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Un español en Nueva York: las fotografías de David Jiménez para evocar la ciudad de Bob Colacello

En ‘New York Memories’, el escritor estadounidense reflexiona sobre la urbe a través de sus recuerdos, acompañado por las imágenes del sevillano

David Jiménez
Imagen sin título del libro 'New York Memories', publicado por Ivorypress, donde los recuerdos del escritor Bob Colacello se alían con la fotografía de David Jiménez para aportar dos visiones complementarias de una ciudad construida a base de mitos.David Jiménez

Cuando en 1970, llegó a las librería de Nueva York la primera versión de Me acuerdo, rápidamente se agotó. Aquella singular publicación, escrita por el artista y escritor Joe Brainard, no era exactamente un libro de memorias, tampoco un libro de aforismos, sino un hilo de recuerdos desordenados, de pensamientos perdidos cargados de un gran magnetismo poético, cada uno de los cuales comenzaba por “Me acuerdo”. Paul Auster la describió como una obra maestra: “Con frases sencillas y contundentes, traza el mapa del alma humana y altera de forma permanente la manera en que miramos el mundo”. Una formula repetitiva que a lo largo de los años ha inspirado distintas publicaciones, (Je me souviens de Georges Perec y Mi ricordo de Marcello Mastroianni entre las más destacadas), y a cuya lista se suma New York Memories (Ivorypress), una colaboración entre el escritor Bob Colacello (Bensonhurst, Nueva York, 1947), y el fotógrafo David Jiménez (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1970).

A sus 23 años, y desde la atalaya de Interview, (la revista fundada por Andy Warhol, dirigida por el escritor a lo largo de trece años), Colacello era ya un privilegiado observador, y participante, de la agitada escena creativa y social de Nueva York. Dentro de aquel círculo variopinto, la publicación de Brainard impactaba por la frescura y rotundidad que alcanzaba mediante una mezcla de futilidad y de revelaciones francas. Emociones menores con frecuencia relegadas por los autores ‘serios’. “Resultaba divertido, inteligente, ligero y con mucha enjundia entrelíneas”, advierte el autor durante una conversación telefónica. “Sin embargo, era también una publicación furiosa. Las obras más furiosas pueden ser las más divertidas, y viceversa. La seriedad por si sola es aburrida y difícil de transitar. Cómo decía Francis Scott Fitzgerald, el verdadero signo de inteligencia es la capacidad de albergar dos ideas contradictorias simultáneamente”. Algo a lo que, de alguna forma, apunta New York Memories al enfrentar la escritura de un nativo, Colacello, grata, concisa y repleta de anécdotas, con la visión, frecuentemente más aséptica, de un extranjero, Jiménez, un acercamiento más enigmático y silencioso que se expresa a través de imágenes en blanco y negro, fuertemente contrastadas, que sin perder lo esencial, en ocasiones se tornan más abstractas y dan pie a la dramatización y a la indefinición.

“Es la pieza que más fácil me ha resultado de escribir”, asegura el autor. “No tanto por su brevedad, sino porque una vez que decidí hacer un tipo de homenaje / parodia de Me acuerdo, todo cayó en su sitio. Podía haber escrito mil Me olvide más”, añade, refiriéndose a su decisión de substituir el Me acuerdo por un mucho menos melancólico Me olvidé. Tal vez, recordando que había olvidado aquello que le dijo Fereydoon Hoveyda, ex representante de Irán en las Naciones Unidas: “La nostalgia es un signo de que una sociedad teme al futuro”. Aún así, el libro exuda la añoranza del pasado a lo largo de un planteamiento cronológico que va desde la niñez del autor en los suburbios de la ciudad hasta nuestros días. “Creo en la nostalgia de la madurez”, admite el escritor. “Es importante tener un sentido de la historia. Aprender de ella. La historia está llena de grandes caracteres, grandes líderes, civilizaciones que emergen y luego caen. Historias increíbles. Sin embargo, considero que hoy, el problema no está tanto en el exceso de nostalgia, sino en la tendencia a observar la historia desde la ideología del presente, destaca. “En términos de añoranza, sí, claro que echo en falta Studio 54, aunque si volviera seguro que no iría. Lo único que realmente añoro es mi máquina de escribir. Me gustaría ser lo suficientemente valiente para tirar mi ordenador al Atlántico”, confiesa el autor.

David Jiménez
Imagen sin título del libro 'New York Memories'.David Jiménez

La historia también cobra peso en la obra de Jiménez. El autor de Infinito —considerado uno de los trabajos pioneros del fotolibro español—, asegura que, “de repente”, Nueva York se le antoja “como una nueva Roma”, ciudad en la que el autor ha centrado su trabajo de estos últimos años. “Mientras Roma se muestra como un conglomerado compuesto de estratos de la historia occidental, Nueva York contiene la mayor diversidad de elementos que quizá se pueda ver en nuestro tiempo. Toda una amalgama de gentes y tipologías, de estratos sociales y económicos. Capas que se superponen en un espacio de tiempo más reducido y más actual”.

“Resultó un reto buscar nuevos aspectos, lo insospechado, en los lugares más icónicos de la ciudad”, admite David Jiménez

New York Memories es un libro que seduce tanto por su simplicidad y elegancia como por la sustancia que se concentra en sus páginas. Su pequeño formato resulta adecuado para generar el grado de intimidad que conlleva toda memoria, y su verticalidad contribuye a trasmitir las distintas sensaciones que experimenta el paseante al deambular entre los rascacielos de la ciudad, a través de imágenes que resultan atemporales. “Resultó un reto buscar nuevos aspectos, lo insospechado, en los lugares más icónicos de la ciudad”, admite el fotógrafo.

“Me olvidé de que Truman Capote me dijo, ‘No escuches a Andy ¡No sabe lo principal del amor!”, escribe Colacello a lo largo de una narración construida con recuerdos, que, como ocurría con el libro de Brainard, transcienden al autor y se convierten en una memoria colectiva, donde todo tiene cabida; el glamur, el feminismo, el crimen o los vaivenes del mundo artístico. El retrato de una ciudad que siempre se reinventa a sí misma. Es también el relato de un momento y, sobre todo de un espíritu, donde la coexistencia del underground con la cultura de las celebridades dio lugar a un fértil encuentro. “Cuando acabó la guerra del Vietnam, mi generación dejó de lado la protesta y se puso a bailar al ritmo de la música disco que venía de los clubs de negros. Después acudimos a los clubs de gays. Más tarde, todos empezamos a bailar juntos. Sin barreras ni etiquetas”, recuerda el escritor.

“Otro factor que ha empeorado la situación, y no solo en Nueva York, es la corrección política que nos rodea, así como la cultura de cancelación”, se lamenta Bob Colacello

“El sida y el 11-S lo cambió todo. Desde entonces no ha sido posible ser tan frívolo o decadente como en las décadas anteriores. Pero otro factor que ha empeorado la situación, y no solo en Nueva York, es la corrección política que nos rodea, así como la cultura de cancelación. Hoy, la gente tiene mucho más miedo; miedo cada vez que uno va al aeropuerto y prácticamente le desnudan a uno; miedo a tener que medir cada palabra que utiliza en un debate público. El temor no se presta al joie de vivre. Aún así, la gente joven sigue llegando a la ciudad, y, aunque la vida resulta mucho más dura y cara, existe mucha energía creativa. Siempre ocurren cosas nuevas. Sin embargo, no sé si alguna vez se podrá llegar a ese lugar de casi éxtasis al que se llegó a finales de los setenta y principios de los ochenta.

David Jiménez
Imagen sin título del libro 'New York Memories'.David Jiménez

“Me olvidé de que Diana me dijo que mi labor como editor de Interview no era dar a la gente lo que quiere, sino darle lo que aún no sabe que quiere”, escribe Colacello. El consejo de Diana Vreeland, la legendaria editora estadounidense, retumba en la cabeza del lector, tristemente familiarizado con los preceptos de la vacua, predecible y tirana era de los likes. “Lamento decir que son las masas las que mandan, no las élites”, advierte el escritor. “Vreeland estaba allí para abrir los ojos a la gente. A los lectores de clase media de una América muy provinciana a la que familiarizó con lo que ocurría en otros lugares. Mejoraba sus vidas en vez de aburrirlos con fórmulas ya conocidas. Cuando Andy me contrató como editor, no tenía ninguna experiencia. No sabíamos a dónde íbamos. Por esos hicimos algo distinto. Algo nuevo”.

New York Memories es más una puerta abierta a una ciudad que tan solo unas memorias. “Me olvidé de que pase lo que pase Nueva York sigue adelante, los pies en la tierra, la cabeza erguida, el corazón y la mente abiertos”.

New York Memories. Bob Colacello y David Jiménez. Ivorypress, 2023. 120 páginas. 32,25 euros.

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