Gregorio Mirabal, líder indígena: “Lo que está pasando en la Amazonia es una pandemia climática”
El miembro del Comité Estratégico del Panel Científico por la Amazonia advierte que la sequía en Brasil es solo una pequeña fotografía de lo que vive toda la región. Y pide financiamiento climático para combatir el problema
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Las imágenes sobre lo que se está viviendo en la Amazonia se han quedado grabados en los ojos e muchos. La actual sequía no solo ha generado que poblaciones en Brasil queden incomunicadas por perder sus ríos de acceso, sino que grandes cantidades de peces y de los icónicos delfines rosados hayan aparecido muertos. Aunque son muchas las razones que han llevado a que la Amazonia viva este escenario, para Gregorio Mirabal (56 años), miembro del pueblo indígena Kurripako de Venezuela, departamento Amazonas, no hay otra forma de describir lo que pasa que como una nueva pandemia: “la pandemia climática”. “Es la contaminación por mercurio, la deforestación, la sequía, el cambio climático, todo lo que nos ha llevado a esto”, afirma.
Como parte del Comité Estratégico del Panel Científico por la Amazonia (SPA por sus siglas en inglés) y como coordinador de Cambio Climático y Biodiversidad de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), Mirabal insiste en que el paso más urgente para evitar este tipo de consecuencias es que se les reconozca y titule a los indígenas su territorio, pues son ellos los que han demostrado que mejor lo conservan. También advierte que el clima en la región se ha vuelto impredecible, y que lo que se está viviendo en Brasil es solo una pequeña fotografía de lo que se vive en toda la región.
Pregunta. Hemos escuchado noticias drásticas sobre la situación del lago Tefé, en Brasil, y la muerte de delfines. ¿Pero cuál es la actual situación del resto de la Amazonia?
Respuesta. Lo primero que hay que decir es que con el fenómeno de El Niño y con la crisis climática, sumado a la pandemia de la covid-19, que no solamente fue de salud, sino fue ambiental, porque vino con incendios, un alto índice de deforestación y de minería, la Amazonia está viviendo un proceso de vulneración muy fuerte. De hecho, yo considero que, en este momento, estamos ante una nueva pandemia, que sería la climática, y es lo que hemos llamado el punto de no retorno. Y, bueno, sobre lo que está sucediendo en Brasil, donde está la Amazonia más grande, con el 60%, pero en donde hay menos pueblos indígenas, es una situación drástica que se está llevando todo el foco. Pero hay que recordar que toda la Amazonia está interconectada, y lo que está pasando con los delfines, con la sequía, está pasando en todos los ríos, también afectados por la contaminación con mercurio.
P. ¿Y qué es exactamente el punto de no retorno? ¿Cuáles son los riesgos?
R. Hay dos riesgos. Uno, es que que, en unas partes, la Amazonia se va a inundar completamente y, en otras partes, se va a secar totalmente. Entonces, cuando se habla del punto de no retorno lo que significa es que la Amazonia se convierta en una sabana y superemos, a nivel global, el aumento de la temperatura por encima de 1.5° C. La consecuencia es global. Perderíamos todos.
P. Cómo comunidades indígenas y como parte de COICA, ¿qué les genera escuchar y ver lo que sucede en el Amazonas?
Es un recordatorio. Como se sabe, y lo han dicho estudios de Naciones Unidas, donde hay comunidades indígenas, hay como un 70% o 80% de conservación del agua, los bosques y la biodiversidad. Pero lo que vemos es que nosotros conservamos, y por otro lado el sistema económico mundial actual no necesita los árboles, sino lo que está debajo: el petróleo, el oro, los combustibles fósiles, y eso genera mucha contaminación. Hay destrucción. Entonces nuestro punto es el siguiente: si no se protege la Amazonia para 2025, si no se para la deforestación, vamos a caer en el punto de no retorno. El mundo dice que toca proteger el 30% del planeta para 2030, pero nosotros decimos que en la Amazonia debe ser el 80%.
P. ¿Cómo ha vivido usted personalmente estos cambios?
R. Le voy a poner el ejemplo de mi territorio. Yo estoy en la frontera entre el río Guanía y el Orinoco, entre Venezuela y Colombia, y más arriba está el río Negro, en Brasil. Allí, en los últimos tres años se ha vivido el fenómeno de las inundaciones, de lluvias en tiempos que no eran de lluvia, pero también se están secando ríos cuando antes llovía. Es decir, ya los calendarios ecológicos nuestros se distorsionaron. Y eso está pasando en toda la Amazonia, porque lo hemos hablado con los hermanos de Perú, de Colombia, de Brasil. Las chacras ya no producen los mismos alimentos, porque, o no hay agua, o se nos inundan completamente y no se puede sembrar nada. Antes había un equilibrio en el calendario natural, se sabía cuándo cosechar, cuándo prepararse para el verano o para el invierno. Ahora eso es imposible.
P. ¿Qué solución plantean a corto y a largo plazo durante una sequía así?
Soluciones que tienen que ver con nuestros Gobiernos. Este año se hizo la Cumbre de la Amazonia, en Belém de Pará, y se firmaron 100 acuerdos. Eso fue en agosto, pero, ¿qué ha pasado con si quiera la primera promesa? No se ha convocado la primera reunión para la planificación. Entonces eso refleja que los Gobiernos de América Latina actúan es por emergencia, esperando que se venga la catástrofe o la pandemia climática, como yo le digo. Lo otro, es que son los Gobiernos los que tienen el dinero. Uno de los ejes para prevenir este tipo de eventos, como las sequías, es que el financiamiento climático llegue a las comunidades, porque no nos llega sino el 1% o 1.5%. Se está destinando el dinero es más para mitigar el cambio climático en las grandes ciudades. También se necesita mayor presencia estatal para afrontar problemas como la minería y la deforestación. Actualmente se cree que cada cinco segundos se pierden casi 5.000 metros cuadrados de bosques tropicales y eso es irreversible. Y por último, es que nosotros venimos más de 20 años exigiendo la titulación de nuestros territorios, porque los conservamos. Pero no nos lo han reconocido aún, entonces cualquier puede entrar y derribar bosque. Finalmente, todo es voluntad política.
P. Teniendo en cuenta que la Amazonia es multirregional y clave para la regulación climática del mundo, ¿cuál es el rol que cree que deberían cumplir Gobiernos no amazónicos ante esta crisis?
R. Voy a responder con otro ejemplo. Cuando estalló la guerra en Ucrania, o como está sucediendo ahora en Israel y Palestina, la cantidad de plata que se ha dado para su apoyo ha sido increíble. Pero esos despliegues de guerras nos preocupan porque se sostienen es con naturaleza, con el petróleo. ¿Y de dónde vienen esos recursos? De América Latina, lo que amenaza más a la Amazonia. Nosotros le escribimos una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiendo una moratoria al petróleo en el Amazonas y una transición energética justa. Pero parece no importarles. Igual sucede con el Gobierno chino, que no ha manifestado ninguna preocupación por preservar la Amazonia. Lo que sí podemos rescatar es el interés de los países de la Unión Europea, como Noruega, Finlandia, Alemania o Francia, que han dado muestras de apoyarnos.
P. ¿Justo esta semana se celebró el Día de la Raza, que tiene unos patrones de colonización muy fuertes? ¿Qué significa para ustedes?
R. En mi organización se conmemora es el 11 de octubre, pero es más una fecha para reflexionar, un día de luto. De recordar que nosotros teníamos un mundo, una forma de vida y que nos hicieron aparecer como un mundo nuevo, aunque ya llevábamos más de 100.000 años aquí. Es una fecha para recordar que millones de indígenas desaparecieron del planeta. Antes éramos entre 15 y 20 millones y ahora solo somos 3 millones en el Amazonas. A nivel mundial somos solo el 6% de la población. Pero el mensaje que quiero dejar es de esperanza, de resistencia. De entender que nosotros, que el Amazonas, debe ser un patrimonio mundial para poder seguir viviendo en el planeta.
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