Adrià, el economista
El chef catalán solicita a las instituciones y las empresas un compromiso de largo recorrido con el Basque Culinary Center
Ferran Adrià reivindicó ayer la ausencia de complejos a la hora de utilizar los patrocinadores para conseguir financiación y sacar adelante proyectos relacionados con la gastronomía como un sector que genera riqueza y empleo. “No hay que avergonzarse del patrocinio; pongamos sus nombres bien grandes porque tenemos que cambiar la mentalidad, como hacen los americanos”, resaltó el chef.
El artífice de elBulli disertó ayer en el Basque Culinary Center (BCC), en San Sebastián, sobre su filosofía culinaria en clave económica. Con la crisis como telón de fondo, pidió a las instituciones, a las grandes empresas y a las pymes un compromiso de largo recorrido con el BCC, financiado con capital público y privado, que ha puesto los cimientos para “convertirse en 10 años en una referencia mundial”, señaló.
Presidente del consejo asesor internacional de la facultad gastronómica, Adrià recorría por primera vez sus pasillos con el curso a punto de finalizar. El motivo de su visita era presentar el primer premio Cocinando nuestros sabores, dotado con 12.000 euros y una estancia de aprendizaje en un restaurante de alta cocina. La idea es que los concursantes elaboren una receta elaborada con un producto local de cualquier punto de España.
“Se trata de recuperar y revalorizar un producto y reutilizarlo adaptándolo al gusto local”, explicó Joxe Mari Aizega, director del BCC durante la presentación del galardón, que patrocina Eroski. Un jurado de cocineros reconocidos, todavía por cerrar, fallará en otoño su concesión.
“No hay que avergonzarse
del patrocinio”, recalca el
artífice de elBulli
A primera hora de la mañana, Adrià ofreció una conferencia a los estudiantes, en la que aprovechó para reflexionar sobre el compromiso recogido en la Carta abierta al cocinero de mañana, firmada en Lima (Perú) en septiembre pasado por el consejo asesor Internacional del BCC. “Ese planteamiento sobre el futuro del sector se mantiene vivo. Estamos abiertos a ideas, a todos los sectores que quieran participen en el BCC”, señaló el chef. Y puso como ejemplo una de las sugerencias recibidas: “Dignificar” los horarios de trabajo en la restauración.
También hizo hincapié en la necesidad de que el Basque Culinary ofrezca un valor añadido: “Tenemos que trabajar contenidos para enseñar algo único y que el 70% de los estudiantes vengan de fuera”, comentó.
Se centró en China, un gigante con cuatro millones de restaurantes federados y otros 30 millones sin federar. “Un contrato de colaboración con este país sería una buena oportunidad económica”, urgió. “El BCC es global y tiene que servir para enfocarlo en clave económica”, concluyó.
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