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El plástico inunda todos los mares: “Ojalá estuviera concentrado en una gran isla”

Un detallado análisis de la gran “bolsa” de basura del océano Pacífico descubre que procede tan solo de cinco países, pero los expertos advierten de que el fenómeno se extiende por todo el mundo, como en el mar de Japón o el Mediterráneo

Ocean plastics pollution
Sahika Encumen, plusmarquista mundial de apnea, se sumerge entre residuos de plástico en la costa de Estambul (Turquía), el 27 de junio de 2020.Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)

El plástico es un caso de éxito arrollador de la inventiva sapiens. La humanidad ha generado 9.500 millones de toneladas desde 1950, cuando comenzó a popularizarse por su efectividad y ser fácilmente manipulable. Una cifra descomunal que equivale a una tonelada por cada persona viva en la actualidad. De ahí, solo se ha reciclado un 9% de toda la producción histórica de plástico y debido a la mala gestión de los residuos, cifrada en 8 millones, ha acabado contaminando los ríos, la costa y alta mar.

La Tierra ha integrado el plástico en todos sus ecosistemas, y por eso podemos encontrar este polímero en las fibras que componen nuestra ropa hasta en el tracto digestivo de la fauna que habita la fosa de las Marianas, un recóndito lugar a casi 11.000 metros que solo han visitado 3 personas. La “muerte por éxito” del plástico es lo que ha provocado que Naciones Unidas haya decidido convertir la lucha contra la contaminación en los mares en una prioridad. Pese a que el consenso político tarde en acordarse, la evidencia sobre la situación en alta mar es palmaria y son múltiples las iniciativas que buscan revocar la tendencia, especialmente en el océano Pacífico, en la zona entre California y Hawái conocida como la gran “bolsa” de basura.

Una publicación reciente en la revista Nature, liderada por el oceanógrafo Laurent Lebreton, ha extraído de la corriente marina del Pacífico Norte una muestra de 6.000 piezas, equivalente a 500 kilos, con el objetivo de analizar el origen y composición de la basura. Tras meses de trabajo y cribado de las muestras, el equipo de la empresa especializada en retirada de plástico The Ocean Cleanup, afincada en Países Bajos, ha podido trazar los desechos plásticos a 5 países: Japón, Taiwán, Estados Unidos, Corea del Sur y China —junto a la Región Administrativa Especial de Hong Kong—. En el estudio señalan que un 86% del material procede de buques pesqueros y han datado objetos con más de 60 años de antigüedad.

La edad de las muestras de plástico las convierte en otra evidencia indiscutible más de la era geológica actual: el Antropoceno. La contaminación no es más que la consecuencia.

Las islas de plástico que forman este séptimo continente artificial, pese a la magnitud de la porquería acumulada, no son una masa compacta. Es uno de los problemas a los que se enfrenta el biólogo marino Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz, pues salvo los lugares donde se “agrega” la basura y se forma algo que podría considerarse una “bolsa”, “sopa” o un “parche” de plástico, en el océano las toneladas de residuos están “muy dispersos por kilómetro cuadrado” por lo que resulta difícil de conceptualizar. El experto confirma que esta nueva investigación es representativa y se alinea con toda la evidencia disponible, aunque explica que es normal que “el material a la deriva en el mar sean objetos flotantes relacionados con la pesca o microplásticos, ya que la gran basura queda varada en las costas proveniente de ríos y es devuelta barrida por la marea”.

El estudio de Lebreton apunta a cómo el plástico se amontona en tres entornos diferentes: litoral, vía ríos; costa, donde se depositan escombros de gran tamaño y por encima de los 200 metros a nivel de mar; y en alta mar, que incluye las profundidades. Gracias al análisis de las etiquetas de los objetos macro, mayores de 0,5 centímetros de diámetro y mucho más comunes de encontrar en ríos y en la costa, los científicos consiguieron vincularlos con su país de procedencia. En el caso de los microplásticos, de un tamaño menor a 0,5 centímetros, están mucho más presentes en las corrientes marinas debido a la facilidad con la que viajan una vez se descomponen por el oleaje y mueven a causa del viento.

Cózar, especializado en plásticos en ecosistemas marinos y director del centro MALUCA, tan solo matiza un punto de la investigación, basándose en el trabajo que su equipo publicó en 2021 también en Nature analizando una muestra de más de 12 millones de desechos marítimos: “La gran ‘bolsa’ de plástico del Pacífico no es única, existen otras concentraciones en el mundo, como en el mar de Japón o el Mediterráneo, con basura que procede de economías en desarrollo sin industrializar y unos residuos que no derivan de la actividad pesquera”.

El plástico está por toneladas en el océano muy disperso por lo que resulta difícil hablar de una gran ‘balsa’, hay muchas
Andrés Cózar, Universidad de Cádiz
Un cangrejo ermitaño camina por una playa contaminada de plásticos en isla Gorgona en el Océano Pacífico frente a Colombia
Un cangrejo ermitaño camina por una playa contaminada de plásticos en isla Gorgona en el Océano Pacífico frente a ColombiaLUIS ROBAYO (AFP)

Las redes de pesca fantasma a la deriva atrapan a los animales y los microplásticos terminan en su tracto digestivo, matándolos. “Hace poco hemos encontrado un animal con más de 5 kilogramos de plástico en su interior; los confunden con comida, al estar recubiertos de zooplancton, y es letal”, detalla la ecóloga marina Margarita Rivas, del Instituto Universitario de Investigación Marina, especialista en tortugas marinas y cetáceos, concretamente en el efecto del plástico en vertebrados. Su trabajo con los microplásticos, al no disponer de etiquetas, consiste en analizar “la composición del polímero”, puede ser un polipropileno o polietileno (un PVC), para entonces trazar su origen hasta “la industria a la que pertenece”.

La investigadora en biología de la conservación del Campus de Excelencia del Mar de la Universidad de Málaga considera “clave” conocer la procedencia de la basura, un enfoque necesario para poder descubrir la fuente de contaminación. Y destaca otro punto común entre los investigadores consultados: “El Pacífico no está solo; siempre ponemos el foco en el sudeste asiático como el mayor contaminador del planeta, pero nosotros hemos estudiado otros entornos, como el Mediterráneo, que lo tenemos fatal”.

Los microplásticos no tienen etiqueta, debes analizar la composición del polímero para descubrir la industria a la que pertenece y su origen
Margarita Rivas, Instituto Universitario de Investigación Marina

El mar Mediterráneo es donde da seguimiento al problema de los microplásticos Jordi Sierra, científico de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona: “Ojalá toda la contaminación estuviera concentrada en una gran isla, pero no es así”. El investigador del grupo TECNATOX, especializados en el análisis de la intersección entre medio ambiente y salud, considera la trazabilidad vital para hablar de soluciones.

“El plástico es el material que más se ha sintetizado en la historia, por su utilidad y propiedades de ser maleable, después del cemento. Cada año se producen toneladas y el reciclaje es complicado”, reflexiona Sierra, “pero es que incluso el poliéster de la ropa, al desprenderse durante el centrifugado de las lavadoras, causa problemas. Las fibras se diseminan por todas partes, desde el Polo Norte hasta la lluvia, y están en nosotros, el mismo componente que la botella de plástico que usamos para beber”. Como solución al problema global, Sierra aboga por la implementación de materiales biodegradables una vez hayan cumplido su función, especialmente en el sector textil, así como por la prohibición de los recipientes de un único uso.

El plástico es el material más sintetizado de la historia, por su utilidad y maleabilidad, después del cemento. Está en todas partes, desde el Polo Norte hasta la lluvia, en la ropa y en nosotros
Jordi Sierra, Universidad de Barcelona

Cózar insiste en que, al no poder adjudicar la culpa únicamente a la industria pesquera y a los países industrializados, la “urgencia del problema requiere prohibiciones y presión legislativa”. Pero que él, como gestor, al contar con recursos limitados para hacer frente a este problema a diario en su investigación, considera que es mucho más interesante controlar la contaminación en los ríos, con modelos exitosos que ya funcionan. “Las pajitas tienen los días contados, pero debemos ir a donde se produce la mayor parte de la contaminación por vertidos, hasta las empresas”, sentencia el científico.

Las soluciones mágicas no existen

El Interceptor, el nuevo prototipo de la empresa The Ocean Cleanup para capturar plástico en ríos
El Interceptor, el nuevo prototipo de la empresa The Ocean Cleanup para capturar plástico en ríos

La empresa The Ocean Cleanup, especializada en desarrollar tecnología para extraer residuos plásticos del océano, coordinadora de muchas de las investigaciones científicas recientes sobre este problema, fue fundada por el neerlandés Boyan Slat en 2013, cuando tenía 18 años. Gracias a una icónica charla TED que se viralizó su fundación recibió una beca de Peter Thiel por 100.000 dólares, y en diferentes rondas de financiación ha obtenido más de 30 millones de dólares. Sin embargo, casi una década después no ha estado a la altura de las expectativas que generó.

Por el momento, con varios prototipos de barcos tirando de redes en el mar y un Interceptor para capturar basura en ríos, la empresa ha recibido duras críticas de biólogos marinos por su forma de retirar el plástico del océano al no haber tenido en cuenta modelos más económicos y respetuosos con los ecosistemas ya inventados y testados. A su vez, los vídeos que ha compartido la propia empresa de su trabajo tampoco ayudan a su credibilidad.

El biólogo marino Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz, considera que la empresa hace un “trabajo necesario y alienta medidas en la dirección positiva” gracias a una “maquinaria de marketing muy buena que consigue que todo lo que hagan llegue a los medios”. Sin embargo, reconoce: “Tal y como se lo dije a Boyan, montaría proyectos que ya han demostrado ser exitosos y rentables, como reutilizar botellas enmalladas recicladas que sirvan de barrera y me centraría mucho más en los ríos, el origen de los problemas”.

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