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Rodrigo Cuevas, folclore para el futuro

Asturiano plurilingüe, cantante extraordinario y especialista en el arte de conectar las manifestaciones de lo popular, el ganador del Premio Nacional de Músicas Actuales escribe breviarios de heterodoxia musical. La última entrega, recién editada, se titula ‘Manual de romería’

Rodrigo Cuevas, fotografiado en 2022.
Rodrigo Cuevas, fotografiado en 2022.INMA FLORES (EL PAIS)

Rodrigo Cuevas es el epítome del folclore hecho carne de heterodoxia sonora. Asturiano plurilingüe, el flamante ganador del Premio Nacional de Músicas Actuales 2023, otorgado este lunes por el Ministerio de Cultura, debutó en 2012 con el álbum Yo soy maga, un repertorio de canciones gallegas, y más tarde lanzó el EP Prince Of Verdiciu y un disco de igual formato con el que homenajeó a Tino Casal. En 2019 rompió el círculo formado por una minoría de enterados para asombrar a todo el país con Manual de cortejo (Iris Música / Altafonte). El músico repite ahora su hazaña con Manual de romería (Iris Música / Sony). Artista de la pista, cantante extraordinario, Cuevas es el estuario musical en el que confluyen las raíces de lo popular, la atmósfera descarada del cabaret rural y la verbena a cielo abierto (algunos lo llaman rave).

Punta de lanza del folclore reformulado, este perturbador ejemplar de la periferia encabeza una larga lista de creadores que están reconfigurando la world music (disculpas por la imprecisión del término) en el siglo XXI. Un inventario que va de Baiuca a Maestro Espada, de Guitarricadelafuente a Idoipe, de Germán Díaz a Romero Martín, de Neomak a Marala. Nacido para el escenario, Rodrigo Cuevas es la versión canalla y actual del gran Eliseo Parra, quien durante décadas ha mostrado las venas abiertas del folclore de las Españas. Deslenguado, pero preciso; hiperbólico, pero comprometido; audaz, pero reflexivo, el asturiano construye un discurso en el que conviven la defensa de su identidad con el humor ácido y la ironía fina, lo cotidiano con lo trascendente, el pasado con el futuro. Textualmente agitador y musicalmente revoltoso, Cuevas hace ritmos de las hablas locales, dardos de las palabras, y juegos malabares con las músicas.

Manual de cortejo (o Rodrigo Cuevas ronda a Refree), su álbum de despegue producido por ese Rey Midas de los estudios de grabación llamado Raül Fernández, fue sin duda su trabajo más experimental, tanto musicalmente como en el tratamiento de las voces. La portada del álbum, obra de Ricardo Villoria, presenta a un Cuevas trasmutado en elegante y embetunado demonio de El día de la bestia, dispuesto para un cortejo sin contemplaciones, urbano y tentador, imagen elocuente del contenido del álbum (“Bien sé que estás en la cama / Bien sé que durmiendo no / Bien sé que tienes la mano / donde el pensamiento yo”). Rodrigo marca el camino de la renovación y de la transformación, pero las búsquedas y hallazgos de Refree están tan en primer plano como las del cantador.

BABELIA 10/10/23 MUSICA RODRIGO CUEVAS

Ahora, en Manual de romería, el reclamo de la carpeta y las imágenes de su interior, procedentes de un óleo pintado por Ruiz Pérez, los desnudos ya no tienen la carga agresiva del refinado macho cabrío de Manual de cortejo. Es un erotismo de tintes bucólicos, de romeros y romeras en comunión (¿sexual?) con la naturaleza; un neojipismo impresionista de hedonismo y solaz. La romería es una conmemoración religiosa y, a la vez, una fiesta gozosa y placentera. Rodrigo, más que religioso, es ritualista y su romería es un espacio simbólico de celebración de la vida, de juegos eróticos, de representación, de liberación y de bálsamo para heridas del pasado.

Satisfecha su vena más radical con Manual de cortejo y saciada con sus poderosos e hiperbólicos directos su necesidad de reinar en la fiesta nocturna, Rodrigo Cuevas ha optado en Manual de romería por una apuesta de perfil más sobrio, pero no menos brillante, compartiendo la producción con Eduardo Cabra (alias Visitante Calle 13), que también aporta instrumentaciones varias; un trabajo en el que, en general, la sutileza prima sobre lo evidente. Pero hay más: aun continuando con la fórmula de trabajar con letras y músicas tradicionales llevadas a su terreno, ahora este romero de tacón y cuerpo al aire ofrece muestras más abundantes de su desafío como letrista y compositor.

Manual de romería es un erotismo de tintes bucólicos, de romeros y romeras en comunión (¿sexual?) con la naturaleza; un neojipismo impresionista de hedonismo y solaz”.

Con BYPA, un hermoso canto a la vida natural, que cuenta con las polifonías corsas de las voces del grupo A Filetta, abre el rosmarino en lengua asturiana su viaje. Romería es un redondo paradigma de la combinación entre canto y expresión vocal próxima al spoken word, que se repetirá en otras piezas. La hermosa Valse, con el tres, la guitarra y el cuatro venezolano de Bayoán Ríos, y Allá arribita tienen un juguetón aire de tonada latinoamericana, ritmo también presente, de fondo, en la enérgica Más animal, que parte de una melodía tradicional y cuenta con la participación de la cantante puertorriqueña iLe. Por su brío, enlaza con Muñeira para a fila da bruxa, de Manual de cortejo, y refrenda su animalidad con estrofas como esta: “Venga baile, venga fiesta / y hasta que se rompa el suelo / que si rompen los zapatos / pa’ eso están los zapateros”. Matinada (Resaca) es justamente eso: una reflexión en un día de bajón etílico a la que se le resta solemnidad con estribillos en francés y una ambientación de banda sonora (el pasaje final recuerda mucho al riff del tema principal de Misión imposible).

Dime ramo verde, cuya historia quiere exorcizar los fantasmas del pasado (“Contener la puta rabia en la pizarra / con el odio que tienes que tragar / cuando aquella profesora a ti te aparta / y luego manda a los matones a jugar”) mientras se enreda con estrofas pastoriles, es un espléndido modelo de melodía y ritmo; de canto sinuoso y casi rap, todo ello acompañado por un coro de cuatro niños y dos adultos. Casares, que recoge los bailes jota, titos y agarrao, parece la canción más tradicional, pero el acompañamiento de una fanfarria electro desmiente la primera impresión. La bailable Cómo ye?! mantiene una atmósfera deliberadamente retro, y Yo nun soi marineru, en la que se escucha un sampleado del arte de El Presi (1908-1983), cantante asturiano dado a la mezcla y a la conexión musical, y que Beatriz Díaz refuerza con su voz, suena a una muy personal opereta pop. Y para que quede clara la cosa de la raíz, Manual de romería introduce, como individualidades dentro del conjunto, grabaciones de campo registradas en Sejas de Aliste y Robledo de Sanabria (Zamora), Villamanín de la Tercia (León) y Caldones (Asturias). Doctor en el arte de conectar diferentes manifestaciones de lo popular, Rodrigo Cuevas no escribe breviarios de autoayuda sonora, sino manuales de heterodoxia musical.

Manual de Romeria

Rodrigo Cuevas

Manual de romería
Iris Música/Sony

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