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El truco casero para acelerar la maduración de los nísperos (y qué hacer si se te han pasado)

Verde o maduro, no te olvides de pelarlo y quitarle el hueso

Nísperos

Pese a no contar con una gran producción y no ser una de las frutas de mayor demanda, el níspero llega a la frutería en el momento preciso: justo cuando acaba la temporada de cítricos y un poco antes de que empiecen a llegar en todo su esplendor las frutas de hueso. Vamos, algo así como el puente entre el invierno y el verano. Su temporada va de abril a junio.

El níspero pertenece a la familia de las rosáceas – como el melocotón o la ciruela-, tiene forma ovalada, piel y su pulpa es carnosa, jugosa y de color amarillo anaranjado. En su interior se esconden entre tres y siete semillas de gran tamaño y color marrón.

Su origen se sitúa en Extremo Oriente (China y Japón, sobre todo). Los de procedencia japonesa tienen menos semillas, una maduración más temprana y un color más opaco, tanto la piel como la pulpa. Los chinos, en cambio, presentan más semillas, tardan un poco más en madurar y la piel es más brillante. Las variedades más frecuentes son la Tanaka, la más tardía, de color naranja intenso y muy aromática; Golden Nuget, grandes, redondeados, algo tempranos y ácidos y con frecuentes motas marrones; la Magdall, abundante en Málaga y Granada; Algerie, que es de tomo amarillo o anaranjado y sabor agridulce, y la Peluchem, de un color amarillo pálido, alargados de forma, muy carnosos y de reciente incorporación.

En la actualidad, los nísperos que llegan a nuestro mercado suelen proceder de Granada, Málaga o Alicante. En esta última existe hasta una denominación de origen: la de Callosa d’En Sarrià, zona de la que procede cerca del 70% de toda la producción nacional.

Frescas, en almíbar y hasta en cerveza

La mejor forma de disfrutarlos es frescos y en su punto justo entre la acidez y el dulzor. Busca ejemplares maduros, de carne firme y con buen color. Transpórtalos con mimo, ya que son extremadamente delicados, y consúmelos cuanto antes porque se echan a perder muy rápido. ¿Los has comprado demasiado verdes? Toma nota de este truco casero para acelerar su maduración: envuélvelos en papel de aluminio y guárdalos una hora en el congelador. Pasadas 24 horas los tendrás listos para comer.

Existen diferentes variedades de nísperos y distintas maneras de disfrutarlos: frescos, en almbíbar, como salsas o mermeladas e íncluso en cervezas.

¿Se te han pasado? Aprovecha para convertirlos en una salsa para acompañar carnes de cerdo, de pato o de pavo. Es una fruta que acepta muy bien el toque exótico, por lo que puedes probar a realizar un chutney indio de nísperos con azúcar, jengibre, cayena y vinagre. Solo tienes que triturar bien los nísperos y darles una pasada por la sartén para que se mezclen bien todos los ingredientes. Otra receta oriental es incorporarlos a macedonias en puré: basta con dejarlos macerar con un poco de sake y unas gotas de limón. El punto agridulce del níspero combina también muy bien con la fuerza de quesos de sabor potente, como el Cabrales o del Roquefort. Además, sirve como guarnición a los pescados azules, sobre todo, salmón, atún y salmonetes.

Por supuesto, también puedes encontrarlos en almíbar y en mermelada. Incluso, existen cervezas artesanas aromatizadas con nísperos.

Ricos y saciantes

Una de las grandes decepciones de esta fruta es que, además de pelarla, hay que descartar los huesos. Al final del proceso, solo se aprovecha el 62% de cada pieza. Como otras frutas, tiene un alto contenido en agua (85,6%), carbohidratos (12,1 gramos por cada 100 gramos) y un aporte energético bajo (53 kilocalorías). El níspero es rico en fibra soluble (1,7 gramos), sobre todo, pectina. La fibra, tanto la soluble como la insoluble, es clave para la salud intestinal y ayuda a visitar el baño con cierta asiduidad.

Su color anaranjado ya anuncia que van cargadas de vitamina A, que ayuda a mantener en buen estado la vista, la piel y las mucosas: 218 microgramos por cada 100 gramos de parte comestible. En su composición también se encuentran ácidos orgánicos, como el cítrico y el málico. También aportan taninos, un tipo de compuestos fenólicos con cierta acción astringente que pueden interferir en la absorción de algunos minerales. No te alarmes por esto y mucho menos dejes de comerlos: en el marco de una alimentación variada y saludable este efecto es insignificante.

En cuanto a los minerales destaca el potasio (266 mg), aunque no en una cantidad especialmente relevante.

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