El ‘Fulmar’ mira al Guadalquivir
Vigilancia Aduanera refuerza el control de la costa gaditana con un nuevo buque
El buque Fulmar, bestia negra de los narcotraficantes en alta mar, se queda en Andalucía. Tras siete años en funcionamiento, Vigilancia Aduanera ha decidido fijar su base en el puerto de Cádiz. Mirará, sobre todo, a aguas de la bahía gaditana, la costa noroeste y la desembocadura del Guadalquivir. Son los principales puntos de entrada de droga de toda España, ya que aquí se incautó el 40% de todas las sustancias estupefacientes aprehendidas en España el pasado año.
El Fulmar es un barco preparado para combatir el tráfico de drogas en alta mar. Dispone de helipuerto, dos lanchas rápidas y tres calabozos para los detenidos. Hay espacio para 24 tripulantes, funcionarios del Ministerio de Hacienda, que ahora partirán en sus operaciones desde Cádiz. “Hay que adaptarse y modernizarse ante los nuevos métodos de introducción de droga”, ha explicado la directora de Aduanas, Pilar Jurado, durante la presentación del buque en el puerto gaditano. Hasta ahora había funcionado entre Galicia y Canarias. La delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, cree que hay razones de sobra para ubicar su base en su comunidad y recordó las recientes operaciones récord: las 32 toneladas de hachís incautadas por la Guardia Civil en Algeciras, y las 52 por la Policía en Córdoba.
Las asociaciones antidroga felicitaron a la Agencia Tributaria por este refuerzo en la seguridad. “Es una demanda histórica, sobre todo, para mejorar la vigilancia de la desembocadura del Guadalquivir”, valoró el presidente de la Federación Nexos, Francisco Mena. Echa en falta, con todo, un mayor control en los ríos más pequeños como el Barbate o el Guadarranque, donde las barreras que frenaban el narcotráfico llevan años rotas.
Tras la resolución de los robos de droga en depósitos de Huelva y Málaga, queda por esclarecer la desaparición de 300 kilos de cocaína del depósito de la comisaría de Cádiz. “Seguimos investigando”, dijo Crespo. Al menos, se ha conseguido que los jueces aceleren la quema de la mercancía incautada y se reduzcan los riesgos de un prolongado almacenamiento. Esta quema se hacía hace unos meses en Asturias, pero ahora funcionan dos incineradoras en Andalucía, lo que minimiza también los peligros de robo.
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