Una auditoría descafeinada

La amenaza lanzada por el PNV desde hace meses de realizar una auditoría completa a las cuentas del Gobierno socialista, la guinda de toda una legislatura proyectando la más absoluta desconfianza sobre la gestión y la solvencia económica del Ejecutivo de Patxi López, se está desinflando cada día que pasa.

El portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, limitó anteayer su alcance a solo dos materias: deuda pública y gastos comprometidos para los próximos ejercicios. Ni supuestas facturas en los cajones, como repitieron los peneuvistas muchas veces, ni ningún otro apartado más.

Dos hechos han contribuido a rebajar sustancialmente la tensión: la necesidad que tiene el PNV de lograr un socio que le dé el apoyo preciso para aprobar en el Parlamento los nuevos presupuestos y la elevada transparencia de la legislatura socialista, debido a los controles que ha exigido la Unión Europea y al proceso pactado con la Administración central de reducción del déficit. Hubiese sido la primera vez que un Gobierno entrante audita de forma externa los números completos del saliente.

El PNV dio gran importancia al anuncio de la auditoría durante la campaña electoral para los comicios del pasado 21 de octubre. Pese a ello, en las dos ruedas de prensa que ha ofrecido hasta el momento tras las reuniones semanales del Gobierno, Erkoreka ha abordado únicamente la cuestión de la auditoría a petición de los periodistas y no como un aspecto destacados de forma directa por el equipo de Urkullu.

Anteayer, el portavoz ni siquiera supo precisar cuánto va a costar, a quién se la encargará el Departamento de Hacienda y Finanzas y si convocará para ello un concurso público. “Si les interesa se lo contaré el próximo lunes”, acabó por asegurar. Eso sí, confirmó que será realizada por una firma de auditoria externa “en estrecha colaboración con los servicios de control económico del Gobierno vasco”.