Julien Gracq, el pulidor de oro
Digan lo que digan, no creo que el escritor francés pueda confundirse con el pelotón de los llamados ‘antimodernos’. Él creó una obra inmune y solitaria, eterna, ajena a los premios y a la televisión
Digan lo que digan, no creo que el escritor francés pueda confundirse con el pelotón de los llamados ‘antimodernos’. Él creó una obra inmune y solitaria, eterna, ajena a los premios y a la televisión
José Bergamín era el desasosiego y la burla hechas fuego, un indiscutible problema para la gazmoña banda franquista, que le forzó a exilarse varias veces en su larga vida