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derechos sociales

Sin techo no hay derechos

La asociación Bizitegi lanza la campaña #sintechoconderechos para concienciar sobre las más de 300 personas que cada día duermen en la calle en Euskadi

Txema Serrano
Txema Serrano FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Madrugar. Salir de casa, todavía con algo de sueño, y caminar a través de unas cuantas calles. Bajar aceleradamente las escaleras de la boca de metro, correr para no perder el tren que escuchamos aproximarse al entrar en la estación. Es, para muchos, un ritual diario hacia el trabajo. Una rutina a la que ahora en Bilbao se suman 28 rostros, a menudo mudos o silenciados, que nos gritan 'Vivir en la calle no es mi elección' o 'Estoy sin hogar pero soy visible'. Esta exposición fotográfica, que se puede visitar en varias estaciones de Metro Bilbao hasta el próximo mes de marzo, forma parte de la campaña #sintechoconderechos, organizada por Bizitegi.

Esta asociación, que lleva 35 años trabajando en la atención a personas en distintas situaciones de exclusión social, lanzó el pasado 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, esta campaña, centrada en las personas sin hogar. Su principal objetivo es "sensibilizar a la ciudadanía sobre esta realidad, que seamos conscientes de cómo viven estas personas, que las veamos desde otros ojos, sin juicios morales, sin culpabilizarlos, sin culpabilizarlos tampoco a nosotros mismos", apunta Aitor Ipiña, gerente de Bizitegi. Y es que según los datos de las II Jornadas sobre exclusión residencial en Euskadi, celebradas el pasado mes de octubre, actualmente en nuestra comunidad más de 300 personas duermen cada día en la calle y 1.500 lo hacen en locales sociales para personas sin hogar.

En muchas de estas historias, que para la exposición ha retratado el fotógrafo Txema Serrano, el desempleo es el punto de partida más recurrente: "Una de las personas con las que hablé es el ejemplo. Al quedarse sin trabajo, deja de tener ingresos, se ejecuta la hipoteca y se queda en la calle. Todo eso genera una tensión familiar muy fuerte que termina en divorcio, con lo que, además, pasa a verse totalmente solo. A partir de ahí, sufre una fuerte depresión y se ve desprotegido en todos los sentidos. Y ya no es capaz de encontrar herramientas para salir por su propio pie de esa situación", señala Serrano. Se trata de buscar el modo de detener esa espiral. En primer lugar, dándoles voz. "Son situaciones que nos encontramos día a día y muchas veces ante ellos giramos la cabeza. Por eso quiero que estén en las estaciones de metro.

Cualquiera podemos llegar a vernos en una situación así"

De esa forma no pueden ser invisibles", señala Serrano. También en parte a través de la empatía. Para el autor de la muestra, "aunque no lo creamos, es algo en realidad muy cercano a toda la sociedad, porque cualquiera podemos llegar a vernos en una situación así". Y por eso es indispensable conseguir que cambie nuestra mirada, la de los que cada día pasamos a su lado. Para ello han incluido en la campaña una acción de Green Street Marketing, una ecológica técnica publicitaria. Pionera en Bizkaia, consiste en limpiar con agua a presión zonas del suelo en las que, a través de plantillas, se imprimen frases. Así, desde hace algunos días, paseando por Bilbao, encontramos porciones de suelo que rezan 'queremos hechos, no solo derechos' o 'es muy duro vivir en la calle'. Serrano ha elaborado la muestra fotográfica a lo largo de un año, recorriendo las calles, acercándose a las personas sin hogar con que se ha encontrado en Bilbao, conociéndolas, poniéndoles nombre, apellidos e historia.

Y reconoce que tienen algo en común: "Ellos tienen la sensación de ser indiferentes a la sociedad. Están marginados y lo sienten así, se ven en el fondo de un agujero del que son incapaces de salir". Porque, como recuerdan desde Bizitegi, "sin ayuda es imposible salir de una de las situaciones más claras de exclusión en el entorno" como es no tener dónde vivir. No tener casa es una carencia global, una pobreza totalizadora. Por eso esta campaña busca que, como sociedad, nos detengamos en alguno de los escalones al bajar a la estación de Metro y empecemos a trazar el camino para hacer que el derecho a la vivienda no sea solo un derecho, sino una realidad

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