Sebastián Edwards: “Hoy el término neoliberal se ha transformado en un insulto”
El economista publica ‘El proyecto Chile. La historia de los ‘Chicago Boys’ y el futuro del neoliberalismo’, que abarca los vínculos del movimiento con el país desde los años 50, su protagonismo en la dictadura de Pinochet y sus huellas hasta hoy
En noviembre de 2019, cuando transcurrían dos semanas del estallido social en Chile, Sebastián Edwards (71 años, Santiago) viajó a Santiago desde Estados Unidos, donde vive hace más de cuatro décadas y es profesor titular de la cátedra Henry Ford II en la Universidad de California (UCLA). El también execonomista en jefe para América Latina del Banco Mundial y antiguo asesor del exgobernador Arnold Schwarzenegger, vio múltiples rayados en las paredes, entre ellos, “¡Chile despertó” —el lema de las revueltas—, “¡El neoliberalismo nació y va a morir en Chile!”, y “¡No más Chicago Boys!”! Días después, cuando iba al aeropuerto para regresar a Los Ángeles y casi pierde el avión por las barricadas y bloqueos en las carreteras, recuerda que el conductor de Uber que lo trasladaba, le dijo: “Usted está presenciando una rebelión; la rebelión que va a terminar con el modelo liberal”.
Edwards, quien fue allendista y salió en 1977 de Chile “apurado” —dice con ironía— por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), observó con el ojo de un escritor los mensajes y ya en el vuelo escribió sus primeras notas. “Para mí no fue sorprendente que hubiese malestar porque había señales, pero sí lo fue que quemaran el país. Yo llevaba mucho tiempo diciendo que Chile tenía un problema, y es que la derecha no entendía que el modelo se había agotado, que había sido muy exitoso, pero que había llegado a una especie de plató, y que se debía pensar en una segunda etapa. Y la izquierda no quería reconocer que había sido muy exitoso, pero hasta el plató”.
Cinco años después de esos apuntes, Edwards lanza este lunes en Santiago El proyecto Chile. La historia de los Chicago Boys y el futuro del neoliberalismo (Ediciones Universidad Diego Portales), un libro en cuya portada aparece Milton Friedam durante su visita a Chile en 1975 para reunirse con Pinochet. Su primera edición en inglés la publicó en 2023. Sus presentadores serán Mario Marcel, el ministro de Hacienda del presidente Gabriel Boric y Cristián Larroulet, exministro y exjefe de asesores de Sebastián Piñera (2010-2014, 2018-2022), de la derecha tradicional, además de máster en Economía por la Universidad de Chicago.
Con más de 60 entrevistados, entre ellos los exChicago Boys, el grupo de economistas con posgrados en la Universidad de Chicago que impulsó el programa ultraliberal en la dictadura, Edwards recorre en tono de crónica histórica y económica mucho más atrás, y mucho más adelante, su influencia. Arranca con el ‘Proyecto Chile’, diseñado en 1956 por el Departamento de Estado de Estados Unidos para entrenar (en Chicago) a chilenos que defendieran el libre mercado; sigue con los equipos —dos generaciones— que acompañaron a Pinochet, y continúa describiendo a los gobiernos de la Concertación, la coalición que gobernó entre 1990 y 2010. “La mayoría de los observadores se sorprendieron cuando, luego del retorno a la democracia, el modelo elaborado por los Chicago Boys no fue desmantelado (...) En lugar de deshacer las políticas de libre mercado, los sucesivos gobiernos de centroizquierda profundizaron sus reformas”. Y añade: “Es cierto que las nuevas administraciones democráticas expandieron programas sociales, pero los principales componentes del así llamado modelo neoliberal (...) fueron expandidos”. Y destaca que en esta etapa el país redujo la pobreza del 53% a mediados de los ochenta al 6% en 2017, “lo que es extraordinario”, y que tuvo su momentum a comienzos del siglo XXl, cuando fue la nación más rica de América Latina.
El movimiento de economistas se extendió por otros países de Latinoamérica, pero tuvo sus raíces en Chile. “En menos de dos décadas creó una economía capitalista moderna que (...) luego de algunos vaivenes y la profunda crisis monetaria en 1982, generó una aceleración en eficiencia, productividad y crecimiento. En círculos financieros se hablaba de un ‘milagro chileno’ en ciernes (....) El milagro, sin embargo, tenía un pecado original: fue instalado en una dictadura, un régimen que violó los derechos humanos”, señala el libro. Edwards relata que sus manifestaciones “pro competencia, pro mercado, pro apertura, pro estabilización que nace con los Chicago Boys chilenos, se va generalizado y hoy lo vemos en Argentina con Milei. Y lo vimos en Perú con las reformas de Fujimori y en Colombia con Gaviria”.
El autor también se doctoró en Chicago, pero, “en muchos sentidos, me convertí en graduado accidental y atípico, uno que se opuso a la dictadura (...). Por eso, y por otras razones, nunca fui considerado un miembro de la tribu de los Chicago Boys”. En 1977 escribió un artículo cuestionando las políticas económicas de Pinochet y tras ello cuenta que recibió “mensajes” para que dejara Chile.
Sobre qué queda hoy de los Chicago Boys, dice: “La apertura; el tipo de cambio libre y la importancia del mercado y del crecimiento. Es un legado que da la esperanza de que Chile vuelva a crecer. Pero el uso del mecanismo del mercado para solucionar casi todos los problemas de la sociedad, ya no. Hoy Chile navega en aguas nunca navegadas y no está claro si va a terminar en un sistema capitalista moderno con regulaciones pero no sabemos su profundidad o si va a ser una social democracia más light o más inclusiva. Pero no vamos a eliminar la PGU (Pensión Garantizada Universal) y no se va a privatizar Codelco ni su parte del litio. El ámbito del mercado se ha ido achicando”.
Y agrega: “A los Chicago Boys lo que les quedó claramente incompleto fue el tema de la desigualdad y Chile sigue siendo un país muy desigual, lo que genera inestabilidad. El desafío es enfrentar ese problema de la manera más eficiente posible, pero que por reducir la desigualdad no castremos el crecimiento”.
El economista cuenta en su libro que “ninguno de los Chicago Boys a los que entrevisté reconoció que el edificio que construyeron se basara en un modelo neoliberal” y que, cada vez que sacó el tema, recibió la misma respuesta: “¿'Nosotros, neoliberales? Por supuesto que no. Los que lo dicen están tratando de arruinar nuestra reputación; nosotros fuimos partidarios de una economía social de mercado”. Edwards se explica esas reacciones pues “hoy el término neoliberal se ha transformado en un insulto. Y su significado histórico-técnico, ya no existe. Pero, al mismo tiempo, la gente está enojada porque yo dije [en el libro] que el neoliberalismo está en decadencia y se está terminando”.
Luego busca, raudamente, la página 302 de su libro y lee en voz alta: “En Chile, el neoliberalismo —entendida como la variante más pura o extrema del capitalismo, como el sistema que utiliza los mecanismos de mercado para resolver casi todos los problemas de la sociedad— está efectivamente muerto (...) De hecho, podemos parafrasear a los Munchkins en El Mago de Oz y afirmar que el neoliberalismo está ‘moral, ética, espiritual, física, positiva, absoluta, indudable y confiablemente muerto”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.