La “contabilidad sumergida” del gran negocio de las verbenas en Galicia
Hacienda asegura que la empresa Representaciones Lito, que acapara el 60% del sector de las orquestas, declaró en dos años solo cuatro de los 50 millones que ganó
Un enmudecido, Ángel Martínez Pérez, que se acogió a su derecho a no declarar, cedió el protagonismo a varios testigos y peritos, además de a su abogado, durante el juicio celebrado esta semana en la Audiencia de Pontevedra y en el que compareció como acusado de seis delitos fiscales y multas que suman 51,2 millones de euros para él y su empresa Representaciones Lito.
Todos ellos trataron de contrarrestar los contundentes informes de Hacienda sobre los millonarios ingresos que obtuvo el empresario a través de esta empresa integrada en el Grupo Lito y de los que solo declaró un 8% de beneficios. Durante el juicio, que quedó visto para sentencia, los tres inspectores de la Agencia Tributaria que comparecieron ante el tribunal hicieron un relato detallado de la doble contabilidad de la sociedad, que definieron de “realidad sumergida”. Así, afirmaron que entre 2011 y 2012, la sociedad obtuvo unos ingresos de 50 millones de euros y solo tributó por cuatro.
El inspector regional de la Agencia Tributaria en Galicia, Enrique Gómez, explicó cómo la verdadera economía del sector de las verbenas en Galicia estuvo oculta durante casi una década, mientras se facturaban decenas de millones de euros al año solo en esta comunidad autónoma. Gómez apuntó al acusado como el mayor beneficiario de esta mercado, al acaparar más del 60% de los contratos de las orquestas.
Hacienda descubrió esta economía sumergida a partir del registro que realizó el 23 de noviembre de 2013 en las instalaciones del Grupo Lito en Caldas de Reis, “la principal oficina de representación del sector”, afirmó el inspector. Basándose en la doble contabilidad que se encontraron los investigadores, se estima que, hasta esa fecha, entre 4.000 y 5.000 personas vivían de este negocio y en una situación irregular.
“Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la realidad, de que la información que teníamos en las bases de datos de Hacienda sobre el negocio de las orquestas en Galicia era pura ficción", afirmó este inspector que dirigió las investigaciones. Subrayó que la contabilidad de Representaciones Lito era minuciosa y detallada por el volumen de negocio que generaba, y que “nunca habían encontrado nada parecido como lo que vieron allí”.
Hacienda intervino la contabilidad oficial y paralela de un total de 6.500 actuaciones que realizó la empresa en los dos años investigados a través de hasta 70 orquestas. Además se reflejaba la mediación de medio centenar de agentes que eran intermediarios de la empresa y cobraban un porcentaje de los contratos.
También se anotaban en la contabilidad opaca cientos de facturas de asociaciones de vecinos y comisiones de fiestas que habían contratado los espectáculos de las orquestas sin reflejar el IVA o el IRPF. Así, en 2011, Representaciones Lito facturó 26 millones de euros y cerró el año siguiente con unos beneficios de más de 23 millones.
El fiscal de delitos económicos Augusto Santaló mantuvo su petición de 14 años de prisión para Lito por la comisión de seis delitos contra la Hacienda Pública y multas que suman 52 millones de euros para él y su empresa por las cuotas defraudadas de IVA, impuesto de sociedades y del IRPF.
Santaló, sin embargo, hizo una calificación alternativa rebajando ostensiblemente la multa por defraudación de IVA y en dos años la pena de prisión, en el supuesto de que el tribunal acepte la tesis de la defensa. Según esta, el empresario era un mero comisionista de los espectáculos de los que percibía un 5% de las actuaciones contratadas y no tenía que aplicar el IVA, dadas las relaciones laborales establecidas para los grupos musicales que actúan como empleados de los organizadores de los espectáculos.
En contra de este argumento que defendió el abogado de Lito y un catedrático que testificó como perito, el fiscal y el abogado del Estado afirmaron que Representaciones Lito compraba un producto a las empresas musicales que luego ofrecía a las comisiones de fiestas, acordando el precio y las condiciones de cada espectáculo.
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