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Pujol deja de ser ‘molt honorable’

El ex presidente de la Generalitat renuncia a sus privilegios públicos y a los cargos en CiU

Mas, en su declaración sobre Pujol.Foto: reuters_live | Vídeo: El País-LIVE! / Massimiliano Minocri

Jordi Pujol desapareció ayer, oficialmente, del mapa político catalán. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, compareció ante la prensa para anunciar que Pujol renuncia a todos los cargos honoríficos en Convergència y  la coalición CiU, así como a todos los privilegios derivados de su condición como expresidente, incluido el trato protocolario de molt honorable (muy honorable), tras hacer público que durante 34 años ha mantenido una fortuna oculta en paraísos fiscales.

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Mas explicó que Pujol le comunicó su decisión de dejar los cargos en el partido el pasado viernes a las ocho de la mañana, horas antes de su confesión en un comunicado escrito. “No asistiré nunca más a una reunión de partido”, dijo Pujol a Mas. El lunes por la noche, en otra larga conversación, ambos presidentes pactaron que Pujol también perdería los privilegios como expresidente de la Generalitat. Mas transmitió las decisiones a sus consejeros ayer, durante la reunión semanal del Gobierno, y compareció para anunciarlos.

“Muy honorable”, en entredicho

El tratamiento protocolario de “muy honorable” que reciben todos los presidentes de la Generalitat, incluso después de dejar el cargo, es uno de los asuntos que el Gobierno catalán ha tenido que abordar de urgencia tras la confesión de Jordi Pujol. La ley no prevé que a nadie se le pueda retirar este tratamiento y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se ha acogido inicialmente a este punto para advertir que nada cambiaría en este sentido. La rectificación ha llegado apenas tres horas más tarde por parte del consejero de Presidencia, Francesc Homs.

Preguntado por este punto, Mas ha asegurado que el tratamiento protocolario viene determinado por su condición de expresidente. “Esto está regulado, y a lo que no puede renunciar Pujol es a haber sido presidente de la Generalitat durante 23 años”. Tres horas más tarde, el consejero de Presidencia, Francesc Homs, ha dado una versión distinta. Al ser preguntado de nuevo sobre el tratamiento que recibirá ahora Jordi Pujol y si éste había renunciado voluntariamente a ser tratado como “muy honorable” Homs ha asegurado que “ha renunciado a todo, y cuando digo todo es todo”.

La retirada de las prerrogativas supone que el expresidente dejará de recibir una pensión de 86.418 euros al año por haber ejercido el cargo durante 23 años. La decisión también supondrá abandonar el despacho que tiene en el céntrico paseo de Gràcia de Barcelona por su condición de expresidente, y que utiliza a diario, así como el coche oficial y el chófer.

Mas, visiblemente dolido, evitó condenar los delitos de Pujol. El presidente catalán mantiene que se trata de una cuestión personal de la familia de su antecesor, y se limitó a reconocer que siente una gran “pena y compasión” ante las revelaciones de quien admitió que es su “padre político”. “Siento un gran dolor personal y como presidente del país, pero es lo que hay, el expresidente Pujol ha puesto las cosas muy fáciles”, dijo, y añadió: “Es una persona que ha trabajado toda su vida por este país y quiere seguir ayudando, está poniendo las máximas facilidades”. Mas confía en que, incluso, el delito no afecte al balance final de la vida política de Pujol: “Cuando pase la tormenta”, pronosticó, el mandato de 23 años de presidencia de Pujol “tendrá sus claroscuros, también sus activos”.

Un tono de disculpa que contrasta con la dureza de otros dirigentes nacionalistas, como la del alcalde de Barcelona, Xavier Trias, que fue la mano derecha de Pujol: “Debe desaparecer”, se despachó.

Mas quiso intervenir en el caso Pujol antes de reunirse, hoy, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El líder catalán quiere desvincular la revelación de Pujol del proceso soberanista para no debilitarlo. La confesión, subrayó el líder de CiU, “no condicionará lo que pueda pasar en los próximos meses. La hoja de ruta está trazada y consensuada con mucha gente”, remarcó. “Aquí no se para nada, es un momento duro, difícil, algunos tenemos sentimientos personales de dolor, pero el país va adelante, en todos los sentidos”, zanjó. Para reforzar esta idea, intentó desvincular a Pujol del día a día de CiU, asegurando que “hace ya diez años que no toma ninguna decisión importante ni en Convergència i Unió ni en la Generalitat”.

La Generalitat presionó hasta última hora para que el expresidente catalán renunciara a sus prerrogativas, en un proceso no exento de improvisación. Fruto de ello son el visible enojo del portavoz catalán Francesc Homs desde que se conoció el caso o que el propio Gobierno se contradijera sobre si Pujol perdía la condición de molt honorable. No fue la única contradicción en la que cayeron los nacionalistas: Mas y Convergència insistieron ayer en que Pujol renunció a sus cargos en el partido el mismo viernes, pero lo cierto es que durante el fin de semana algunos dirigentes nacionalistas, como el coordinador general Josep Rull, le pedían que dimitiera en CiU.

Otra contradicción de Mas fue cuando aseguró que no le interesaban los detalles del fraude de Pujol. El presidente catalán no aportó ningún dato sobre la actuación del expresidente argumentando que la cantidad defraudada o cualquier otro aspecto de la confesión son “asuntos privados de la familia Pujol”. “No conozco los detalles, no me corresponde preguntar y ni mucho menos opinar sobre ellos”, dijo. Poco después, el presidente sí admitió que se interesó por algunos de estos detalles cuando semanas atrás leyó en la prensa las primeras informaciones sobre las cuentas de la familia Pujol en paraísos fiscales.

La oposición en pleno valoró la renuncia del expresidente catalán, pero la consideró insuficiente. Todos los partidos repudiaron al patriarca del nacionalismo, incluido Esquerra Republicana. Pese al silencio de su líder, Oriol Junqueras, los republicanos soslayaron su alianza parlamentaria con el Gobierno y se sumaron a las acciones de la oposición contra Pujol, algo que enfureció al líder parlamentario de CiU, Jordi Turull. “A algunos les mueve más el quedar bien que otra cosa”.

La renuncia a todos los privilegios simboliza el repudio de Pujol, que tras confesar ha caído del pedestal político en el que le habían situado sus herederos nacionalistas, en un proceso que el rotativo francés Le Monde describía como “el descenso a los infiernos de Pujol”. Para todos, y también oficialmente, Pujol ha dejado de ser molt honorable.

Iceta: "Una decisión obligada"

Maiol Roger

El Partit dels Socialistes ha valorado hoy la renuncia de Jordi Pujol a sus prerrogativas de ex presidente de la Generalitat como "una decisión obligada", después que Pujol confesara que durante 34 años ha tenido una fortuna en paraísos fiscales. Un gesto necesario, pero insuficiente. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, cree que la Generalitat también debería retirar el tratamiento de muy honorable a Pujol: "Los títulos te los confieren las leyes y es una cosa que te has ganado o perdido. Y el título de muy honorable no es el que procede en estos momentos para Jordi Pujol.

Iceta espera que Pujol dé explicaciones a los ciudadanos, y el partido se reserva la opción de pedir una comparecencia parlamentaria si el ex presidente de la Generalitat se mantiene en silencio. Iceta considera que Pujol debe explicarse porque, al contrario de lo que dice Mas, considera que su confesión tiene consecuencias políticas. "Pensar que es un aspecto estrictamente privado y familiar no se ajusta a la realidad. Estamos ante un escándalo político muy grave, un descrédito importante a las instituciones que requiere el esfuerzo de aclarar los hechos hasta el final". El primer secretario del PSC ha reclamado a CiU que lidere los procedimientos parlamentarios para que Pujol hable ante la cámara.

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