Mario Marcel: “Cada cierto tiempo aparecen opiniones de empresarios que revelan prejuicios hacia el Gobierno”
El ministro de Hacienda chileno habla con EL PAÍS sobre las expectativas de crecimiento para 2024 y reconoce que el debate tributario genera incertidumbre para tomar decisiones
El ministro de Hacienda chileno, Mario Marcel, está de buen humor. Esta semana el Banco Central dio a conocer la cifra de crecimiento de 2023, que, al contrario de lo que se esperaba, se ubicó en terreno positivo, con un 0,2%. Dice que no sacó champaña, ni saltó de alegría, pero que se ratificó lo que él ya venía diciendo desde hace algún tiempo: que finalmente no hubo recesión.
Sobre este año, el jefe de las finanzas públicas del Gobierno de Gabriel Boric está optimista. Explica que se puede ver “una inflexión hacia arriba” que se inició en julio del año pasado y que hay espacio para crecer este 2024 “a un ritmo superior al crecimiento tendencial”.
Recibe a EL PAÍS en su oficina en una mañana calurosa de viernes. No tiene mucho tiempo, pero se le ve relajado. Esta semana, además, el proyecto que busca disminuir la evasión y la elusión, y recaudar 1,5% del PIB, avanzó en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, se formó una mesa para tratar los temas más controversiales y podría ver pronto la luz. “Todo parece indicar que vamos a poder aprobar este proyecto en la Cámara durante el mes de abril”, dice. Sobre la reforma de pensiones, cuenta que el nuevo presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, Iván Moreira, “ha planteado llevar una discusión constructiva”.
Pregunta: Lo criticaron mucho por celebrar el crecimiento de 0,2% en 2023. ¿Era una cifra para celebrar?
Respuesta: Yo no celebré, no saqué champaña, no me puse a saltar, no me reí. Simplemente consigné lo que estaban mostrando las cifras de cuentas nacionales, que ratificaron algo que habíamos venido indicando hace tiempo: que en 2023, finalmente, no hubo recesión. A ello se agrega que la economía ya viene encadenando por lo menos dos trimestres de crecimiento seguidos, a los cuales se va a agregar el primer trimestre de este año. Considero que esta idea de que celebramos o algo por el estilo, quizás es, en buena medida, el reflejo de nuestro debate público que ha estado tan marcado por el pesimismo que el solo hecho de citar cifras que contradicen esa visión se recibe con rechazo. Soy bien realista: por supuesto que el 0,2% no es una gran cifra, pero se debe valorar porque corresponde a un año en que la economía completó un ajuste que necesitaba para poder bajar grandes presiones inflacionarias que de materializarse habrían sido fatales para la gran mayoría de la población. Es curioso que quienes erraron en sus predicciones critiquen a quienes acertamos.
P. Hacienda tiene una expectativa de un crecimiento de 2,5% para 2024. En una entrevista esta semana, Manuel Marfán, que es bien cercano a usted, dijo que le parecía una cifra difícil, que está en el rango alto. ¿Qué piensa al respecto?
R. Nadie pretende tener la verdad absoluta en términos de proyecciones de crecimiento, pero sí tenemos la obligación de justificarlas. Nuestra proyección es consistente con las cifras que vimos en 2023. Si uno simplemente mantiene el nivel absoluto de actividad de enero, o sea, crece cero cada uno de los meses que restan del año, ya la economía estaría creciendo prácticamente 2% en comparación con el año anterior. A partir de ahí, para llegar al 2,5% basta con crecer en un ritmo bastante menor al promedio de los últimos siete meses. Entonces, desde ese punto de vista, me parece que es bastante realista.
P. ¿Cómo hacemos para que Chile crezca aún más y recuperar el camino al desarrollo que se frenó en 2014?
R. Primero tengamos claro que ese es un desafío no menor. No hay muchos países en el mundo que logren revertir la tendencia de su crecimiento tendencial a medida que se desarrollan. En nuestro caso, esa caída fue bastante rápida y eso sugiere que hay algún espacio para mejorar. Si uno mira los países que tienen un ingreso per cápita parecido al nuestro y niveles de crecimiento mayor, su crecimiento de largo plazo es de 3,1%. Eso es bastante cercano a lo que la comisión que presidió Marfán estimó como efecto de las medidas que están propuestas en el pacto fiscal, que corresponden a tres cosas: las reformas para racionalizar todos los procesos de permisos para inversión y el desarrollo de industrias con un potencial de expansión grande, a raíz de los cambios que está evidenciando la economía mundial. Como es el litio, las energías renovables, el hidrógeno verde y la economía digital. Lo tercero: la rebaja compensada del impuesto de primera categoría. Entonces, es posible elevar el crecimiento tendencial. Tenemos que aplicarnos y colaborar para lograrlo.
P. Uno de los problemas que ha tenido este Gobierno es la baja confianza empresarial. ¿Es algo que se ha ido resolviendo?
R. Diferenciaría entre lo que aparece en el debate público –dominado por gremios a los que les ha costado escapar del clima del debate público– versus lo que va ocurriendo con las decisiones que toma el mundo empresarial. La inversión minera programada para 2023-2027 creció en 15.000 millones de dólares después de la aprobación del royalty minero. Y eso que hay algunos proyectos que todavía faltan. Veo también una diferencia importante entre la aproximación que a veces tienen los gremios empresariales locales con los inversionistas extranjeros. El año pasado tuvimos un récord en 10 años de inversión extranjera. Quizás hay que guiarse más por los hechos y por las acciones que por las opiniones.
P. El presidente Boric hizo una crítica a los empresarios y les pidió “dejar la soberbia paternalista que los lleva a emitir juicios denigratoria a los gobiernos”. ¿Coincide con él?
R. Entiendo que lo hizo a propósito de un tuit. En todo caso, es cierto que cada cierto tiempo aparecen opiniones de algunos empresarios, no podemos generalizar, que revelan un cierto prejuicio hacia el Gobierno. Hay gente que sigue repitiendo que al Gobierno no le interesa ni la seguridad ciudadana ni el crecimiento. Eso revela un cierto prejuicio de que, por ser un Gobierno de centroizquierda, tendría que ser o actuar de una determinada manera. Pero los hechos a diario van desmintiendo esos prejuicios.
P. El mismo presidente Boric reconoció en una entrevista con El País que el crecimiento no era una de las prioridades del Gobierno y que ahora sí. ¿Cómo se toma usted esa confesión? ¿Por qué no se alertó al presidente en el principio que esto era importante?
R. Evidentemente que respecto de lo que hubo originalmente en el programa de Gobierno y lo que se planteó durante la campaña, varias materias se han ido actualizando una vez en el Gobierno. De esto se trata el arte gobernar.
P. ¿Costó convencerlo de que era una prioridad?
R. El convencimiento es del propio presidente. Al asumir el Gobierno nuestro principal desafío era estabilizar la economía. Y la estabilización es un prerequisito para crecer. En aquel entonces la inflación estaba al alza, las tasas de interés estaban subiendo para poder hacer frente a la escalada inflacionaria y todavía tenía que producirse todo el ajuste en la economía. Esa fue, por supuesto, la prioridad y por eso en 2022 hicimos un ajuste fiscal tan drástico. Pero una vez que ya empezamos a avanzar en esa tarea, por supuesto que los temas de crecimiento futuro ya empiezan a manifestarse e incorporarse más en la discusión y en el trabajo del Gobierno.
El peso relativo de Huachipato
P. La siderúrgica Huachipato anunció esta semana que paraliza sus obras porque no puede seguir compitiendo con el acero chino. La empresa dice que las salvaguardias que pusieron son insuficientes. ¿Se demoró mucho en reaccionar el ministro de Economía, Nicolás Grau?
R. Primero, hay que tener claro que poner salvaguardias no es una decisión política del Gobierno, sino que existe toda una institucionalidad, que es consistente con las normas internacionales sobre libre comercio. En Chile hay una comisión de distorsiones, cuya secretaría está en manos del Banco Central y cuenta con autonomía en sus decisiones. Nosotros no le damos órdenes a quienes participan en esa instancia, en la que aplican una metodología para dimensionar el dumping y, eventualmente, aplicar salvaguardias sobre tasas arancelarias. Esa institucionalidad funcionó y está ahí para respetarla. No es un tema que dependiera de la voluntad del Gobierno o del ministro Grau.
P. Pero el Gobierno también tiene herramientas independientes de esa comisión para evitar que pueda cerrar una planta que entrega 22.000 empleos directos o indirectos.
R. El Gobierno tiene instrumentos de política que pueden incidir sobre el acceso al crédito u otro tipo de circunstancias, pero no puede hacer responsable de la gestión de una empresa privada.
P. ¿Le preocupa el efecto que pueda tener este cierre en el crecimiento y en el empleo?
R. Si se observa a nivel global, en el conjunto de la actividad del país, el peso relativo que tiene una empresa siempre va a ser relativamente limitado, lo cual no disminuye la importancia que cierta actividad tiene para la región los encadenamientos productivos que hay con proveedores de la empresa.
P. La semana pasada, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, dijo, a propósito de una conversación sobre la informalidad, que los empresarios debían pagar mejor para que los sueldos en Chile fueran más altos. ¿Se equivocó la ministra? Eso dijo al menos Marfán.
R. En la economía hay determinantes macroeconómicos de lo que ocurre con las remuneraciones, no obstante cada empresa resuelve sobre los sueldos que paga. Observamos una situación en el mundo de la empresa y en la ocupación, ya sea por el lado salarial o de las formas de trabajo, que parece resultar muy insatisfactorio para un número importante de trabajadores en Chile. Recuerdo que después de la época del estallido social de 2019 muchos empresarios hicieron este tipo de reflexión y abrieron diálogos con sus sindicatos, con sus trabajadores y se generaron expectativas de que había cosas que iban a cambiar. Pero, a medida que fue pasando el tiempo, muchas de esas intenciones se fueron diluyendo. Lo que planteó la ministra Jara, en buena medida, es recuperar esa preocupación por el apoyo a los trabajadores para mejorar las condiciones de trabajo.
“No me cabe duda que estamos mejor que hace dos años atrás”
P. La economista Andrea Tokman dijo hace dos semanas a EL PAÍS que la discusión del pacto fiscal está afectando el crecimiento. ¿Cree que es así?
R. En estos momentos los indicadores de incertidumbre en Chile, al menos el indicador que calcula el Banco Central, está en los niveles previos al estallido social. La reducción desde los altísimos niveles que tuvo hasta comienzos de 2022 es un logro importante. Por supuesto que siempre es bueno tener resueltos los temas tributarios para facilitar ciertas decisiones. Pero estos no se va a cerrar si, simplemente, se demora una definición o no se legisla. El tema tributario va a seguir abierto en Chile mientras no esté bien resuelto y eso a veces cuesta que se entienda.
P. Varios economistas opinan que no están dadas las condiciones para una reforma tributaria y creen que sería mejor recaudar más vía crecimiento.
R. Aumentar el crecimiento tendencial en Chile no es algo que vamos a lograr de un año para otro. La Comisión Marfán estimó que tomaba más o menos cuatro o cinco años acumular un diferencial de crecimiento importante. Y recién, después de 10 años se lograba llegar a todo el potencial. Entonces, ¿le vamos a decir a los pensionados que esperen 10 años para que se acumule un crecimiento que permita mejorar sus pensiones? ¿Le vamos a decir a las personas que están en listas de espera que se esperen otro poco para que se resuelvan sus problemas de salud? ¿Le vamos a decir a la ciudadanía que está preocupada por su seguridad, espérense 10 años más hasta que tengamos la plata para financiar el equipamiento, el personal, para mejorar el resguardo de la seguridad ciudadana y luchar contra el crimen organizado? Me parece que la respuesta claramente es que no.
P. ¿Usted considera que el primer tiempo este Gobierno ha sido bueno, aún cuando no se han podido aprobar las reformas clave?
R. Por lo menos desde el punto de vista económico, no me cabe duda que estamos mejor que hace dos años atrás. Y debemos tener claro que los Gobiernos parten con un programa, pero en el país van ocurriendo cosas que requieren respuestas del Estado y ajustes en las políticas. Me imagino que, llegado el momento, se juzgará a este Gobierno por lo que logró durante su mandato.
P. Desde el punto de vista más personal, ¿le ha afectado en su orgullo de economista cuando hay colegas que le dicen que lo admiraban hasta marzo del 2022 [cuando asumió como ministro de Hacienda de este Gobierno]?
R. Haciendo el contraste con lo que fue el periodo anterior (cuando era presidente del Banco Central) diría que la intensidad de este trabajo es mucho mayor, valorando por cierto el trabajo que hace el banco. En el ministerio está la posibilidad de ayudar a que cosas importantes cambien para mejor en el país y eso a uno lo mantiene con la adrenalina bien alta. Me importa más que el país progrese, que la economía salga adelante, que las opiniones de algún economista o lo que uno marque en las encuestas.
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