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Un macroestudio no detecta un mayor riesgo de tumores cerebrales en las personas que tienen teléfono móvil

La investigación, realizada con casi 800.000 mujeres en Reino Unido, sugiere que el uso normal de los dispositivos inalámbricos no provoca cáncer

Telefonos moviles
Un grupo de personas consulta sus teléfonos móviles en un vagón del metro de Madrid.david expósito
Manuel Ansede

Uno de los estudios más exhaustivos hasta la fecha, en el que han participado más de 800.000 mujeres en Reino Unido, ha detectado un riesgo similar de tumor cerebral en las participantes que utilizan teléfono móvil y en las que no lo han tenido nunca. El trabajo, encabezado por científicos de la Universidad de Oxford y de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), se suma a la multitud de estudios anteriores que sugieren que un uso normal del teléfono no provoca tumores de ningún tipo.

Más de 5.300 millones de personas en el mundo tienen un teléfono móvil, según la asociación de fabricantes GSMA. Los dispositivos, que emiten campos electromagnéticos, fueron clasificados hace una década por la IARC como “posibles carcinogénicos”, tras detectarse un presunto mayor riesgo de glioma —un tumor cerebral maligno— en un estudio con más de 5.000 pacientes. Era solo una sospecha. La propia Organización Mundial de la Salud recalca que “hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud”.

El nuevo trabajo ha utilizado datos del llamado Estudio del millón de mujeres de Reino Unido, un proyecto que ha reclutado a una de cada cuatro mujeres nacidas entre 1935 y 1950, con el objetivo inicial de investigar el cáncer de mama. Tras una quincena de años de seguimiento, los autores han detectado que el 0,42% de las participantes desarrolló un tumor cerebral, con cifras similares en las usuarias de teléfono móvil y en las que jamás han tenido un dispositivo. Los científicos no han observado diferencias significativas en el riesgo de glioma, de meningioma, de neurinoma del acústico o de otros tumores presuntamente asociados al uso de aparatos inalámbricos, como los de ojo o de la glándula pituitaria.

Solo el 18% de las participantes en el estudio afirmó hablar más de media hora a la semana por teléfono móvil, por lo que es imposible sacar conclusiones sobre el riesgo de las personas que lo utilizan mucho más tiempo, según subraya el epidemiólogo Joachim Schüz, coautor del trabajo y miembro de la IARC, un brazo de la Organización Mundial de la Salud con sede en Lyon (Francia). “Dada la falta de evidencias en los usuarios intensivos, sigue siendo un buen enfoque de precaución recomendar a los usuarios que reduzcan la exposición innecesaria al teléfono móvil”, explica Schüz en un mensaje de correo electrónico.

La investigación, publicada este miércoles en la revista especializada Journal of the National Cancer Institute, explica que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia, los emitidos por los teléfonos móviles, penetran varios centímetros en la cabeza. El principal efecto de este fenómeno es, simplemente, el calentamiento superficial de la piel. El nuevo trabajo no ha detectado ningún incremento del riesgo de tumores en los lóbulos temporales y parietales del cerebro, las zonas potencialmente más expuestas a estos campos electromagnéticos. Los tumores observados, además, se distribuyen tanto en el lado izquierdo como en el derecho, pese a que el uso mayoritario del teléfono móvil es con la mano derecha.

Los autores también recalcan que las emisiones de los dispositivos actuales son “sustancialmente menores” que las de los aparatos de generaciones anteriores. “En general, es poco probable que una persona que use mucho el móvil hoy en día acumule la misma exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que un usuario modesto de las dos primeras generaciones de teléfonos inalámbricos”, señalan los investigadores.

Una de las ventajas del nuevo trabajo es que es prospectivo: el seguimiento y las preguntas sobre el uso del teléfono móvil comenzaron antes de que las mujeres sufrieran tumores cerebrales. Lo habitual hasta ahora eran los estudios retrospectivos, en los que personas ya diagnosticadas de cáncer calculaban el tiempo diario dedicado al teléfono a lo largo de su vida. En estos primeros trabajos existía el peligro del llamado sesgo de memoria: los pacientes con un tumor cerebral tienden a exagerar su uso del móvil, porque pueden considerar que es la causa de sus problemas. En la nueva investigación, las mujeres detallaron su tiempo diario al teléfono en dos tandas de preguntas, formuladas en 2001 y en 2011. En este último cuestionario, el 75% de las mujeres de entre 60 y 64 años utilizaba el teléfono móvil.

La estadística Kirstin Pirie, de la Universidad de Oxford, ha sido contundente en un comunicado: “Estos resultados respaldan las pruebas, cada vez más numerosas, de que el uso del teléfono móvil en las condiciones habituales no aumenta el riesgo de tumores cerebrales”.

El nuevo trabajo no incluye niños ni adolescentes, pero los autores recuerdan que hace solo dos meses se presentaron los resultados del estudio internacional MOBI-Kids, que analizó la posible relación entre el uso de teléfonos móviles y el riesgo de sufrir tumores cerebrales en jóvenes de 14 países. La investigación —coordinada por la epidemióloga Elisabeth Cardis, directora del programa de radiación del Instituto de Salud Global de Barcelona— tampoco encontró ningún vínculo.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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