Viviendas recicladas en pisos turísticos para sortear la crisis
Barcelona afloró 170 apartamentos para esta actividad al mes en 2012
Barcelona afloró 170 pisos turísticos al mes de media el año pasado. Si en 2011 había 2.600 registrados, a finales de 2012 eran 4.730, un crecimiento del 76%, según cifras del Ayuntamiento. Entre las causas, la entrada en vigor de la ley Omnibus, que simplificó los trámites para obtener una licencia en Cataluña. También el desplome inmobiliario que ha llevado a que pisos destinados a la venta se habiliten para alquilar a turistas. Y, por supuesto, la crisis.
Helena se quedó en el paro cuando se reincorporaba al trabajo tras la baja maternal; su empresa cerró. Durante dos años cobró la prestación de desempleo. Luego le entró el vértigo. “Mi sector, soy interiorista, es un páramo. Empecé a buscar alternativas. Había alquilado parte de mi piso a temporadas durante ocho años para pagar la hipoteca. Decidí probar con los turistas. Me va francamente bien”.
El sector extrahotelero deja más de 146 millones de euros al año en la ciudad, según Friendly Rentals. Esta inmobiliaria calcula el impacto de la actividad en más de 20 millones de euros diarios. Según sus cifras, en los dos últimos meses se han regularizado 120 pisos más, alcanzando los 4.850 a finales de febrero.
“La regularización es positiva, porque aflora a los que ya operaban. Este es el principal motivo que haya casi un 80% de incremento de licencias. También es cierto que la crisis inmobiliaria ha provocado que pisos vacíos se destinen a este uso, pero creemos que es coyuntural. Por último, esta alternativa al modelo hotelero crece, aunque el número de pernoctaciones aún está lejos del hotel. Hay un perfil de visitante, turista familiar, médico o de negocios, que prefiere la comodidad del apartamento”, considera Pablo Zubicaray, presidente de la compañía.
En 2011 había 2.600 registrados y a finales de 2012 eran 4.730, un 76% más
La mitad de pernoctaciones en Barcelona son en hoteles. El otro 50% se reparte entre apartamentos turísticos, albergues y pensiones. El sector de crecimiento más dinámico es el de los pisos. El Ayuntamiento aclara que los 170 de media mensual ya ejercían la actividad legalmente “sin estar registrados”. La cifra, sin embargo, no contempla la oferta de pisos turísticos disponibles, que se han disparado con la crisis como una fórmula de las famílias para obtener ingresos. “Es un dato positivo que hayan aflorado, pero estamos seguros que hay más. No sé decir cuántos, pero mucho más”, dice Manel Casals, secretario general del Gremio de Hoteles de Barcelona. En su opinión, las causas son múltiples: “Desde la buena salud del turismo en Barcelona, hasta la crisis inmobiliaria y las promociones acabadas que siguen vacías o la caída de los precios de alquiler, que anima a mucha gente a alquilarlos a turistas”.
Sonia también alquila su piso por “necesidad. Tengo que comer todos los meses”. Esta abogada y bióloga llevaba tiempo sin trabajar. “Lo único que me quedaba era la casa. Decidí rentabilizarla”. Ofrece su piso por días, semanas o meses desde julio. Ella se ha ido a vivir al campo con su pareja.
Apartur advierte del riesgo de sobreoferta que “perjudica a todo el mundo”
El propietario puede alquilar su vivienda para uso turístico si lo comunica al Ayuntamiento. Para obtener el permiso, hay que tener cédula de habitabilidad, acreditar un servicio de mantenimiento y atención telefónica 24 horas, que se ha notificado la actividad a los vecinos y abonar 227, 28 euros al año. La única excepción es Ciutat Vella, limitado a los 614 pisos actuales, porque el plan de usos regula las actividades que molestan a los vecinos y no permite ampliar la oferta. Helena, aunque quiere, no puede legalizar la suya, porque está en este distrito. Asegura que ha acudido al Ayuntamiento. “Siempre dicen que está en estudio”. Ciutat Vella realizó 352 inspecciones en 2010. Cerró 77 pisos irregulares. Un año después la cifra aumentó a 1.143 (61 cierres) y en 2012 fueron 348 inspecciones (113 clausuras).
La asociación de apartamentos turísticos de Barcelona (Apartur), que agrupa a más de 115 empresas y profesionales, pide al Ayuntamiento que flexibilice el cupo de Ciutat Vella, bloqueado desde 2005. También exige que no se permita operar sin licencia. “Da igual que sea una casa, albergue u hotel. Es competencia desleal”, considera el portavoz, Franck Granados. Y añade: “No solo afecta al sector. La economía sumergida es un drama en este país”. Apartur también advierte que el riesgo de sobreoferta existe y “perjudica a todo el mundo”, porque ha habido un descenso en la ocupación que provoca la caída de precios por persona y noche. La media actual, 37, 40 euros.
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