“Los vinos de Madrid son dinamismo, tradición y juventud”
El presidente del Consejo Regulardor de la Denominación de Origen Vinos de Madrid apuesta por poner a la región en el mercado nacional
Antonio Reguilón Botello es el primer presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid que no es bodeguero. Este madrileño del barrio de Ventas (53 años) lleva al frente de esta institución dos años y medio, tras haber sido animado por los propios profesionales a que se presentara. Este licenciado en Derecho y especialista en marketing y dirección de empresas, reconoce que ante todo es “vendedor”. “Me encanta esa palabra”, afirma. Primero vendió fotocopias, después se pasó al sector inmobiliario y de ahí al vino.
¿Cómo son los vinos de Madrid?
Voy a decir un tópico que espero que se entienda: la característica de los vinos de Madrid es que no tienen ninguna característica. Las denominaciones de origen más conocidas, como Ribera del Duero o Rioja, todos las distinguimos enseguida porque tiene una característica propia. En el caso de Madrid por su orografía o su clima, produce unos vinos con esas uvas que son muy diferentes. Eso no significa que sean mejores o peores. Esa peculiaridad nos hace muy interesantes para que la gente nos descubra.
Ante esa falta de característica, ¿cómo se pueden describir los vinos madrileños?
Beber con o sin moderación
El presidente de los Vinos de Madrid cree que la campaña de beber con moderación hizo daño al sector. Se puso como imagen una copa de vino. "El vino es gastronomía. No es un ron, una ginebra o un güisqui. La Organización Mundial de la Salud lo considera como saludable y dentro de la dieta mediterránea".
Son vinos frescos, con muchísima fruta. El colorido del vino te va diciendo lo que vas a notar en la boca y ya se nota incluso cuando se está sirviendo en la copa. Para mí, son vinos que tienen mucha elegancia.
¿Cuántos tipos de uva hay en Madrid?
Hay muchas variedades, pero destacan cuatro predominantes: La garnacha y el tempranillo para los tintos. Para los blancos, la malvar y el albillo real, que es el niño mimado que sólo existe en Madrid, en la zona de San Martín de Valdeiglesias y Cadalso.
¿Cuántas bodegas hay en Madrid?
Ahora mismo son 51 bodegas repartidas en cuatro subzonas: San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero, Arganda del Rey y El Molar. Esta ha sido la última que nos ha concedido la Unión Europea y que cierra el círculo del vino en Madrid. Ya podemos por fin hablar de vinos de Madrid, porque nos faltaba una.
¿Cómo será esta cosecha?
Mucho más corta que el año pasado. La sequía que hemos pasado va a influir en la cantidad. Si el año pasado se recogieron 16 millones de kilos, este año estaremos en unos 12. Eso sí, los informes técnicos que nos llegan nos dicen que la calidad va a ser muy buena. Esto no se va a traducir en el número de botellas que salgan porque no se embotella todo. Todavía se produce mucho a granel. De hecho, ese es el caballo de batalla de este equipo directivo. Queremos que cada vez se embotelle más. Es mucho más prestigioso, mucho más rentable y se gana más.
Pero parece muy ambicioso.
Nuestro objetivo es que la ciudad de Madrid tiene que ser nuestro principal mercado. No solo por un carácter localista, sino que detrás de nosotros hay 9.000 hectáreas de terreno y 3.000 agricultores. Eso conlleva que mucha población joven se esté quedando en sus municipios gracias al vino.
Fuera de nuestras fronteras, ¿cómo se ve el vino madrileño?
Nos ven muchísimo más claro que dentro. Madrid es una marca impresionante, que en el extranjero significa esta ciudad, en la que se mezclan dinamismo, juventud y tradición. Y eso son los vinos de Madrid. Ya desde los romanos se hacía vino en esta región. Juventud, porque las bodegas que nos están poniendo en el mercado son jóvenes que tenían otras empresas que se han ido al campo. Exportamos un 30% y algunas bodegas, como Bernabeleva, hasta el 80%. Acabamos de venir de San Francisco y te encuentras botellas de Madrid en todos los restaurantes.
Además, están muy bien puntuados en los concursos nacionales e internacionales.
Hay un vino de la bodega Comando G, La Bruja de Rozas, que está entre los 10 mejores de España. Es una locura y es cierto que los madrileños todavía no le conocen. Eso sí, en los lineales de los supermercados ya se nos pone diferenciados respecto a otras denominaciones de origen. Esto ha sido de un año para aquí.
¿Se está produciendo ese efecto en la restauración?
La gran restauración nos conoce de sobra. Por ejemplo, Martín Berasategui ha metido 25 vinos de Madrid en el restaurante del hotel Bless, lo que le sitúa muy por encima del resto de denominaciones de origen. Eso sí, hay mucha restauración que aún no nos ha introducido en sus cartas.
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