Las adolescentes atribuyen más el fracaso a la falta de talento que sus compañeros
Una investigación con más de 500.000 estudiantes de 72 países muestra que las chicas tienden a pensar que no son lo suficientemente hábiles cuando fallan académicamente
La brecha de género está presente desde edades muy tempranas. Así lo demuestra un estudio, publicado este miércoles en Science Advances, en el que se revela que las adolescentes de 15 años son más propensas que sus compañeros a atribuir sus fracasos académicos a la falta de talento. Los investigadores han partido de una pregunta del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de 2018. La muestra estaba compuesta por más de medio millón de estudiantes de 72 países diferentes. Este estereotipo es mayor en países más desarrollados y con mayor nivel de igualdad de género y en alumnos de alto rendimiento.
Este estudio no es el primero que resalta la brecha de género en personas muy jóvenes o incluso niños. En 2017, la revista Science publicó una investigación en la que mostraba que las niñas de seis años son menos propensas que los niños a creer que los miembros de su género son “muy, muy inteligentes”, como sinónimos de brillantes. Además, evidenciaba que a partir de esa edad ellas comenzaban a evitar actividades que se consideran para gente brillante.
El informe PISA se elabora cada tres años y en él se mide el conocimiento y las habilidades de estudiantes de 15 años sobre matemáticas, lectura y ciencia. En 2018 incluyeron por primera vez la pregunta “Cuando estoy fallando, tengo miedo de no tener suficiente talento”; los alumnos debían señalar en qué medida estaban de acuerdo. En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 47% de los adolescentes está de acuerdo o totalmente de acuerdo con esta afirmación, frente al 61% de ellas. Thomas Breda, profesor de la Escuela de Economía de París y coautor del estudio, lo explica: “Observamos que, frente al fracaso, los muchachos —aunque creemos que se puede extender a los hombres— tienden a pensar que es por mala suerte o por factores externos. Las chicas tienden a creer que ocurre porque no son lo suficientemente hábiles, brillantes o talentosas”. Esto sucedió en 71 de los 72 países estudiados. Todos, salvo Arabia Saudí. Breda dice que no está “seguro” del porqué de la excepción, pero añade: “Es un país con normas de género muy tradicionales, donde el concepto de talento puede no jugar un papel importante, dejando poco espacio para las diferencias de género a este respecto”.
Sobre la cuestión de que el estereotipo es mayor en países con mayor nivel de igualdad de género, siguiendo el Índice Global de Brecha de Género, el estudio argumenta que no es la primera vez que ocurre esto. “Aquí nos encontramos de nuevo con algo que se llama la paradoja de la igualdad de género”, comenta Breda. Leni Bascones, investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM - CSIC) y una de las fundadoras de la iniciativa 11F, explica que podría ser que se tenga una percepción de falsa igualdad. “Tenemos mejores condiciones en muchas cosas, pero eso también hace que creamos que podamos optar en igualdad de condiciones cuando en nuestro día a día la realidad es que no es así”, defiende.
Esta investigación también sugiere que otras brechas de género, como la competitividad, la autoconfianza y la disposición para trabajar en las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), pueden estar relacionadas con el estereotipo de la falta de talento. “El estereotipo hace creer que las chicas son menos talentosas que ellos y cuando es así, es posible que te alejes de los entornos competitivos. Vas a autocensurarte y evitarás postularte a algunos puestos porque considerarás que no eres lo suficientemente brillante”, detalla el investigador. Según un estudio llamado Mujeres y digitalización: de las brechas digitales a los algoritmos que recoge el Instituto de la Mujer, el porcentaje de investigadoras en el sector de servicios TIC es del 23,4%.
Bascones, por su parte, destaca que este artículo explica la percepción que tienen las adolescentes sobre ellas mismas, pero que esta percepción “obviamente viene de estímulos externos que reciben”. También incide en que se ha evidenciado una mayor presencia de mujeres que sufren el llamado síndrome del impostor. Según una investigación publicada en 2020 en Frontiers in Psychologist, este síndrome se refiere a la sensación que algunas personas tienen de que alcanzaron papeles y posiciones altos no por sus competencias, sino por algún descuido o golpe de suerte. En 2021, la auditoria KPMG hizo un estudio, con una muestra de 750 mujeres ejecutivas, en el que resaltaron que el 75% de ellas había sufrido este síndrome alguna vez a lo largo de su carrera y que el 85% defiende que este síndrome lo experimentan comúnmente las trabajadoras en las empresas estadounidenses.
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