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La policía investiga si el electricista del Códice robó en pisos

El magistrado decide enviarlos a prisión para evitar la posibilidad de que destruyan pruebas

Foto: atlas | Vídeo: Anxo Iglesias / Atlas

La foto del Códice Calixtino rodeado de trastos en ese garaje de Milladoiro que ha hecho fortuna en la prensa internacional esconde un rosario de presuntos delitos que ha enviado al exelectricista de la Catedral, Manuel Fernández, a su esposa y a su hijo camino de la cárcel. Lo advirtió el fiscal especializado en Patrimonio Antonio Roma al salir de la toma de declaración al principal sospechoso que se alargó durante más de tres horas en el juzgado de Santiago: “Es incluso más serio de lo que se ha ido publicando. Son muchas sustracciones durante muchos años de mucho dinero. Es un delito continuado de robo con fuerza”. Minutos más tarde, el juez que instruye la causa por este rocambolesco suceso lo confirmaba en un auto que pretende evitar el riesgo de destrucción de pruebas: prisión provisional sin fianza por los delitos de robo continuado con fuerza en las cosas, hurto, blanqueo de capitales y contra la intimidad de las personas.

En su breve comparecencia ante la prensa a las puertas del juzgado el fiscal deslizó algo más: la policía investiga si el operario del templo es también el autor de robos en domicilios, visto el millón largo de euros en billetes que los investigadores hallaron en sus propiedades. Fuentes de la investigación han confirmado a EL PAÍS que se trata de una hipótesis más que se está analizando y piden tiempo para escudriñar la abundante documentación, incluida esa especie de diario donde el principal sospechoso iba anotando sus presuntos delitos y que ha dejado estupefectos a los agentes.

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Su hiperactividad a la hora de dejar pruebas por escrito que le incriminan contrasta con la nula colaboración que prestó durante los últimos días a los investigadores. Solo cuando vio a sus familiares directos esposados, decidió confesar que fue él quien robó el tesoro del templo el 4 de julio de 2011, un día antes de que se conociese la noticia. Vistas las penas que castigan cada uno de los delitos que el juez le ha imputado formalmente (el blanqueo de dinero se pena con hasta seis años de cárcel, y cada hurto con fuerza con un mínimo de tres años), lo de menos para el exoperario del templo puede ser el robo del Códice Calixtino que el Código Penal sanciona con entre uno y tres años de prisión. Salvo la novia del hijo del electricista que ha quedado en libertad, el resto de los familiares imputados (su esposa y su hijo) recibieron también una orden de prisión. A ambos el juez les imputa el delito de blanqueo de dinero y a su esposa además varios contra la intimidad, por culpa de la abundante correspondencia de la catedral y algunos de sus vecinos hallada en el domicilio familiar y que fue presuntamente vulnerada.

Lo que por fin se ha descartado es el delito contra el Patrimonio Histórico, puesto que un perito especializado ratificó ayer al juez que la joya medieval no ha sufrido más desperfecto que las anotaciones a bolígrafo realizadas a finales de los setenta por un antiguo archivero de la catedral. El domingo el primer libro de viajes conocido, una joya literaria del siglo XII, regresará a la Catedral mientras las autoridades políticas y religiosas preparan un acto de desagravio en el que ya han confirmado su presencia los presidentes del Gobierno y de la Xunta, Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo.

Pese al interés del Ejecutivo gallego por exponerlo en un lugar público para aprovechar el tirón de este rocambolesco suceso, el Arzobispado planea llevarlo a un escondite secreto dentro del templo además de reforzar su custodia. El propio deán, José María Díaz, cuya locuacidad sigue sorprendiendo a los investigadores, avanzó que además de él solo dos personas ( de su máxima confianza) conocerán destino.

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