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Manuel Maqueda, el especialista en contaminación de plásticos que triunfa en Harvard

Es el primero en enseñar Economía Circular y Regenerativa en Harvard, y su narrativa sobre la contaminación por plásticos ha calado en Naciones Unidas. En su curso, los alumnos se quedan sin respuestas. Solo consiguen nuevas preguntas.

Manuel Maqueda
Manuel Maqueda, en la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial. “Aquí no hay plásticos y es un sitio pensado para durar”, dice el profesor de la Universidad de Harvard.Daniel Ochoa de Olza
Karelia Vázquez

En 2010 Manuel Maqueda (Madrid, 1969) se paseaba por Oakland (California) con un reloj sin cifras ni manecillas. “Now!”, podía leerse en la esfera. Toda una declaración de principios sobre el tiempo. Ni el futuro ni el pasado parecían importarle demasiado. Hacía lo que más le gustaba: abrir caminos. Dos años antes, había conocido al capitán Charles J. Moore, el descubridor de la gran mancha de basura del Pacífico. “Por primera vez escuché hablar de la contaminación por plásticos”, recuerda. A la mañana siguiente googleó “contaminación” + “plástico”. Cero resultados. “No había nada”. Maqueda tuvo una epifanía: se trataba de un error de diseño. “Usábamos un material no biodegradable que se fragmentaba en partículas y duraba miles de años para fabricar cosas de usar y tirar. Un disparate”.

Maqueda, que de niño quiso estudiar Biología y ser Félix Rodríguez de la Fuente, pero que acabó haciendo Económicas y Derecho porque a sus padres les parecía el camino más corto para “colocarse”, decidió que él iba a contar esa historia. “Llamé a Google, les dije que tenían los océanos de Google Maps vacíos y que se me había ocurrido llenarlo con las manchas de plástico. Entonces estaban montando Google Ocean y necesitaban contenido. Me citaron en la sede de Mountain View y firmé un montón de documentos”. Aquel proyecto nunca salió porque Maqueda prefirió empezar por el principio. “Había que crear una narrativa”. Así nació The Plastic Pollution Coalition. En 2022 Naciones Unidas redacta un tratado internacional contra la contaminación por plástico usando su vocabulario. “Sí se puede”, dice satisfecho.

Maqueda, en la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial.
Maqueda, en la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial.Daniel Ochoa de Olza

Después de 20 años en Estados Unidos, vuelve a Madrid. Nos citamos en la biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial porque dice que “no hay plásticos y es un sitio pensado para durar”. Ahora usa un reloj convencional que marca la hora de recoger a sus hijos en el colegio. No ha conseguido ser Rodríguez de la Fuente, pero sí enseñar Economía Circular en la Universidad de Harvard, donde ha creado el primer curso de Economía Regenerativa. “Digamos que ser sostenible es el primer paso; ser circular, el segundo, y regenerativo, el tercero e indispensable”. Sus clases están abiertas a todos, pero algunos alumnos les duran menos que otros. “No soy catedrático, ni siquiera tengo un doctorado, estoy ahí para conseguir impacto”. Para Maqueda eso significa “cambiar el modo de pensar de gente influyente”. “Doy clases a profesionales de la sostenibilidad, empresarios, ministros, catedráticos. Muchos llegan con la idea de que la economía circular es un añadido a la sostenibilidad, pero el 80% de los impactos están en la fase de diseño, y eso significa rediseñar todos los productos y servicios. Hay quien no quiere escucharlo y se va”.

A sus clases también se apuntan los maestros del greenwashing, ese lavado de cara tan extendido que consiste en usar el lenguaje verde para seguir haciendo lo mismo de siempre. “Los puedo identificar a kilómetros… ‘Yo ya soy parte de la economía circular, mi empresa recicla el 20% de las botellas’, dicen. No quieren aprender”. Una vez se le apuntaron 11 directivos de una empresa dedicada a la pirólisis de plástico (convertir el plástico en combustible). “Eso no es economía circular”, les dijo. Poco a poco fueron desapareciendo.

“Soy el mismo de antes, pero ahora lo digo con el gorro de Harvard y la gente me escucha con más atención”. Maqueda pregunta en su clase: “¿Cuál es el valor del conocimiento en un mundo donde la información crece exponencialmente cada día? La respuesta es fácil: tiende a cero. Lo único que aumenta su valor en este contexto es la sabiduría, hacer las buenas preguntas porque las respuestas ya te las regalan”. En 2022 uno se apunta a un curso de Harvard para aprender a preguntar.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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