se necesitará un periodo de aclimatación, si llegas el día de antes, estarás en desventaja”, dice. Esto se debe a que los jugadores o equipos no habituados al ejercicio en altitud, con menor disponibilidad de oxígeno, “compensarán dicho déficit de O₂ en el aire respirando más intensamente, sufriendo una forzosa disminución del rendimiento durante el partido”, detalla. Para el profesor, la práctica de celebrar mundiales en dos o tres países no es, desde el punto de vista de la salud, algo malo en sí. Pero “no entiende la mezcla de este campeonato; los tres son países contiguos, pero con zonas climáticas dispares”. De hecho, las 16 sedes se encuadran en nueve zonas climáticas diferentes.

David Jiménez Pavón, responsable del grupo de investigación MOVE-IT, de la Universidad de Cádiz, explica qué es lo que puede pasar en el organismo en condiciones de elevada temperatura y humedad relativa: “Lo que ocurre es que disminuye significativamente el rendimiento por cambios en distintos elementos de la fisiología. Aunque se mantenga mucha hidratación durante la práctica deportiva, no suele dar tiempo a la ratio de hidratación que se necesita”. Para mantener la temperatura corporal en su óptimo, “se produce un proceso muy acelerado de sudoración, hemoconcentración, elevación de la frecuencia cardíaca... en definitiva, se activa más el metabolismo anaeróbico”, añade. Esto, completa, “genera más ácido láctico, que se asocia claramente con la aparición más temprana de la fatiga en el rendimiento”. Jiménez defiende la necesidad de hacer ensayos previos del estado de los jugadores: “Sería muy recomendable para deportistas y futbolistas que se expusieran a pruebas de rendimiento de estrés térmico para ver individualmente cómo responden y cómo se adaptan a esas demandas fisiológicas en la alta competición”.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Criado
Es cofundador de Materia y escribe de tecnología, inteligencia artificial, cambio climático, antropología… desde 2014. Antes pasó por Público, Cuarto Poder y El Mundo. Es licenciado en CC. Políticas y Sociología.
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