Cultura admite los daños de un tractor a un petroglifo de Campo Lameiro
En su tercera versión sobre lo ocurrido en Campo Lameiro, la consellería alega que los desperfectos son de "mínima relevancia"
La Consellería de Cultura admitió ayer que un petroglifo del Parque Arqueolóxico de Arte Rupestre de Campo Lameiro sufrió daños tras pasarle por encima un tractor desbrozador. El secretario general de Cultura, Anxo Lorenzo, confirmó los desperfectos en la comisión del ramo del Parlamento gallego, pero limitó lo ocurrido a un “incidente puntual” de “mínima relevancia”.
La versión de la consellería es la tercera que da el departamento de la Xunta sobre la materia. Primero descartó que existiese práctica imprudente alguna por parte de la empresa concesionaria, elegida a dedo y dirigida por el hijo del alcalde de Campo Lameiro, Julio Sayáns, del PP. Después reconoció que la desbrozadora había efectivamente pasado por encima de la roca durante unos trabajos de desbroce, pero negó efectos sobre el grabado citando una inspección del director del recinto, José Manuel Rey, nombrado por la Xunta. Ahora admite que sí quedó afectado un dibujo prehistórico, pero no el más grande y visible sino “un pequeño elemento circular, un surco grabado que no se ve a simple vista, sino tras un análisis con luz rasante de noche”, dijo Lorenzo.
Este examen más concienzudo se lo encargó la consellería a una empresa especializada tras la publicación de la noticia por EL PAÍS el mes pasado, que el secretario general criticó veladamente por sus calificativos “gruesos”. Aunque no entregó este último informe, Lorenzo señaló que el documento propone “pequeñas tareas de limpieza y mantenimiento, consolidación, lavado y sellado de la placa superior y eliminación de los restos superficiales de óxido”.
De modo que la Xunta entiende que la torpeza fue un incidente desafortunado pero leve en la aplicación de un protocolo que manda balizar las zonas poco visibles y, en general, desbrozar con cuidado. Los grupos de la oposición no compartieron tal lenidad. “Usted no nos puede decir que se incumplió el protocolo, pero poco”, dijo el diputado socialista Francisco Caamaño, que negó que fuese necesaria más luz que la natural para ver el dibujo menor. “Hablamos de arte, no es una cuestión de cantidad ni de tamaño”, insistió. “No sé dónde estudió usted que solo los restos grandes son relevantes”, indicó por su parte la nacionalista Ana Pontón. Tanto Pontón como Caamaño señalaron además que el recinto está mal conservado, con los caminos muy deteriorados y con canalizaciones sin enterrar.
Las explicaciones de Lorenzo pusieron de manifiesto otra circunstancia: la Xunta ignoraba que en la piedra había más de un grabado. La Altamira gallega o Pórtico de la Gloria del arte rupestre, como ha sido calificado sucesivamente por sus promotores, tiene “una extensión enorme”, se escudó Lorenzo, que añadió que “todos los grabados conocidos están catalogados pero el inventario nunca debe darse por cerrado, siempre puede darse la aparición de nuevos petroglifos en paneles ya conocidos que son objeto de revisión”.
BNG y PSOE también preguntaron al secretario general si la empresa concesionaria sufriría alguna sanción por la pifia, toda vez que la Lei de Patrimonio prevé expresamente que se impongan multas. “Que no quede en letra muerta”, pidió Pontón. “Se trata de pedir responsabilidades”, reclamó Caamaño. Lorenzo no se pronunció sobre el asunto más allá de la siguiente frase, de la que puede deducirse que no habrá castigo: “Se consideró el hecho como un incidente puntual”. Describió, no obstante, el ambicioso plan para evitar episodios similares en el futuro, consistente en “la conveniencia de reforzar la aplicación de las medidas preventivas previstas en el protocolo como la comunicación entre los agentes que intervienen en su desarrollo”. El diputado del PP Agustín Baamonde se quedó muy satisfecho con las explicaciones y concluyó: “No hubo abandono sino todo lo contrario”.
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