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LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS

La Generalitat recorta la inversión por universitario el 37% en tres años

En 2012, el gasto por estudiante fue de 6.141 euros, 3.654 menos que en 2009

Manifestación de estudiantes universitarios en Barcelona el pasado abril.
Manifestación de estudiantes universitarios en Barcelona el pasado abril. aitor sáez

Menos dinero para repartir entre más estudiantes. Las universidades catalanas viven desde hace tres años una fuerte caída de los fondos públicos, al mismo tiempo que ven cómo, año a año, se llenan más las aulas. Desde 2010, la Generalitat ha dado un tijeretazo del 19% a su aportación a los siete campus públicos, mientras que el número de alumnos ha crecido el 7%. Esto ha provocado que la inversión media por alumno se haya desplomado el 37%, pasando de los 6.141 euros en 2009 (el máximo registrado) a los 3.654 euros el año pasado.

La caída en la inversión afecta a todos los niveles educativos. En escuelas e institutos el gasto por estudiante se ha hundido el 20%, pero en solo dos ejercicios, pasando de los 4.190 euros en el curso 2010-2011 a los 3.370 euros del curso actual.

La bajada más importante (el 45%) de la inversión por alumno la han sufrido las universidades de Girona y Lleida

Según las cifras facilitadas por la Secretaría de Universidades en una respuesta parlamentaria al grupo socialista, la bajada más importante (el 45%) de la inversión por alumno la han sufrido las universidades de Girona y Lleida; más leve (alrededor del 30%) ha sido la de la Politécnica (UPC) y la Pompeu Fabra. Los datos publicados también revelan que los alumnos de la UPC son los que proporcionalmente más dinero reciben, 7.330 euros el año pasado, mientras que en el otro extremo están los de la Universidad de Barcelona (UB), con 4.833 euros.

Ser la más grande no le garantiza a la UB ser el campus que más fondos obtiene por alumno. La financiación de las universidades se basa en un complejo modelo que reparte el capital según varios conceptos, como el número de alumnos, la consecución de objetivos (mejoras conseguidas a nivel de gestión, de docencia o de investigación), por el tipo de carrera (más teórica o con más prácticas) o la dispersión territorial de los campus. Los tres últimos aspectos permiten a la UPC lograr más ingresos, debido a su gran volumen de proyectos de investigación, al impartir titulaciones caras (que requieren de materiales y laboratorios) y también porque cuenta con facultades repartidas por varias ciudades. El factor territorial también beneficia a los campus de fuera de Barcelona, que reciben fondos adicionales por su ubicación lejos de la capital.

La comunidad universitaria hace ya tiempo que denuncia los efectos perniciosos que están provocando los recortes, como la falta de material, el cierre de instalaciones y el despido de unos 1.300 docentes en los dos últimos años. “Afecta en el día a día, en los recursos que tenemos, en que hay menos profesores, en las bibliotecas cerradas... Se está llegando al límite máximo, que no se debería traspasar”, apunta Gemma Espigares, presidenta del Consejo de Estudiantes (Ceucat). “La falta de material o de mantenimiento de los laboratorios u otros equipamientos acaba afectando al alumno y a la calidad de la enseñanza”, añade Paco García, vicerrector de política académica de la Universidad de Lleida.

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