_
_
_
_
_

Estromboliano, piroclastos o colada: diccionario para entender el volcán de La Palma

Esto son los conceptos más relevantes para comprender qué está ocurriendo en la isla canaria

Esta imagen, cedida por el Gobierno español, fue tomada desde el avión que llevaba al presidente Pedro Sánchez hacia La Palma.
Esta imagen, cedida por el Gobierno español, fue tomada desde el avión que llevaba al presidente Pedro Sánchez hacia La Palma.Borja Puig de la Bellacasa (AP)
Miguel Ángel Criado

La erupción del volcán de Cabeza de Vaca, en la isla canaria de La Palma, ha puesto en circulación una serie de palabras de la jerga de los vulcanólogos. Muchas son desconocidos para los no especialistas, y otras son segundas o terceras acepciones de términos más comunes, como el caso de caldera o ceniza, que no significan lo mismo en el ámbito de las erupciones volcánicas que cuando se utilizan en otras áreas. Estos son algunos de los conceptos más relevantes para entender lo que está pasando en La Palma.

Más información
“La erupción en La Palma tiene material, intensidad y magma suficiente para aguantar semanas”

Bombas volcánicas

Fragmentos de roca, en estado líquido o semilíquido, expulsados durante una erupción. En su trayectoria se van enfriando y, según su tamaño pueden ser proyectados a kilómetros de distancia. Sus dimensiones dependen de factores como el material fundido o el tipo de erupción. Algunas, como la famosa bomba de Lanzarote, son tan grandes como un camión.

Caldera

Una gran depresión de origen volcánico. Frente a la imagen convencional de los volcanes cónicos, aquí se trata de un cráter de grandes dimensiones (los hay con un diámetro de más de 50 kilómetros, como la de La Pacana, en Chile). Se generan por erupciones que provocan el colapso de la capa superficial o, incluso del volcán preexistente. En España, la más famosa es la que da nombre al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, en La Palma.

Ceniza

Junto a las bombas y los lapilli (ver más abajo), forma el material magmático en estado sólido expulsado por vía aérea durante una erupción volcánica. Se trata de partículas muy finas de roca pulverizada con un diámetro de menos de dos milímetros. Son el mayor peligro de los volcanes a escala global, ya que pueden ser transportadas a grandes distancias por la circulación atmosférica. La erupción del Eyjafjallajökull, por ejemplo, provocó el colapso aéreo en buena parte del hemisferio norte durante días. La del Pinatubo (Filipinas) en 1991 emitió tantas cenizas que provocó un enfriamiento global de 0,3º. Y la del Tambora (Indonesia) en 1815 hizo que no hubiera verano aquel año.

Colada

El elemento más característico de las erupciones no explosivas, como la de La Palma. Se trata de un manto de lava que brota del volcán y, como los ríos, fluye tierra abajo buscando su llegada al mar. Puede ser como un gran río o segregarse en varias mangas, como en la isla canaria, donde ya hay tres lenguas diferentes.

Erupción, tipos

Existen distintos tipos de volcanes y de erupciones volcánicas. La mayoría deben su nombre a algún volcán o ámbito geográfico específico. La protagonista del imaginario colectivo es la estromboliana, que debe su nombre al volcán italiano Stromboli. La erupción es permanente, de lavas fluidas y salpicada de brotes explosivos. Otra de las más habituales es la hawaiana, relativamente poco conflictiva y protagonizada por grandes cantidades de lava muy fluida que muere en el mar. Otro tipo es el vesubiano, que debe su nombre al volcán homónimo. Está entre las más explosivas, debido a la acumulación de grandes cantidades de gases. Los habitantes de Pompeya y Herculano murieron por una de estas erupciones. La erupción peleana, con lavas viscosas de lento desplazamiento, es, junto a la estromboliana, la que mejor encaja con lo que está sucediendo en La Palma. La krakatoana, por el Krakatoa, se reserva para las erupciones con grado de cataclismo. La pliniana es una erupción explosiva que arroja gran cantidad de material. Están entre las más fuertes y deben su nombre a Plinio el Viejo, que murió por una de ellas, la del Vesubio del 79 después de Cristo.

Índice de explosividad volcánica

Es la medida estándar que usan los científicos para establecer la magnitud de una erupción volcánica. La escala es relativa y su valor se determina con base en el volumen de los productos expulsados, la altura que alcanza la nube eruptiva y el tipo erupción. Parte de un valor 0, propio de las erupciones efusivas hawaianas y llega hasta un valor 8, para erupciones ultraplinianas que expulsan más de 1.000 kilómetros cúbicos de materiales. Son catastróficas, como la de Yellowstone. Por fortuna se producen cada muchos miles de años.

El término “malpaís”, en español, se ha incorporado a la jerga de la vulcanología en otros idiomas. Su nombre define lo que queda cuando la lava se enfría, malas tierras

Lapilli

Pequeños fragmentos de roca fragmentada expulsados a la atmósfera. Su diámetro va desde los dos milímetros de las cenizas hasta los 64 milímetros, que ya entrarían en la categoría de bombas volcánicas. Suelen salir del interior de la tierra en estado líquido y endurecerse en su trayecto aéreo.

Malpaís

Grandes extensiones rocosas, áridas y de difícil tránsito, generadas por determinadas erupciones volcánicas. El término, en español, se ha incorporado a la jerga de la vulcanología en otros idiomas. Su nombre define lo que queda cuando la lava se enfría, malas tierras. El término define muy bien a buena parte de las tierras volcánicas de Canarias.

Piroclastos

Todos los materiales sólidos que una erupción arroja al aire, desde las cenizas hasta las bombas, pasando por el lapilli. Estos materiales de roca fundida salen del volcán a temperaturas superiores a los 1.000 grados. El término es de significado idéntico al de tefra volcánica, ahora en desuso.

Tipos de volcanes

Como sucede con las erupciones, existen distintos tipos de volcanes. Más allá de la típica forma cónica de un único cráter del monte Fuji, en Japón, hay otras cuatro grandes morfologías volcánicas. Una ya se ha descrito más arriba, las calderas. También están los volcanes de escudo, como el Kilauea hawaiano, con sus laderas suaves, conos de grandes dimensiones y lavas fluidas. Un cuarto es el domo de lava, generalmente más pequeños y empinados. Por último están los conos de cenizas o escoria. Son relativamente pequeños y suelen formarse por erupciones estrombolianas, de magma viscoso. La del volcán de Cabeza de Vaca entraría en esta categoría.

*Fuentes: Instituto Geográfico Nacional y Servicio Geológico de Estados Unidos

Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miguel Ángel Criado
Es cofundador de Materia y escribe de tecnología, inteligencia artificial, cambio climático, antropología… desde 2014. Antes pasó por Público, Cuarto Poder y El Mundo. Es licenciado en CC. Políticas y Sociología.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_