“La erupción en La Palma tiene material, intensidad y magma suficiente para aguantar semanas”
La directora del Observatorio Geofísico Central del Instituto Geográfico Nacional, Carmen López, asegura que todavía es pronto para conocer cuánto durará exactamente la emisión de lava
La científica Carmen López se curtió en las labores de gestión de una crisis volcánica durante los meses que duró la erupción submarina de El Hierro y en los meses previos de temblores que generaron ansiedad a la población. Allí tuvo que lidiar con una calma tensa que se prolongó durante muchas semanas antes de la erupción, lo que provocó gran inquietud por la incertidumbre. Ahora, en La Palma, el nacimiento de una fisura volcánica se ha precipitado en apenas una semana tras la última serie de terremotos, porque la configuración geológica de las islas “se comporta de manera diferente”, explica López (Madrid, 57 años) por teléfono a primera hora de la mañana, entre reuniones de crisis. En La Palma hay más fracturas de erupciones recientes que han facilitado este fenómeno y que también ayudan a entender cómo puede desarrollarse. Desde su puesto como jefa del Observatorio Geofísico Central del Instituto Geográfico Nacional (IGN), López vigila el desarrollo de esta erupción, que desde el sábado era “inminente”.
Pregunta. ¿Cómo ha evolucionado la erupción durante la noche?
Respuesta. Ha habido algunos pequeños sismos y sigue la erupción imparable. Siguen los flujos de lava pendiente abajo y la actividad es intensa. Hay ya nueve puntos de emisión en las dos fracturas. La erupción está en marcha y lleva muy poquito tiempo, todavía es pronto para ver la evolución.
P. ¿Anoche eran ocho?
R. Nueve es la última información que me han pasado.
Hay ya nueve puntos de emisión en las dos fracturas
P. Anoche dijo el presidente canario, Ángel Víctor Torres, que no esperaban “nuevos puntos de erupción, solo alguna otra fisura”.
R. Claro, es una erupción fisural y puede haber más fracturas. Estas están cercanas, a unos 200 metros una de la otra. Al alcanzar la superficie, el magma busca distintos sitios y puede aparecer en distintos puntos de emisión, pero el mecanismo es el mismo. No sería otra erupción, pero no se descarta que puedan surgir otros puntos de emisión u otras pequeñas fracturas.
P. Pero serían localizadas en la misma zona.
R. Sí, en la misma zona.
P. ¿Podemos saber ya cuánto va a durar?
R. Todavía no se sabe, se está intensificando la vigilancia, se hacen vuelos para medir el dióxido de azufre, que podría dar una idea de la cantidad que se está emitiendo a la atmósfera por día. Ese es un parámetro que, estudiando su evolución, puede avisarnos de que el sistema va perdiendo potencia si baja su emisión y podría anticipar un poco el final de la erupción. Pero por ahora son las primeras medidas. Se van a hacer inspecciones dos veces al día. Es todavía pronto para decir que haya habido algún cambio para poder anticipar una fecha. Pero no es esperable que esto sea una cuestión muy corta.
Se conoce el área de máxima probabilidad de estar afectado por coladas de lava
P. Por lo menos durará semanas.
R. Hay que corroborarlo con datos, pero la sensación es que la erupción tiene material, intensidad y magma suficiente para aguantar más que unos días, semanas. Pero no te podría decir si muchas semanas o pocas semanas, hay que analizarlo continuamente.
P. ¿Se sabe cuál va a ser la evolución de las coladas?
R. El IGN ha hecho unas simulaciones numéricas del recorrido de lava partiendo de los puntos actuales donde hay emisión. Y eso se lo hemos pasado a Protección Civil, que es la que tiene que organizar las medidas y decisiones para proteger a la población. Se conoce el área de máxima probabilidad de estar afectada por coladas de lava.
P. ¿Va a terminar concentrándose todo en un solo punto de erupción?
R. Se está haciendo un cono principal en uno de los puntos de emisión, pero el tipo de erupción es fisural: va a estar emitiendo por los distintos puntos. Pero es previsible que cuando vaya perdiendo presión vaya teniendo menos puntos de emisión.
P. Estábamos pendientes de un terremoto mayor como posible precursor de la erupción.
R. Había precursores claros desde hacía tiempo. A corto plazo, los más importantes fueron la intensificación brutal de la sismicidad y el comienzo de la sismicidad superficial, que llegó a ser tan intensa que fue muy sentida. Sobre todo el día 18 hubo una intensificación enorme de la sismicidad con más terremotos sentidos, más superficiales y con muchísima energía y frecuencia. Otro precursor fue la deformación: en un solo día, hubo una deformación de cinco centímetros [la isla pasó de 10 a 15 centímetros de abombamiento] y eso también es claramente preeruptivo. No siempre se repite la misma pauta, pero sí encontramos signos preeruptivos que llegaron a ser inminentes sobre todo a partir del último enjambre de terremotos sentidos. Lo que no sabíamos era exactamente cuándo iba a ser, pero sabíamos que iba a ser a corto plazo.
El magma no usa los conductos de las erupciones previas, pero sí las zonas de fractura asociadas a la historia eruptiva previa
P. Ha sido muy distinto a El Hierro.
R. En El Hierro tuvimos un gran terremoto y el inicio del tremor, que no se ha dado aquí porque el sistema no es el mismo. La corteza de La Palma y El Hierro no son la misma, los reservorios de magma no están a la misma profundidad, aquí eran más someros. El Hierro no tiene una erupción conocida en el catálogo histórico y sin embargo La Palma había tenido seis erupciones documentadas en los últimos 500 años. Esto hace que esa estructura, esa corteza, esté muy modificada. Una actividad que es muy reciente. No es lo mismo tener que atravesar toda la corteza de El Hierro, que es muy rígida, y no ha tenido un proceso eruptivo reciente, que La Palma, con la última erupción en 1971. Es un sistema muy distinto, muy trabajado, que se comporta de manera diferente. Hay intrusiones recientes, muchas anomalías, muy heterogéneo, y eso es lo que ha dado una pauta diferente.
P. ¿El magma ha aprovechado las fisuras de las erupciones anteriores?
R. No usa los conductos de las erupciones previas, pero sí las heterogeneidades y las zonas de fractura y debilidad asociadas a la historia eruptiva previa.
P. ¿En qué nos tenemos que fijar ahora para saber cómo va a evolucionar?
R. La labor más dura es la de Protección Civil, controlando la trayectoria de la lava que va destruyendo casas. Eso es lo peor. Y nosotros podemos ayudar vigilando los parámetros y viendo si somos capaces de calcular un posible fin, qué volumen hay disponible para manejar esta erupción. Eso es lo que los científicos tenemos que aportar, si va a seguir al mismo ritmo o si va a debilitarse. Mirar cuáles son los gases emitidos y si hay más sismicidad, porque no se descartan otros seísmos asociados que pueden ser sentidos.
P. ¿Cuándo cree que podrán calcular cuánto durará la erupción?
R. Se está en ello. Llevamos un día de erupción, todavía es pronto, se está estudiando y necesitamos unas cuantas observaciones más para tener una idea de cuál es el magma disponible. La duración de la erupción se controlará principalmente con las emisiones del dióxido de azufre.
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