Lémures sin dientes o macacos mancos: así sobreviven los primates discapacitados en la naturaleza
Una revisión de estudios científicos confirma que cuidar a familiares con malformaciones y lesiones es un comportamiento muy extendido en los animales biológicamente más próximos a los humanos
Nico era un macho adulto de cercopiteco de diadema azul que vivía en una pequeña isla del archipiélago de las Quirimbas, en Mozambique. Era de los pocos monos de la isla con nombre por una sencilla razón: todos los individuos se parecían demasiado como para identificarlos individualmente. Pero Nico era diferente porque tenía una mano totalmente atrofiada. Parecía como si se hubiese enganchado la muñeca con algún tipo de alambre o cuerda que le hubiese cortado el riego sanguíneo.
También fue uno de los primeros monos que conocimos, ya que estaba muy habituado a los humanos. Mientras la mayor parte de su grupo de Cercopithecus mitis rebuscaba semillas por el suelo, él se acercaba a nosotras y nos miraba expectante. Unos días después, vimos a un señor dándole de comer. Quizás esta propensión a aproximarse a los humanos fue lo que propició su lesión, o quizás fue al revés. No lo pudimos saber. Tampoco si habría sido capaz de sobrevivir en otro lugar, donde no hubiese humanos que le alimentasen de vez en cuando o donde sí hubiese depredadores.
No obstante, no podía evitar pensar que Nico sabía desenvolverse perfectamente con una mano y que no había grandes diferencias entre él y otros machos. La idea de que la selección natural actúa como una fuerza imparable puede hacernos pensar que los animales con discapacidades físicas no tienen cabida en la naturaleza; y que solo los humanos, gracias a que nos cuidamos entre nosotros, hemos escapado de esta realidad. Sin embargo, cualquier persona que haya pasado el tiempo suficiente con primates en libertad sabe que esto no tiene por qué ser así.
Desde los inicios de la primatología de campo, se han reportado numerosas anécdotas de primates con discapacidades que sobreviven durante años. Aun así, existen pocos estudios que hayan profundizado en este asunto. Por eso, en 2023, un equipo de investigación de la Universidad Concordia (Canadá), decidió analizar y recoger todos los casos de discapacidad en primates en una revisión bibliográfica. En total, examinaron 114 artículos y encontraron algunas tendencias generales. Aunque son muchas las especies que aparecen representadas, las más frecuentes son los chimpancés y los macacos, probablemente porque son las más estudiadas. La inmensa mayoría de las discapacidades eran físicas y afectaban a las extremidades.
Una vez más, los humanos aparecemos en la historia. A los autores de la revisión les llamó la atención lo frecuente que era encontrar una relación entre las discapacidades físicas de los primates y los cambios medioambientales provocados por los humanos. En concreto, este era el caso en el 60% de los artículos. Un ejemplo llamativo es el que ocurrió en la Reserva Especial de Beza Mahafaly, en Madagascar, donde los lémures (Lemur catta) estaban perdiendo los dientes antes de tiempo. En estos primates, el duro fruto del tamarindo normalmente representa una pequeña parte de su dieta. Sin embargo, las perturbaciones humanas en la reserva habían reducido la disponibilidad de otros alimentos y los lémures se habían visto forzados a incluir más frutos de tamarindo en su alimentación, lo que desgastaba antes sus dientes.
No obstante, tanto los lémures desdentados como otros primates con discapacidades diferentes sobreviven. ¿Cómo lo consiguen? En la revisión bibliográfica se plantean tres motivos: un comportamiento flexible que les permite adaptarse a la discapacidad, el ambiente social y el potencial de crear comportamientos nuevos.
Cuando los lémures perdían los dientes, dedicaban más tiempo a alimentarse de la fruta dura, lamiéndola antes de comerla, incorporaban más hojas en su dieta y buscaban frutas que hubiesen sido parcialmente procesadas por otro lémur. Este es un claro ejemplo de cómo los primates son capaces de adaptarse a algunas perturbaciones antropogénicas gracias a un comportamiento flexible.
En cuanto al ambiente social, es especialmente importante el cuidado de las madres en los primeros meses de vida. En la Isla Awaji (Japón), vive una población de macacos con una elevada tasa de discapacitados. Entre 1978 y 1995, el 14% de las crías que nacieron tenían algún tipo de malformación en las extremidades. Sin embargo, la gran mayoría superaron el año de vida gracias a que sus madres lograban compensar la discapacidad, proporcionándoles más cuidados y adaptándose a las necesidades concretas de las crías.
Una de estas madres era Yuki, una de las macacas con mayor discapacidad, puesto que sus dos manos estaban totalmente atrofiadas. Había aprendido a andar bípeda y para trepar a los árboles, escogía siempre aquellos que tenían una estructura de tronco y ramas que le permitían subir sin usar las manos. Su cría nació también con discapacidad y no podía agarrarse al cuerpo de su madre, así que Yuki la transportaba apretándola contra su cuerpo con sus dos brazos malformados.
El trato especial hacia los infantes con discapacidad es un comportamiento generalizado entre los primates, siendo extremadamente raro el abandono infantil. Se ha observado que las madres de estos infantes pasan más tiempo con ellos y permanecen en su proximidad durante un periodo más largo de su infancia. También los esperan cuando son más lentos de lo normal, aunque esto les haga perder el contacto con el grupo principal, y los guían hacia las fuentes de agua y comida cuando son ciegos.
Aunque es menos frecuente, se han reportado casos de ayudas a discapacitados por parte de otros miembros del grupo. Un macaco de la isla Awaji llamado Maki adoptó a Meg, una huérfana de siete meses con discapacidad. Cuando más tarde se convirtió en el macho dominante del grupo, seguía dejando que Meg lo acompañase y se alimentase junto a él.
De la discapacidad a la innovación
Por último, se han reportado bastantes casos de comportamientos nuevos propiciados por discapacidades. Late era otra macaca del mismo grupo de Yuki, a la que se le ocurrió una manera de amamantar a su hija Ribbon sin mucho esfuerzo. Ribbon nació con malformaciones tanto en las manos como en los pies y no podía agarrarse para llegar al pezón de su madre. Así que Late se sentaba cerca de una roca o un árbol y apretaba a Ribbon entre su cuerpo y el sustrato para no tener que sostenerla con los brazos.
Cuando Ribbon creció y ya no dependía de su madre para alimentarse, también se las apañó. Los macacos utilizan las manos para remover la hojarasca y atrapar a los invertebrados; pero Ribbon, al no tener manos funcionales, ideó su propio método. Golpeaba el suelo con manos y pies para remover las hojas y atrapaba los invertebrados con la boca.
En ocasiones, los comportamientos novedosos llegan a extenderse por todo el grupo. Tinka era un chimpancé adulto de la comunidad de Sonso (Uganda) que tenía parálisis en ambas manos. Normalmente, los chimpancés utilizan las manos para rascarse la espalda, pero Tinka inventó un estilo diferente. Sujetaba una liana hacia fuera con el pie y se frotaba contra ella. Debió resultar una buena forma de rascarse porque, al poco tiempo, otros miembros del grupo sin discapacidad empezaron a imitarlo. Utilizando su ingenio, Tinka consiguió solucionar un problema personal y aportar valor al grupo.
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