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Apoyo para seguir

ACSAR y MSocial impulsan un proyecto de voluntariado para ayudar a 62.000 refugiados que esperan en Grecia

Josep Catà Figuls
Demandantes de asilo en Atenas.
Demandantes de asilo en Atenas.MSOCIAL

Huyeron de las bombas y llegaron a las islas griegas en barcazas llenas de desconocidos. Después, meses y meses estancados en los campos de refugiados griegos al cerrar Europa las fronteras: dormir en tiendas, comer mal y luchar por conseguir pequeños momentos de intimidad. Este es el relato con el que la fundación ACSAR y la plataforma MSocial se encuentran en la siguiente fase de esta larga espera de los demandantes de asilo que huyen de la guerra de Siria o de los conflictos en Afganistán e Irak: la reubicación que está llevando a cabo ACNUR, que vacía los campos y ya ha trasladado a 62.000 refugiados a las zonas urbanas de alrededor de Atenas. Las dos fundaciones impulsan un proyecto para apoyar emocionalmente a los refugiados en esta nueva etapa, que conlleva una cierta comodidad pero también muchas horas de soledad y preocupaciones.

“En las etapas de ruta y en los campos, la mente está ocupada en el camino y en la supervivencia, pero una vez ya reubicados los refugiados están muchas horas sin hacer nada más que comerse la cabeza, lo que puede desarrollar un estrés postraumático”, asegura Jordi Tolrà, fundador de MSocial. En verano, MSocial se alió con ACSAR para desarrollar el Programa de Apoyo Socioeducativo para los Refugiados de Grecia. El proyecto cuenta con la experiencia de Tolrà, que con la fundación de la UAB realizó una experiencia similar durante la Guerra de los Balcanes que recibió el Premio al Voluntariado de la Generalitat. También se apoya en ACSAR, que como asociación apoya a las personas que solicitan asilo o refugio en Cataluña.

Entre los 15 primeros voluntarios, que llegaron a Grecia el pasado viernes, hay monitores titulados, educadores y trabajadores sociales, pero también músicos del ESMUC y del Orfeón del barrio de Gràcia, y estudiantes del Instituto del Teatro de Barcelona. Si el objetivo recuperar las ganas de vivir y hacer más llevadera su espera, nada mejor que la música, el canto y la danza. Las actividades se realizarán en centros en Grecia, y el primero será el centro Wellkommon, un geriátrico que el Ayuntamiento de Atenas y ACNUR han puesto a disposición del proyecto.

Ese también será el lugar donde se realizarán las actividades más demandadas por los refugiados: las clases de idiomas, especialmente de inglés y alemán, y los talleres profesionales para conseguir algo de dinero durante la espera. Además, los voluntarios, que han estado preparándose durante el verano, ofrecerán rutas culturales y clases de griego, porque, según Tolrà, “muchos refugiados pensaban que estaban de paso en Grecia, pero ahora se dan cuenta de que puede ir para largo, y es imprescindible conocer la lengua y la cultura de donde estás”. Aprovechando la Navidad, un día festivo también en Siria, Tolrà explica que, para romper el hielo, los voluntarios han preparado actividades para celebrar la Navidad, algunas de ellas propias de la tradición catalana como el Tió o los Reyes Magos. El programa durará todo el año 2017, y las fundaciones, aunque esperan poder incorporar cooperantes profesionales que puedan dar apoyo durante más tiempo seguido, tienen confianza en que el flujo de voluntarios no cese.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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