La mayoría de padres y madres reciben este diagnóstico con un gran sobresalto. Para la también experta en talento, la falta de información sobre qué supone y los falsos mitos asociados a él genera en las familias confusión y miedo
Educar no es una tarea nada fácil, conlleva aprender mediante muchas experiencias a través del ensayo y el error. No está exenta de conflictos o dificultades, pero también puede convertirse una tarea fascinante y muy enriquecedora
Educar desde la orden provoca que el menor muestre dificultades para gestionar correctamente sus emociones y para identificar lo que está bien o mal. Desde pequeños deben aprender a negociar desde el respeto, a expresar lo que sienten o necesitan sin miedo a ser juzgados
Las familias son un elemento clave en la educación digital de los menores. Seis cosas que pueden hacer los padres para que niños y adolescentes aprendan a hacer un buen uso de móviles y tabletas
Mientras algunos progenitores lo ven como una forma de reconocer la labor de los docentes, otros no creen que se les tenga que obsequiar por hacer bien su trabajo. También están aquellos que solo hacen su aportación para evitar las críticas del resto
Aprender a ser feliz en la crianza conlleva aceptar que las cosas no saldrán siempre como se desea y que los hijos no necesitan tener unos padres perfectos
En la adolescencia se necesitan estructuras y pautas claras. Las normas deben ser coherentes, lógicas, comprensibles y firmes para que sean efectivas, y estar dictadas desde el consenso y con flexibilidad
Los padres tienen un papel esencial en que sus hijos mantengan un vínculo sano. Deben observar las relaciones que se establecen entre ellos y potenciar el respeto mutuo, la asertividad y la comunicación
El cariño es totalmente compatible con establecer normas y límites claros que enseñen lo que debe o no hacer. La forma en la que queramos a un niño o un adolescente será la forma en la que se quiera él mismo
Encontrar el estilo educativo con el que se está más cómodo o seguir siempre las mismas normas, independientemente del estado de ánimo, ayudarán a lidiar con el día a día
Los expertos marcan los siete años como la edad de inicio de los embustes intencionados. Crear una relación sólida y de confianza donde el menor pueda expresar lo que siente o necesita es fundamental
Mostrar atención y amor a un menor nada tiene que ver con malcriarle, el niño o adolescente necesita consolidar relaciones afectivas sólidas y seguras que le ayuden a desarrollarse
Los padres y madres deben establecer sobre el niño unas perspectivas adecuadas que le hagan sentir que confían en él, que le quieren sin condiciones y que le animan a ser valiente
El joven necesita sentir que sus padres saben lo complicado que es para él hacerse mayor, que son conscientes que aún no está preparado para actuar y decidir desde la reflexión y que validan sus emociones
Escribir una lista con objetivos realistas que fomenten el desarrollo personal de niños y adolescentes es la mejor opción para empezar el año nuevo con buen pie. Es una manera de que los menores aprendan a esforzarse por lo que desean y a respetar a los que les quieren
Muchas veces los adultos alzan la voz porque sienten que no pueden manejar una situación, están cansados o saturados. Pero los chillidos pueden deteriorar la relación paternofilial y producir en los menores miedo o dañar su autoestima
Un menor desengañado se comporta con ira, impotencia o tristeza. Los padres deben enseñarle que cualquier error es un aprendizaje y a enfrentar con optimismo el fracaso a la vez que evitan la sobreprotección
Valorar las acciones y saber lo que cuesta conseguir las cosas fortalece la tenacidad de los menores, les enseña a ser resilientes, a asumir responsabilidades y a afrontar los problemas con realismo
Aunque al principio pueden resultar tediosas, una vez interiorizadas las tareas del día a día resultan beneficiosas a nivel psicológico y también mejoran la autonomía y la responsabilidad de los niños y la convivencia familiar
Este método requiere esfuerzo, tiempo y dedicación y sus efectos son a largo plazo. No se limita solo a la educación de los niños, también mejora la convivencia familiar
Que los niños discutan no significa que no se quieran, tengan un mal vínculo afectivo o nunca vayan a llevarse bien. Adultos y menores deben aprender a desdramatizar estas situaciones cuando se produzcan
Las consecuencias de atar en corto a los niños es que no reconozcan sus emociones o que les cueste asumir el fracaso. Los progenitores deben fomentar su autonomía de forma que sean personas capaces
Vivimos en una sociedad extremadamente competitiva donde no hay lugar para los tropiezos, para los segundos puestos. Donde parece que se educa para tener que ganar siempre, para ser los mejores en todo aquello que se hace
En ocasiones, los padres muestran dificultades para entender y acompañar a estos chicos adecuadamente, y tienen miedo de que se cierren. Los expertos recomiendan buscar asesoramiento para evitar que la familia sufra una desestabilización
El éxito va más allá de lo material: se trata de que los niños sean capaces de las personas que le quieren, que aprendan a tratar el miedo con respeto, que disfruten de lo cotidiano
No existe ninguna justificación nutricional que evidencie que se deba obligar a comer a los menores, pese a que a menudo los padres creen tener la potestad para decidir cuánto y cómo deben alimentarse
Rellenar los momentos de desidia en verano con dispositivos digitales aleja a los padres de una buena práctica educativa. Que sepan lidiar con esas horas vacías es tan importante como ofrecerles actividades alternativas
La experiencia explica que en la educación no existen atajos o recetas mágicas que aseguren que se va a hacer siempre bien. Lo que ha funcionado a la perfección con el primer hijo de poco sirve con el segundo
El inicio de la juventud es el período evolutivo en el que los hijos empiezan a interpretar el mundo a su manera y donde la falta de recursos hace que ambas partes adopten una comunicación violenta en la que se normalizan los gritos o las comparaciones
Las pataletas aparecen entre los 18 meses y los 4 años y son una manifestación de la inmadurez propia de la edad, de un cerebro que aún no está preparado para autocontrolarse
Enseñemos a nuestros hijos a convertir cada contratiempo en una gran oportunidad para aprender, para mejorar, para intentar buscar la mejor versión de uno mismo
La adolescencia es el período de desarrollo en el que el menor debe enfrentarse a numerosos cambios físicos, psicológicos, cognitivos, emocionales y sociales que les provocarán mucha inestabilidad e incertidumbre
Es primordial que los niños vean que en nuestra separación existe la armonía, el respeto y la coherencia y que ellos no se convierten en moneda de cambio
La adolescencia es sin duda la etapa más desafiante para la crianza. Un período convulso que a menudo a las familias nos desconcierta. Un período en el que no es fácil sintonizar con ellos
Hablar de un fallecimiento a nuestros hijos no es cosa sencilla, nos cuesta hacerlo porque, desde la protección y el amor más absoluto, no queremos que sufran