La Generalitat rebaja hasta un 28% el precio de venta de la Casa Burés
Economía convoca una tercera subasta para deshacerse del edificio modernista
El Gobierno catalán mantiene intacta su fe de vender la Casa Burés, aunque ha rebajado las expectativas de ingresos con las que inició el proceso en abril pasado, que ha acabado por el momento con dos subhastas desiertas. El Ejecutivo decidió ayer abrir una tercera convocatoria, e incluso una cuarta por si esa fallara, pero con unos precios que poco tienen que ver con los 26,09 millones de euros con los que empezó el proceso. En una primera tentativa, probará de colocar el edificio modernista por 20,87 millones de euros, lo que supone un descuento del 20%. Si no se vendiera, los interesados en el inmueble podrían pagar un mínimo de 18,78 millones, lo que eleva la rebaja hasta el 28%.
El edificio despierta interés entre los inversores. Ayer mismo, el Departamento de Economía reconocía que el edificio recibe cuatro visitas diarias de potenciales compradores. El problema es que estos no están dispuestos a asumir el precio pretendido por la Generalitat —similar en un principio a los 26 millones de euros que pagó por él al Ayuntamiento de Barcelona en 2008— más las inversión necesaria para convertir este exponente del modernismo en un hotel. De ahí, que la Generalitat, como ya ha hecho con otro patrimonio que ha vendido para intentar cuadrar sus cuentas, haya optado por reducir sus pretensiones.
La nueva cita para la nueva subasta será el próximo 14 de julio, si bien la entrega de la documentación necesaria y el depósito de la garantía se tendrán que efectuar antes del 10 de junio, según comunicó ayer el Ejecutivo.
En un comunicado, el Departamento de Economía explicó que tras la venta hay un objetivo: el pago anticipado del censo enfitéutico constituido a favor del Ayuntamiento cuando se cerró la adquisición. De los 26 millones pactados, la Generalitat ha pagado la mayoría y solo quedan pendientes nueve millones de euros.
El Ayuntamiento de Barcelona adquirió el edificio, proyectado por Miquel Pascual con la colaboración de Francesc Berenguer, con la intención de convertirlo en la sede de un centro de interpretación del modernismo. En 2008, no obstante, la Generalitat lo adquirió con la intención de ubicar allí dependencias de la Generalitat, sentido que se perdió unos pocos años después, cuando los técnicos de la Generalitat pensaron en vender el edificio, que tiene una superficie construida de 8.901 metros cuadrados, para que fuera convertido en un hotel de lujo. Para hacerlo, la Administración autonómica debía conseguir el permiso del Consistorio, que llegó en 2012. Y desde entonces se ha intentado vender, sin mucha suerte.
Economía recordaba ayer en su comunicado que el futuro propietario del edificio de la calle Girona con Ausiàs Marc tendrá que respetar tanto el acceso como un patio, así como una escalera secundaria y el piso principal y los elementos que se encuentran en la fachada posterior del edificio. También se deberán conservar otros elementos ornamentales existentes en el interior.
Pese al interés de vender el edificio, el Departamento de Economía eludió poner el edificio en la bolsa de inmuebles que pretende vender entre fondos de inversión, bancos de inversión, entidades financieras, gestoras de activos inmobiliarios e incluso family offices locales, despachos de abogados y aseguradoras. Ese paquete, que incluye 13 edificios, se ha puesto a la venta por 215 millones de euros, si bien como en el caso de Casa Burés, no se descarta una segunda vuelta. Si es necesario, el precio mínimo bajará hasta los 172 millones.
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