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Tu barrio me suena

Un estudio de grabación ambulante en una caravana registra los sonidos de Villaverde y de sus vecinos

La caravana sonora de la C.O.S.A. bajo el puente de acceso al barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en la Avenida de Andalucía, conocido como el Puente de los Colores.
La caravana sonora de la C.O.S.A. bajo el puente de acceso al barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en la Avenida de Andalucía, conocido como el Puente de los Colores. ÁLVARO GARCÍA

“¡Atención, señora! Ha llegado La C.O.S.A. a Villaverde, el Centro Organizado de Sonido Ambulante. Hacemos todo tipo de grabaciones, cortinillas, anuncios publicitarios, sesiones de estudio, maquetas, demos y obras electroacústicas. Si suena, nosotros se lo grabamos”.

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Esta curiosa retahíla publicitaria bien podría haberla escuchado alguno de los vecinos de Villaverde hace un par de semanas. Quizá el sábado pasado, o quizá la esté escuchando ahora mismo por las calles de su barrio. Sus autores, el colectivo Chico Trópico, llevan desde comienzos del mes de octubre paseando una caravana de colores —a la que han bautizado con el acrónimo de La C.O.S.A.— por este distrito madrileño, grabando los sonidos de sus calles, parques y plazas y también los de sus habitantes. Adolescentes rapeando, madres cantando nanas, vecinas que se arrancan con una copla, niños que se atreven con Camarón, chavales que se suben a tocar la batería —y acaban sorprendiendo a medio barrio con su talento— y hasta un coro que, dadas las reducidas dimensiones de este estudio de grabación ambulante, tuvo que cantar a través de las ventanas. Aquí graban a quien se anime a cantar o a tocar, pero también todos esos “sonidos ambiente” que conforman el paisaje sonoro de esta zona de Madrid, desde los coches que pasan por la Avenida de Andalucía al sonido de los pájaros o de los columpios de un parque.

La C.O.S.A es un proyecto ideado por Sara Brito y Pedro Buschi, junto a algunos otros cómplices que forman parte de la centralita de acciones artísticas que es Chico Trópico. Siete años han pasado ya desde que organizaran su primer festival en Casa de América, dedicado a los nuevos sonidos tropicales, y en este tiempo, el trabajo de este colectivo ha ido evolucionando hacia actividades en las que la música se mezcla con las intervenciones en el espacio público, el humor o la moda —ellos fueron los encargados de ponerle música al último desfile de Palomo Spain—.

En 2016, ya trabajaron con la Junta Municipal del Distrito de Villaverde mapeando músicas de la zona y montando un festival callejero para el que incluso llevaron un “picó”, un sistema de sonido artesanal de origen colombiano con el que montar improvisadas fiestas callejeras. Este año, la junta les pidió ampliar el proyecto y desde Chico Trópico les propusieron poner en marcha esta caravana. El aire romántico que siempre se asocia a estos vehículos y su espíritu móvil son dos de las razones por las que La C.O.S.A. se hace querer en los barrios. “Poder moverte y llevar algo así a lugares donde no hay esa infraestructura, hace que sea un proyecto muy emocionante”, explican.

Aunque parezca mentira, dentro de este pequeño estudio de grabación cabe de todo: una batería y otros instrumentos de percusión, una guitarra, un bajo, un teclado, una flauta, una mesa para hacer bases y varios micros. Todo lo que aquí se graba, se edita cuidadosamente y cada dos semanas se sube en forma de disco a la web de Chico Trópico. Al finalizar, habrá un mapa en el que se localizarán las grabaciones que se han hecho en cada una de las ocho paradas de la caravana y el próximo 17 de diciembre, cuando finalice su recorrido, montarán una fiesta vecinal donde se pincharán todos los temas que han grabado durante estas semanas.

Los sonidos de un barrio aportan una información de lo más valiosa para conocer un territorio, no solo a través de la vista, sino de otros sentidos como el del oído, al que quizá damos menos protagonismo en estos casos. Este proyecto invita a los vecinos a que escuchen su propio barrio, a que se acerquen a su entorno de forma diferente y a que experimenten con los instrumentos. ¿Y qué le aporta al barrio un proyecto de este tipo? “Pues mucho orgullo. La gente aquí está muy quemada con la imagen de zona conflictiva que se da de ellos y parte del objetivo de este proyecto es cambiar el relato del distrito. Nosotros venimos a trabajar con su talento y con sus ganas de jugar, y ponemos a su disposición herramientas que no suelen tener a su alcance de forma habitual. Nos han tratado con mucha calidez, porque saben que esto es algo para ellos, para todo el barrio”.

Por el momento, el proyecto se circunscribe a Villaverde, aunque desde Chico Trópico afirman que sería un sueño poder extenderlo a otros distritos y conseguir mapear los sonidos de todo Madrid.

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