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La música de las arañas

Un sistema de realidad virtual permite transformar las ondas de las telas de arácnidos en notas y sonidos reconocibles para el oído humano

Corte transversal de una tela de araña, de donde se extrae un mapa tridimensional que luego se transforma en música.
Corte transversal de una tela de araña, de donde se extrae un mapa tridimensional que luego se transforma en música.Markus Buehler (otros)

Las arañas carecen de oídos y la mayoría de ellas no tienen una gran visión. Esto puede parecer un gran impedimento a la hora de cazar, defenderse o, simplemente, sobrevivir. Por ello, estos pequeños animales utilizan la característica tela que tejen para ayudarse en su día a día. Es a través de las vibraciones de las telarañas como estas pueden notar la presencia de insectos en las inmediaciones y comunicarse con otros individuos de forma imperceptible para el ser humano. Sin embargo, un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ha desarrollado un sistema de realidad virtual que transforma las ondas que se producen en las telas de araña en música reconocible para nuestro oído.

Cuando un objeto vibra, produce unas ondas que llegan a nosotros a través del aire o algún canal sólido, como el suelo. Solo las ondas que van desde los 20 a los 20.000 hercios (Hz) son perceptibles para el ser humano. Las vibraciones que producen los hilos de la telaraña varían en función del tamaño y la elasticidad de los mismos, pero en ningún caso son captadas por el oído humano. Diego Barrales, del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica: “Las arañas poseen unos órganos muy sensibles, conocidos como tricobotrios, por medio de los cuales pueden percibir vibraciones, incluso las que son muy débiles”. Barrales, que gestiona la cuenta de Twitter @Arachno_Cosas, dedicada a la divulgación y resolución de dudas sobre estos animales, asegura: “Diríamos que las arañas escuchan de esta manera”. Estos sensores, similares a un pelo rígido, se encuentran principalmente en las patas, aunque también están presentes en otras partes del cuerpo.

Esta diferenciación entre las vibraciones que produce cada hilo y la sensibilidad de las tricobotrios les permite interpretar qué ocurre en la telaraña. Barrales cuenta: “Los movimientos de una presa son muy diferentes a los de una potencial pareja. Además, las arañas pueden determinar en qué parte de la telaraña se está produciendo la vibración. Basándonos en esto, se conoce que los machos pueden mandar mensajes a las dueñas de las telarañas, para que sepan que no son comida”.

Los investigadores del MIT han identificado las ondas que emite cada hilo y, con un sintetizador, las han transformado en un sonido similar al que emite un arpa. Utilizando imágenes láser, han construido un mapa 3D de la telaraña de una Cyrtophora citricola al mismo tiempo que se estaba tejiendo. Markus Buehler, uno de los desarrolladores del experimento, explica: “De esta forma, podemos explorar a través del sonido la secuencia temporal de cómo se construye la telaraña”. Gracias a esto, el usuario puede ver y oír tal y como lo haría uno de estos artrópodos con su telaraña y acercarse mucho a la sensación real. Así, los hilos más cercanos al usuario suenan más alto que los que están más alejados.

“La telaraña puede ser vista como una extensión del cuerpo de la araña. Vive ahí, pero también la utiliza como sensor”, declara Buehler a la revista New Scientist. “Cuando entras en el mundo de la realidad virtual y te sumerges en la telaraña, ser capaz de escuchar lo que está pasando te permite entender lo que estás viendo”, asegura.

El siguiente paso es descodificar las vibraciones que producen las propias arañas para entender qué dicen y poder comunicarse con ellas

Los desarrolladores del proyecto no se quedan ahí y quieren darle la vuelta al experimento. Las vibraciones que producen las arañas en la tela pueden ser clasificadas en función de la actividad que estén realizando. De esta forma, se podría determinar qué significa cada mensaje y establecer una comunicación con ellas. Buehler comenta: “Ahora estamos intentando generar señales sintéticas para hablar el lenguaje de las arañas. Si las exponemos a ciertos ritmos o vibraciones, ¿podremos influir en lo que hacen? ¿Podemos comunicarnos con ellas? Son ideas muy interesantes”.

Marcos Méndez, profesor de Ecología en el área de Biodiversidad y Conservación de la Universidad Rey Juan Carlos, ve factible establecer estos canales de comunicación: “Podemos enviar patrones de vibración que las arañas puedan entender del mismo modo que los que trabajan con pájaros pueden grabar cantos para atraer a machos o a hembras. Se pueden reproducir las vibraciones que hacen presas, o que hacen parejas, y desencadenar reacciones en las arañas. Esto puede tener relevancia y sentido científicos. Pero realmente, comunicarse con otras especies no puede llegar muy lejos”. Además, Méndez también ve otras proyecciones a futuro: “Mostrar las vibraciones inaudibles de un elemento sólido puede tener aplicaciones en construcciones humanas, como la detección de defectos estructurales”, cree el profesor. Por último, Méndez considera que este experimento puede mejorar la imagen que las personas tienen de los arácnidos: “Oír cantar a las ballenas seguramente ha despertado la empatía de la ciudadanía hacia esos animales. Que las arañas sean capaces de percibir música mediante sus telas hace a este grupo mucho más cercano”.

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