Dar una paga semanal y otras claves para enseñar a los hijos educación financiera
Aprender el valor del dinero y adquirir hábitos económicos saludables dotará a un niño de independencia, potenciando su autoestima y ambición, y le convertirá en un consumidor de futuro inteligente y responsable
La educación financiera continúa siendo una asignatura pendiente en el sistema educativo de España. Seguimos a la cola de los países que realizan una buena formación financiera a sus estudiantes. Una materia que sigue sin aparecer en los planes de estudios de la Educación Primaria y muy vagamente se trabaja durante la Secundaria. Por lo tanto, tenemos una escuela que no prepara a los niños y jóvenes en la planificación y gestión de sus fianzas. Algo importante para su futuro.
En una sociedad como la nuestra, sumamente consumista, exigente y que va a una velocidad vertiginosa, es de vital importancia que los niños, desde pequeños, aprendan el valor del dinero y adquieran hábitos financieros saludables. No solo para aprender a gestionar correctamente su dinero, sino también para desarrollar su capacidad de retrasar la gratificación y la capacidad de ahorro. Una cultura financiera que les permita adquirir los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos necesarios para poder gestionar sus finanzas personales.
La educación financiera es un elemento crucial para el desarrollo de una sociedad equitativa y próspera. Sus beneficios son múltiples, destacando la sustentabilidad económica, la planificación a corto y largo plazo y la toma de decisiones informadas y responsable en ámbitos mercantiles. Una educación esencial para el bienestar económico y la estabilidad tanto a nivel individual como colectivo. Se sabe que esta falta de alfabetización financiera tiene efectos importantes en el bienestar de la persona a lo largo de su vida, creándole mucha vulnerabilidad económica y provocando que sus gastos sean más impulsivos e innecesarios. Esta desinformación puede llevar a tomar malas decisiones que terminarán afectando el bienestar personal y familiar. La falta de formación puede provocar que el niño, en un futuro adulto, acabe asumiendo hipotecas de alto riesgo, caiga en fraudes, sea víctima de créditos con tasas de interés abusivas o realice inversiones económicas arriesgadas.
Desde una edad temprana es esencial enseñar al niño cómo funcionan los mercados financieros y cómo las decisiones económicas que vaya tomando, en su día a día, pueden afectar en su vida. Cuando un menor sea capaz de gestionar su propio dinero, le dará el valor que merece, sabrá invertirlo y ahorrarlo adecuadamente. Una buena educación financiera permitirá al niño valorar aquello que compra o ya tiene y, en un futuro, tener una buena estabilidad económica, adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para administrar su dinero de manera efectiva y comprender el mundo de la inversión y las oportunidades que este puede ofrecer. Le dota de autoconocimiento e independencia, potenciando su autoestima, ambición y mejorando su calidad de vida y sus relaciones sociales.
¿Cómo podemos enseñar en casa educación financiera?
- Enseñar al niño la diferencia que existe entre las necesidades básicas como la alimentación, la ropa, los estudios o los suministros de luz, gas o agua, y el capricho, el valor y el precio de las cosas, el ahorro o el ser avaro. Dejar claros estos conceptos le ayudará a convertirse en un consumidor inteligente y responsable.
- El adulto debe convertirse en el mejor ejemplo a la hora de administrar correctamente el dinero en casa y hacer frente a los gastos. Será muy importante que el adulto explique al niño cómo se organizan el presupuesto y los gastos en el hogar y que le motive a participar en la gestión del dinero, ayudando a hacer la lista de la compra o aprender a comparar precios de los productos que más habitualmente se adquieren.
- Dar una paga al niño semanalmente le ayudará a aprender el concepto de ingreso y practicar habilidades financieras como el ahorro y el gasto. Hay que recordar siempre que la paga no debe estar asociada a la realización de las responsabilidades que el menor tiene en casa. Además, se le pueden ofrecer oportunidades para que gane dinero, realizando alguna tarea extra o ayudando a algún familiar o vecino.
- Alentar al menor a gestionar su propio dinero, siendo consciente de lo que tiene y gasta, inculcándole la cultura del esfuerzo para poder conseguir aquello que se proponga. Animarle a hacer una lista de deseos y ahorrar para conseguirlos a través de una hucha o una cuenta de ahorro infantil facilitará que consiga sus objetivos.
- Enseñar al niño a comprar de forma inteligente y segura será fundamental para que se convierta en un consumidor responsable. Se le deberá explicar cómo puede comparar precios de un mismo producto para poder ahorrar, a analizar la publicidad y a elegir el producto que quiere comprar, teniendo en cuenta los pros y contras de su decisión como, por ejemplo, la calidad o la necesidad de utilización.
Un niño que adquiera unos buenos conocimientos y hábitos financieros será capaz de administrar su dinero de forma autónoma, responsable y eficiente. Dialogar abiertamente sobre el dinero en casa y enseñar cómo gestionarlo fomentará en el menor la paciencia, el valor del esfuerzo, la autoestima y le regalará los conocimientos necesarios para ser un adulto con una buena estabilidad económica. Como decía el economista y artista Phineas Taylor Barnum: “El dinero no sirve para nada, a menos que conozcas su valor por experiencia”.
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