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Cuando el futuro de la innovación es ya el presente

Ezequiel Navarro, CEO de la empresa malagueña Premo, afirma que la concentración de talento en Andalucía es única

Nacho Sánchez
Ezequiel Navarro en la sede de Premo, en el PTA de Málaga.
Ezequiel Navarro en la sede de Premo, en el PTA de Málaga.Garcia-Santos (El Pais)

La educación pública ha marcado a Ezequiel Navarro. Primero en Bobadilla Estación (Málaga) donde estudió en un humilde colegio con el mismo profesor de primero a octavo de EGB. “No había balón de fútbol y sólo uno de baloncesto para todo el alumnado”, recuerda. Más tarde pasó por el instituto José María Fernández, en Antequera, y la Escuela de Ingeniería Técnica de la Universidad de Málaga.

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En su memoria perdura la imagen de su abuelo frente a un libro, estanterías llenas de literatura en casa. También a su padre estudiando en el coche, donde lo esperaba a que saliera de clases de inglés. La familia le enseñó el amor por la curiosidad, las ganas de aprender, el concepto de constancia. Sus profesores añadieron el rigor y la motivación. El resultado no tardó en llegar. Aterrizó como becario a Premo en el año 1995. Diez años más tarde asumió su dirección general y, dos años después, se situaba como consejero delegado, liderando hoy una firma que cuenta con 50 millones de facturación y 1.600 personas en plantilla.

Como Premo, existen numerosas empresas innovadoras en Andalucía. Paraty Hoteles, Agapea, Aertec, Green Power, Valeo, Alvic… La comunidad es la tercera española con mayor tejido empresarial. Cuenta con algo más de medio millón de firmas y es la región donde su número crece con mayor rapidez tras la crisis. Grandes, medianas y pequeñas empresas han jugado un papel clave en la autonomía andaluza, dando estabilidad a la región y generando riqueza, como refleja un reciente estudio de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). En él se destaca la gran importancia de la innovación. Y no sólo “desde el punto de vista académico e industrial, sino fundamentalmente a través de la mejora de procesos y la introducción de nuevos servicios”.

Novedades como las que trabajan en Premo. Basta cruzar su umbral para adentrarse en el futuro. En su centro de Investigación y Desarrollo del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), en Málaga, se desarrollan sueños que hoy parecen imposibles pero que mañana estarán a disposición de la sociedad: cemento que recarga la batería de coches electrónicos mientras circulan por él, proyectos de realidad virtual para el entrenamiento de cirujanos, impresión 3D o innovaciones en inteligencia artificial son algunos de ellos. Entre sus clientes se encuentran Amazon, Facebook, Tencent, Google, Tesla, Huawei, GYD o Continental. Desde su fundación en 1962, la firma ha evolucionado a la par de la tecnología: sus piezas han formado parte de la telefonía fija, transistores, chips para animales, teléfonos móviles, coches eléctricos. Ahora lo hacen en proyectos confidenciales de las grandes tecnológicas mundiales que, algún día, formarán parte del día a día de todo el planeta.

El valor de las patentes

En Premo se valora la innovación. Existen numerosas pizarras repartidas por sus salas donde los ingenieros buscan soluciones y las plasman cuando las encuentran. De ahí surge prácticamente una patente al mes: la empresa cuenta con 135 concedidas y otro medio centenar solicitadas. Es un factor que ha impulsado su facturación hasta multiplicarse por tres en los últimos diez años, en la que también ha influido su internacionalización. En el año 2.000 abrió su primera planta en China y cuatro años más tarde, la segunda. Luego llegaron Tánger, Grenoble, Corea del Sur y Vietnam, hasta alcanzar Silicon Valley en 2017. Pronto aterrizarán en Alemania “para estar cerca de la nueva transformación industrial de aquel país”.

A pesar de tener sedes por todo el planeta, Navarro cree que el mejor lugar para innovar sigue siendo Andalucía. Y, concretamente, el PTA. “No hay otro espacio igual en España”, asegura. “La concentración de talento, empresa, emprendimiento y el alineamiento de las administraciones regionales y locales ha sido único”, asegura. El parque representa casi el 8% del PIB de la provincia de Málaga y el 1,56% de la comunidad andaluza. El espacio acumula más de 600 empresas con una facturación global que ronda los 2.000 millones de euros y unos 19.000 trabajadores, de los que 1.530 se dedican al I+D.

Su equipo humano refleja valores como la generosidad, creatividad, hospitalidad y el conocimiento. “Es un entorno con talento que, además, tiene buen clima. Por eso es más que competitivo incluso comparado con Silicon Valley”, añade Navarro, que cree necesario “un mercado más grande”. “No podemos quedarnos en lo cercano: hay que aprovechar las oportunidades a nivel global”, subraya el empresario, que echa en falta, eso sí, mejores accesos al parque tecnológico por carretera, la llegada del Metro y una conexión directa al aeropuerto. “Sus embudos físicos son inexplicables”, asevera.

Durante su experiencia empresarial, el consejero delegado de Premo echa en falta líderes políticos. Y pone como ejemplo los programas lanzados por el gobierno de Estados Unidos que han permitido al país posicionarse como líder en numerosos sectores. Por eso subraya la inexistencia de iniciativas públicas en Andalucía que apoyen “de verdad” a la empresa sin largas burocracias ni suspicacias, motivos por los que cree que buena parte del talento y el conocimiento de los investigadores andaluces se marcha a otros países. “Esta región es menos innovadora de lo que puede ser. Sin que las autoridades interviniesen, seríamos mejores. El sistema entorpece, no incentiva”, asegura.

Y aunque dice que el papel de la universidad andaluza es “fundamental” cree que debe estar más centrada en crear valor para el territorio. “De sus aulas salen suficientes ingenieros para el sector, sí, pero deberían estar más formados en inteligencia artificial, programación cognitiva, internet de las cosas…”. Es decir, en el conocimiento que marcará el futuro. Ese que para Premo, puertas adentro, es ya el presente.

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