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Del oasis al páramo industrial

La crisis del ladrillo arrastra al cierre a 60 fábricas de muebles en el municipio de Mancha Real Los jóvenes, que fueron precoces en el terreno laboral, se ven ahora sin empleo y sin formación

Ginés Donaire
Empresa de fabricación de muebles en el polígono de Mancha Real, en Jaén.
Empresa de fabricación de muebles en el polígono de Mancha Real, en Jaén.J. M. PEDROSA

El polígono industrial de Mancha Real (Jaén) era hasta no hace mucho tiempo un tramo que desesperaba a los conductores. A veces se tardaba casi una hora en llegar al casco urbano. Pero hoy bastan unos minutos en atravesar un páramo casi fantasmal. El municipio que llegó a presumir del pleno empleo con la floreciente industria del mueble en las dos últimas décadas sufre hoy como pocos los embates de la crisis del ladrillo. Si no se hacen casas tampoco se fabrican muebles. Desde que estalló la burbuja inmobiliaria en 2008, han cerrado sus puertas más de 60 empresas del mueble y la madera, casi la mitad de todas las del municipio. Y muchas de las que siguen en pie no paran de destruir empleo.

Mancha Real, con 11.300 habitantes, se convirtió en los años noventa en un oasis industrial al abrigo de decenas de empresas del mueble creadas por vecinos que, años atrás, había emigrado a otros puntos del país. También se convirtieron en nuevos empresarios un buen número de antiguos trabajadores de las dos primeras fábricas que se instalaron en el pueblo. Llegaron a contabilizarse 127 industrias del mueble que daban empleo a más de 5.000 personas, muchas de ellas llegadas de otros pueblos de la comarca. Los muebles de Mancha Real, dirigidos a un mercado de clase media, se vendían por todos los continentes. El 54% de su PIB lo generaban estas industrias.

“Fueron demasiadas fábricas las que se abrieron”, admite Juan Francisco Molino, uno de los empresarios que cerró su factoría en 2008 y ahora vive del arrendamiento de sus naves industriales. “Era algo que se veía venir tras estallar la crisis del ladrillo”, agrega Molino, que ultima un libro sobre la evolución industrial del municipio con un título que lo dice todo: El paraíso perdido.

En los noventa, el pueblo  llegó a tener  127 industrias del mueble que empleaban a más de 5.000 personas

En la época de bonanza muchos empresarios compraron fincas de olivar a precios muy altos, pero ahora han tenido que venderlas por debajo de su precio para poder salvar sus negocios. “La verdad es que no se ve ninguna solución porque el desánimo es generalizado”, indica Cristóbal Cobo, secretario de la Asociación de Empresarios de Mancha Real, hoy venida a menos por la pérdida de asociados. Desde este gremio se calcula que la crisis se ha llevado por delante a más de un millar de empleos en el sector del mueble.

La mayor parte de los desempleados son jóvenes que, prácticamente, echaron los dientes entre maderas y aglomerados, renunciando a sus estudios por la facilidad en encontrar un trabajo. “Las empresas buscaban a estos jóvenes como agua de mayo”, reconoce Juan Francisco Molino. Pero ahora, con la crisis, esos jóvenes se han quedado sin empleo y con escasa formación, por lo que están volviendo a las aulas. En el Instituto Peña del Águila se corrobora el incremento en las matrículas de los ciclos formativos, y lo mismo ocurre en el Centro de Adultos.

Las empresas que siguen en pie han tenido que reinventarse. Es el caso de Dorma Diseño, que a principios de los noventa exportaba a 31 países y ahora, tras una importante inversión en la adaptación tecnológica, ha concentrado sus ventas en el mercado nacional con un mueble mucho más multifuncional. “La crisis coyuntural ha destapado otra crisis estructural en el sector, una crisis que no veíamos porque seguíamos teniendo mercados”, asegura Jesús Cano, el gerente de esta empresa que emplea a una treintena de trabajadores. Eso sí, la estabilidad de la plantilla viene condicionada por la reforma laboral del Gobierno.

Cano cree que es preciso un cambio de mentalidad para salir de esta situación. Un cambio que, dice, nada tiene que ver con la adaptación al bajo coste que están haciendo muchas firmas para sobrevivir. “Tenemos que mantener los niveles de calidad y de diseño, si los bajamos estaremos al mismo nivel que el mueble chino, con el que no se puede competir por sus bajos precios”, reflexiona Cristóbal Cobo, de la Asociación de Empresarios.

La crisis ha paralizado la legalización del polígono industrial en el que se asientan la mayor parte de las fábricas de muebles. Los empresarios tienen que aportar un dinero del que ahora no disponen. “Intentamos apoyar en todo lo que podemos a los empresarios, pero es verdad que la crisis nos ha afectado mucho más que al resto de pueblos”, indica la alcaldesa de Mancha Real, Micaela Martínez. El Ayuntamiento ha tenido que crear una bolsa para dar empleo a unos 300 inscritos, la mayoría del mueble y de la construcción, otro de los sectores que se encuentra paralizado. También se ha tenido que crear un fondo social para atender los cada vez más casos de familias que no tienen ni para comer, algo impensable hace unos años, cuando la Mancha —como se conoce a Mancha Real— era la envidia de toda Andalucía.

Es cierto, no obstante, que la recesión del sector del mueble no es algo exclusivo de Mancha Real. Otras localidades jiennenses como Torredelcampo, Pegalalar, Huelma, Arjona o Alcaudete también sufren las consecuencias. Jaén, junto con Córdoba, es el principal foco productor de esta industria en Andalucía, y en los años de bonanza llegaron a contabilizarse más de 600 fábricas. Pero es que en Mancha Real también han fallado otras industrias señeras que catapultaron el nombre del municipio por todo el mundo. Son los casos de la informática Cofimán, punta de lanza en su día de la industria local, y la más reciente EDM, que llegó a ser la principal fábrica europea de televisiones planos. No es de extrañar que los carpinteros locales ya no tengan más fantasmas que quemar en la tradicional hoguera que prenden cada año el día de San José.

Emergencia social en Jaén por un paro desbocado

Con los 1.873 nuevos desempleados del mes de marzo, Jaén fue la provincia española donde más creció el paro en el último año, un 15,37%. Ya son 74.288 parados registrados en una provincia con una fuerte temporalidad en el mercado de trabajo por la influencia de las campañas agrícolas. Sin embargo, llama la atención que la mayor parte de los nuevos parados de marzo proceden del sector servicios y de la construcción.

Los datos han hecho saltar todas las alarmas entre los agentes sociales de la provincia. Desde la Confederación de Empresarios de Jaén se considera que la situación es de “emergencia absoluta” y exige un plan de choque por parte de las administraciones a las que pide que “el voluntarismo y el discurso político den paso a acciones eficaces y concretas en la lucha contra el paro”. En la misma línea se pronuncia el responsable de Empleo y Acción Sindical de CC OO en Jaén, Francisco Cantero, para quien “la provincia está al borde de un suicidio social”.

Sindicatos y partidos políticos ponen la lupa en los efectos de la reforma laboral del Gobierno. El coordinador local de IU, Luis Segura, critica que se están produciendo despidos más baratos y un goteo incesante de cierre de empresas. “Y muchas otras están ejerciendo presión hacia sus trabajadores para que aumenten la jornada laboral y cobren menos”.

Llama además la atención el rifirrafe permanente en el que están instalados los dos principales partidos en la provincia, PSOE y PP, incapaces de llegar a un pacto, como quedó de manifiesto en la reunión mantenida el pasado viernes entre los dos líderes provinciales, el socialista Francisco Reyes y el popular José Enrique Fernández. Más contradictorio resulta el discurso del diputado nacional Gabino Puche que cuando baja el paro, como ocurrió en diciembre por la campaña de la aceituna, lo atribuía a las medidas del Gobierno del PP y cuando sube, como en marzo, lo achaca “a los 30 años de gobiernos socialistas en Andalucía y en la Diputación de Jaén”.

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