Prohibida la ética experimental en esta Catedral

“Estamos encantados de mantener un diálogo entre la ciencia teológica y las demás ciencias, ya que todas buscan la verdad en armonía”. El deán y presidente del Cabildo de Córdoba, Manuel Pérez Moya, se mostraba muy ilusionado por la apertura, este viernes, de las puertas de la Mezquita-Catedral a La Noche Europea de los Investigadores. Por primera vez una feria de divulgación científica —organizada por la Universidad de Córdoba, el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) y el Jardín Botánico—, se desarrolló en uno de los soportales del Patio de los Naranjos.

Pero la sorpresa que supuso esta inusual apertura de puertas ha terminado teniendo un sabor agridulce. El Cabildo se negó a aceptar, días antes de la feria, que una instalación del IESA mostrase los estudios científicos que existen sobre la moral. Y su veto ha vuelto a poner encima de la mesa el debate sobre el uso y la interpretación que hace la Iglesia del templo, que este año celebra el 775 aniversario de su consagración como Catedral. Su celosa utilización ha sido criticada por la Plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos, que reclama la titularidad y gestión pública del monumento sin negarle su uso religioso católico.

La instalación que levantó los miedos del Cabildo fue la titulada Juegos al límite de tu moral, que iba a desarrollar el filósofo y experto en ética experimental del IESA Fernando Aguiar. Después de unas tensas negociaciones, los religiosos prefirieron dejarla fuera de los muros del patio. “Tal vez el deán estuviese contento de abrir la ciencia teológica a otras ciencias, pero desde luego no a la ética experimental. Yo considero que me han vetado y que se ha ejercido censura. Me han echado”, zanja Fernando Aguiar.

La actividad relegada pertenece al Instituto de Estudios Sociales Avanzados

¿Qué despertó la preocupación de los curas? “No lo sé, no me lo explico, la verdad. Tal vez un par de conceptos que aparecían en el resumen de la actividad que les enviamos: la idea filosófica del asco moral, por un lado; y las actitudes morales ante temas como la eutanasia, por otro”, aventura el filósofo. “Es cierto que en un momento de la negociación se me planteó la posibilidad de explicar a representantes del Cabildo, personalmente y en detalle, la actividad. Se pensaba que, tal vez, quedase alguna posibilidad de quedarnos en el Patio de los Naranjos tal y como estaba programado. Pero en ese momento, yo ya me negué”, reconoce Aguiar. “Soy un experto. No creo que tenga que dar explicaciones a un cura sobre temas que se están estudiando en universidades como Oxford sin ningún problema”, termina.

Este periódico se puso en contacto ayer con el Cabildo para conocer su versión, pero nadie respondió a las preguntas planteadas. La Iglesia delegó cualquier explicación en la Universidad de Córdoba (UCO), una de las tres organizadoras del encuentro. “Nosotros no vamos a entrar en polémicas. Estuvimos trabajando duro para lograr que La Noche de los Investigadores fuese un éxito y lo hemos conseguido. Y ninguna de las actividades programadas ha sido clausurada”, subraya un portavoz de la UCO. Entre las actividades del Patio de los Naranjos se encontraba una instalación dedicada al uso de células madre, uno de los temas que más ha preocupado a la Iglesia en los últimos años. Algo que, según Aguiar, podía haber suscitado la preocupación del Cabildo y no lo hizo.

En cualquier caso, Juegos al límite de tu moral salió de la Mezquita y se desarrolló en uno de los 12 patios del barrio de San Basilio que también abrieron sus puertas para la actividad. Pero este cambio de ubicación, provocado por la negativa del Cabildo y asumido por el propio IESA, no responde a la pregunta que lanza su director, Joan Font: ¿Qué ha pasado? “No entendemos qué ha ocurrido. La moral es un objeto de estudio científico más y nos cuesta entender que no se pueda hablar de ello en un espacio como el Patio de los Naranjos que es un espacio público. Un espacio que los cordobeses consideramos como propio y abierto”, sostiene Font.

Esa era, en parte, una de las premisas que parecía perseguir la actividad: reconciliar el histórico patio de las abluciones de la Mezquita omeya con un pasado que no solo está vinculado a lo religioso, sino que va ligado al intercambio de conocimientos. Porque el patio y el entorno de la Mezquita-Catedral fueron durante la Edad Media, mercados, salas de justicia y verdaderas aulas de universidad, especialmente en época musulmana. Y de alguna forma, La Noche de los Investigadores buscaba recuperar esa imagen. Aunque no lo ha conseguido del todo. “Creo que el Cabildo ha tenido miedo por desconocimiento. Yo no iba a plantear nada que afectase o atacase a la Iglesia. Yo solo iba a hacer ciencia. Nada más”, sentencia Aguiar.